CXXIV

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Jongdae tiene gripe.

Minseok se sienta al lado de su esposo y aún si Dae se niega a que lo haga por miedo a contagiarlo, Minseok decide dejar de lado la taza de café para abrazar a su esposo.


—Nunca me haces caso.


—Ni tú a mí, tengo un chingo de moquera mi amor.



Minseok ríe pasándole un pañuelo más a su esposo.



—Es tu culpa.


— Mi príncipe quería tacos, y si mi príncipe quiere tacos, tengo que hacer lo que sea para que mi vida tenga sus tacos.


Minseok niega tomándole la temperatura a su esposo tocando su frente y revisando su reloj.



—Igual pudimos ir a comprarlos después de que dejara de llover mi amor.



Jongdae abulta los labios y Minseok se pregunta cómo es que tal acto lo hace ver adorable y sexy.




—¿Y dejar que tu pancita comenzará a rugir?, no, ni loco, habré fracasado en mi labor como tu marido.


Minseok no debate más, solo suspira y aleja su mano. Un escalofrío recorre su cuerpo cuando Jongdae coloca sus manos sobre su cadera y lo sostiene firmemente, la conexión que se forma entre ambos es tan electrizante que ambos pueden jurar que hay una especie de campo magnético alrededor de ellos. 


Minseok cierra los ojos acercándose lentamente a su esposo, su nariz roza muy tenuemente la ajena y una risita se escapa de sus labios.


¿Cuánto tiempo ha pasado desde que conoció a su esposo? Minseok ni siquiera empieza a contar cuando Jongdae murmura sobre sus labios. 


—Menos de lo que quisiera...


Y aunque la extraña conexión se rompe cuando Minseok se sobresalta, ninguno dice nada, se quedan en silencio abrazados, con pequeñas caricias siendo repartidas entre ambos.


La lluvia sigue cayendo afuera. 


Y el pequeño campo magnético que los cubre se queda con ellos toda la noche, a la mañana siguiente y Minseok está seguro que será así por el resto de sus vidas. 


Siendo ellos, simplemente ellos. 






——————




Ok.

Un mundo de emociones. 

Supongo que muchos esperaban una actualización previa al alistamiento de Jongdae, pero se me juntaron un par de cosas y no pude terminar esto, así que pido disculpas...aunque debo añadir que la falta de tiempo no fue la única razón... 

¿A quién no le han roto el corazón en otoño? 



Entre dinosaurios y doctores | ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora