XXI

2.3K 396 21
                                    

Minseok nació siendo el hijo único de una familia campesina muy humilde.


Desde pequeño, se imagino ser un feliz médico para curar a las personas que sentían algún dolor.


— Vete, por favor, vete.



— No.



Aquel día, Jongdae rodeo su cuerpo con tanta fuerza, incluso los golpes en el rostro no lo hicieron alejarse.


Obedeció a su sentimental corazón dejando de lado su actitud traviesa, alejando el muro que había construido para no asustar al mayor con sus sentimientos.


Jongdae abrazó a Minseok con tanta fuerza, necesidad, buscando transmitir todo lo que sentía en ese abrazo dejándose guiar por sus sentimientos.



— Por favor... Jongdae...



— No, ni hoy ni nunca me pidas que me vaya.


Minseok odia el dolor, por eso eligió su profesión desde hacía tanto que se olvidó del hecho de que él también era un humano frágil y susceptible al dolor como cualquier otro.



— Te amo, te amo desde la primera vez que te vi detrás de tu escritorio regañándome.



— Entonces...¿por qué? ¡¿Por qué?!


Jongdae sabía que se refería al beso, y con todo el dolor de su alma decidió abrir su frágil corazón al único hombre capaz de curarlo.



Minseok descubrió tanto en aquellas palabras del hombre que siempre parecía sonreír, entendió demasiadas cosas que jamás pensó entender.  Como esa sonrisa traviesa guardaba heridas grandes en su vida.


Y se dio cuenta de cuan frágil humano  era que necesitaba de alguien como Jongdae para poder ser feliz y fuerte.



— Y fue por eso. Pedir perdón no sirve, pero si me dejas demostrarte que realmente te merezco, no dudaré en dedicar toda mi vida a ello.




— Tú...

— Por favor, se lo ruego doctor Kim, acepte mis sentimientos y déjeme cuidar de tu usted.










Entre dinosaurios y doctores | ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora