XXXIV

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Precioso...

—¿Qué sucede, mi amor?

— Hoy, esa bata se te ve radiante...




Ver esa expresión torpe que Minseok adquiría cada vez que Jongdae le decía algún cumplido, era lo mejor del mundo para el empresario.



—Jongdae...




Y sin embargo, la forma en la que Minseok se volteaba a verlo, y esas mejillas redonditas de color rojo haciéndose más notorias lo hacían perder la noción de todo.


Minseok tenía esa magia que volvía el mundo de Jongdae especial, como si nada malo existiese,  como si todo fuese perfecto.


E inventarse excusas, como esa, en la que acudía a su novio porque le dolía la cabeza...no eran más que excusas para verlo, para perder la mirada en la bonita curva de su trasero que se formaba a través de la bata.


Minseok se veía tan angelical.





—Daedae, puedes tomarte esto, pero si persiste me tienes que decir, amor.





Y Jongdae asiente mordiéndose los labios por sus manos traviesas se lanzan a amasar esos glúteos macizos y redondos que le gustan tanto.




—A-Amor...




— Solo un poquito, Minnie. Además, le puse seguro a la puerta...





—Mmm... D-Dae...ah...




—Mi amor... Ahora me duele otra cosa, ¿tú podrías aliviarme?

Entre dinosaurios y doctores | ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora