XXXIII

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—Amooooooor...


—Oh, por Dios. Disculpe señor Lee.


Minseok se quita el estetoscopio con nerviosismo, intentando mantener una sonrisa amplia a su paciente que tiene una fuerte faringitis.

— Dae, ¿cuántas veces debo decirte que no interrumpas mis citas?



— Pero, pero es importante. ¡Muy importante! De vida o muerte...



Mirando a su novio, Minseok suspira rindiéndose a prestarle atención, después de todo ya ha suministrado antibióticos al paciente, eso debería funcionar por ahora.



— Bien. ¿Qué sucede?




—Bueno, pasa que sucede que... Mi mamá... Mi mamá quiere que cenes en la casa...




— Oh...




Bueno, había compartido fugaces conversaciones con la señora Kim, pero no habían sido más allá de un teléfono. Y además ir a la mansión Kim era...aterrador...



Los Kim habían sido amables con él, pero eso no quitaba el hecho de que eran una de las familias más soberbias, reconocidas y ricas del país.




—¿Minnie?





— ¿Debería llevar el postre? ¿Tu favorito?




— Uy. No lo creo, o sea, ¡no puedes andar desnudo frente a mi madre!





— ¡Kim Jongdae!




— Pos es que tú me tientas Minnie.


Y Minseok estaba por debatir aquello, pero una voz siseante lo distrajo de ello.


— D-Doctor...¿puedo irme?




—¡Woow! ¿Tienes a Lord Voldemort adentro? Dile que me lance unas cuantas maldiciones...




— ¿Eh? ¡No! Jongdae.... ¡Jongdae deja al señor Lee!




Minseok estaba preocupado, obviamente, tenía que impresionar a esos señores y hacerles ver, plenamente que no había nadie mejor para el estúpido dinosaurio que tenían por hijo, que él.



Pero mientras lo pensaba...




—¡ Jongdae deja de hurgar la nariz al señor Lee!


Entre dinosaurios y doctores | ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora