CXII

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— Es compatible.

A Minseok no le gusta mucho la forma en la que Mark, el labaratorista a cargo le da los resultados, se siente como si un niño de seis año lo acosara.

Sin embargo, y dejando aquella sensación de lado, su sonrisa aparece mirando de reojo a Kyungsoo, (un Kyungsoo bastante extraño si le preguntan) , para suspirar tranquilo y abrazar el sobre con los resultados de su esposo en ellos.

— Entonces...

—Pueden proceder con la cirugía cuando dispongan, aunque por el estado que su esposo tiene, es mejor que lo hagan pronto.

Minseok asiente  con el estómago revuelto y las manos sudando como nunca antes.

— Min, ¿quieres que agende para la próxima semana?

Kyungsoo toma su hombro y eso le reconforta un poco, porque han sido días un poco complicados viendo a su esposo dormir con dificultad, sin apetito y bajando de peso porque su riñón ya no da para más y lo mejor, y también más complejo, es estriparlo y cambiarlo.

Aunque no sabía si el donador sería compatible, ahora que lo sabe, se siente contento.

—Sí. Iré a verlo.

Kyungsoo le regala una sonrisa maternal y Minseok sale casi corriendo rumbo a su oficina donde está su esposo con sus dos hijos listos para ir de compras.

—Entonces, se estacionan los camellos y los elefantes, y deben dejar los regalos rápido porque las multas son bien pinches caras, ¡oups!, no le digan a su papá que me salió una palabra fea... ¡Me pega con la chancla!

Minseok ríe observando la escena de un Dae contando historias a sus pequeños de seis meses mientras los acuna en sus brazos y llena de besos.

Aprieta contra su pecho los resultados al entrar al lugar y mirar con fingido enojo a su esposo.

— ¡Fue Dae! Ese niño es telible.

Minseok ríe negando y con suavidad le jala las orejas a su esposo plantando un sonoro beso sobre sus labios.

— Tú sigue castigándome así...

—Oh, ya verás que castigos te esperan sino llegamos a tiempo, los...

—Ya, ya sé... Los camellos nos esperan.

Jongdae coloca a sus pequeños en la carriola, Minseok puede ver la pequeña mueca de dolor cuando se alza y la sonrisa en su rostro se borra.

¿Y si la próxima semana es mucho?

Minseok teme por la forma en que la piel de su esposo se está tornando grisácea y aunque el hombre sonríe aparentando estar bien, Min sabe que las cosas no son así.

Entonces...

—Tenemos al donador.

Jongdae detiene sus movimientos sorprendido.

—¿Qué?

—Es compatible contigo y la próxima semana...

—¿Quién es?

—Eso no es relevante... Lo relevante es que estarás bien y que todo estará mejor que antes y...

Jongdae le regala esa sonrisa serena que extasia su corazón.

—Estaré bien.

—Mi amor...

—Confía en mí, Minnie...

Y Minseok pone toda su fe y esperanzas en el hombre que le llevó al altar y le lleva a su lado de por vida.

Siete días para la cirugía.

Entre dinosaurios y doctores | ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora