XXXVII

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  — ¿Escuchas eso Minnie?


— ¿Qué cosa?



— Son campanas nupciales.



— Dae, es el carro de la basura. 



Y aunque no lo pareciera, el solo hecho de mencionar la palabra "campanas" o "nupciales" le erizaba la piel a Minseok.


¿Será posible que Jongdae...



—  Bueno, bueno. Aun así, tú te vas a casar conmigo.


Oh no.



Jongdae no había dicho eso...



— ¿Qué?



— Que tú vas a ser mi sexy esposo médico.



— Kim Jongdae... No estés jugando.



Pero la determinación en los ojos de su novio. La forma en la que su sonrisa se borra y da paso a la expresión seria, denota lo contrario.



— No es juego mi amor. Tú y yo vamos a casarnos. Aunque sea lo último que haga.




— Amor...



— Uy, mira...¡te dije que estos eran chocolates!



—Amor...



— Ese JongIn dándole chocolates a mi amigo, ¿cómo puede pensar que Kyungsoo se va a comer esto? Se le va a dañar la muela. Lo bueno que yo sí tengo excelente dentadura y...



Jongdae nunca cambiaría.




Y algo en el pecho de Minseok latió con tanta fuerza esperando a que ese día llegara.



El día en que realmente fuese el señor Kim-Kim, el esposo del tonto y torpe Kim Jongdae.



— ¡ Awaeeee!



— ¡Son los chocolates de Kyungsoo!



— ¡Pero él no lo sabe!



— No habrás ido a...



— Solo uno, anda, di que sí, di que sí...



Y este no sería el único 'Sí' que le daría al puchero de su amante.

Entre dinosaurios y doctores | ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora