LXXVII

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— Es hora de irnos...




A Minseok se le eriza los pequeños vellos que tiene en la nuca, la voz grave de Jongdae y el aroma de su esencia corporal con su loción lo han estado haciendo querer acurrucarse contra él. 



— Pero, ¿y los invitados?




— Ya robaron mucho de tu atención...quiero pasar tiempo a solas con mi familia, con mi esposo y mis pequeños niños...







A Jongdae le brillan los ojitos rasgados que tiene, la curva traviesa de sus labios se eleva mientras sus brazos rodean a Minseok y esconde su rostro contra su hombro.






Minseok se siente bien.








Antes de cerrar sus ojos observa a sus amigos, puede ver a Kyungsoo y Jongin bailando pegaditos en el rincón del salón, perdidos en su mundo.






Chanyeol está dejando un beso en el dorso de la mano de un sonrojado Baekhyun que se amensa, amansa, con esos detalles de su esposo.







Luhan y Sehun ya se han ido al jardín desde hace rato, y Minseok sabe que están más que hablando del cielo.






Por otro lado, Tao ha estado sentado, sonrojado porque la mano de Yi Fan está tomando la suya sobre la mesa mientras este habla con sus jefes.




Yixing está riendo con Junmyeon que lo sostiene por la cintura al bailar más animados. Junmyeon se inclina y deja un beso sobre el cuello de su novio, a lo que Yixing responde con más risas y sonrojos.








El corazón de Minseok se siente feliz de ver a sus amigos felices.





—  Bebé...







Y Minseok tiene a su esposo a su lado, cubriéndolo con su cuerpo.






Su esposo.








Suena bien. Suena perfecto mirarlo y ver sus pestañas tan de cerca que puede contarlas.







Es perfecto el sentir los latidos de su corazón contra su cuerpo, la vibración que a él lo hace sentirse en calma, en paz.








— Vámonos...







—Aun no llega nuestro transporte...







— No importa, quiero llevarte a dónde sea...a la luna para que veas las estrellas, al mar para que veas delfines y ballenas, al bosque para que veas árboles gigantes...a dónde sea, pero siempre que vayas conmigo...que siempre estés conmigo...







Minseok está más que enamorado de ese hombre.








No importa que las personas no se den cuenta de que los festejados se han ido, poco importa el drama que harán sus madres cuando se den cuenta.





Lo que importa es sentir el firme agarre de sus manos mientras salen a la calle ellos solos y caminan por el pueblo sereno.





El cielo lleno de estrellas que los acompaña con sus pasos serenos y las suaves risas que ambos sueltan.






— Esposo mío....






— Dígame, esposo amado...






— Te amo...





—  Y yo a ti, te amo, te amo demasiado...








¿Y qué importa si pierden el vuelo?, es suya, es su noche de bodas.

Entre dinosaurios y doctores | ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora