Entre dinosaurios y doctores | ChenMin

LXXIII

Jongdae está nervioso.

Vestido de negro con una rosa blanca sobre su pecho, traga en seco.

No sabe sí de verdad se ve bien o el espejo le está mintiendo.

Solo sabe que está nervioso.

— Dae...

Brinca cuando escucha su nombre, siente que el corazón se le sale. De verdad está muriendo de nervios.

Junmyeon observa a su hermano, a ese hombre, joven, niño que siempre había cuidado desde que sus papás lo pusieron frente a él, y aunque muchas veces les preguntó a sus padres sino había algo mejorcito, ama con todo corazón a su hermano.

— Casi me infartas, no manches, estabas por dejar viudo a Minnie... ¿No te da vergüenza?

Junmyeon rueda los ojos porque la expresión de Dae lejos de bromear denota que sí, que realmente estaba muriendo por el susto y por algo más.

— Minseok está por llegar...

— ¿Y si fallo?

— Igual Minseok te amará.

— ¿Cómo sabes?

— Porque Minseok pudo haber huido de ti antes, y decidió quedarse contigo, y quedarse hasta el final. Ahora, ¿vas a estar aquí muriendo de nervios y temores o vas a salir a disfrutar el día más feliz de tu vida con la persona que te ama?

Jongdae sabe que más guapo que su hermano sí se ve.

Y con opacar a Junmyeon está feliz.

— ¡Vamos! Tengo una boda que presenciar.

— No me digas...

— Obvis, o sea, ni loco me pierdo esto, es como cuando no vas a trabajar por ver el final de la novela...

— ¿Qué?

Junmyeon sigue a un Jongdae bastante feliz que camina casi brincando hacia la parte más cercana al atrio de la iglesia.

— Junnie...

— ¿Qué?

— ¿De verdad estás seguro que lo haré bien?

Junmyeon ve ante él al mismo niño que nervioso le preguntaba si debía cantar en el festival del día de las madres, lleno de mocos en su naricita y las mejillas rojizas.

Sonríe y abre sus ojos al presente, al hombre de casi 28 años que está sonrojado y nervioso mirando la entrada de la iglesia.

Jongdae ha crecido tanto...

— Sí mocoso, lo vas a hacer bien.