Entre dinosaurios y doctores | ChenMin

CII

— ¿Te acuerdas de esa vez en la que fuimos a dar un paseo en bicicleta?

Jongdae frunce el ceño mientras intenta concentrarse en el tráfico y las luces del semáforo que acaba de pasarse en rojo. 

—Sí...¿p-por qué?

—Te asustaste mucho porque me fui contra el arbusto, apenas teníamos unos meses de novios, pero nunca alguien se había preocupado así por mí...

—Minnie...

—Lo siento, es solo que, no imagine que pudieras guardar la compostura de esta forma y ¡ah!

Jongdae traga con fuerza y una de sus manos se aferra a las de Minseok que grita un poco, los pequeños se mueven y golpean sus costillas. 

—Tranquilo mi amor, tranquilo, piensa en tu lugar feliz. 

Jongdae no sabe si Minseok tendrá un lugar feliz en esos momentos, pero le preocupa la forma en que el color se va de las mejillas de su esposo y gotas de sudor comienzan a bajar por su frente. 

—Inhala, exhala,cuenta...uno, dos, tres...¡rawr!

Minseok grita porque duele la forma en la que sus hijos se mueven y siente que no lo lograra, y a Jongdae le empieza a valer un reverendo pepino cualquier multa o que dos oficiales comiencen a perseguirlo porque mete el acelerador hasta el fondo. Sus manos se aprietan al volante, quiere ver a su esposo pero un tráiler se le está atravesando en el camino y Dae pone practica todos esos momentos que tuvo frente al x-box que esquiva el enorme vehículo y un par más antes de doblar y estacionarse contra un auto bastante lujoso.

— ¡Ya llegamos!

Jongdae se quita el cinturón de seguridad con rapidez, y cuando quiere quitar el de su esposo, este está riendo y mirándolo con una expresión extraña. 

—¿Minnie?

—Woow, ¡eres mejor Toretto!

Jongdae se sonroja hasta las orejas, porque ¡¿cómo se le ocurre a su esposo compararlo con Vin Diesel en pleno parto?!