LXXXVII

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—¿Me dirás qué te pasó?







Minseok apenas se está quitando el abrigo, pero no va a dejar pasar más tiempo, es la primera vez que pasa tanto tiempo con un Jongdae silencioso y lejano.







— Tú...






Minseok termina de quitarse los zapatos y observa como Jongdae se queda ahí, ya sin el saco y con esa camisa blanca acompañada de un moño negro que lo hace ver tan varonil y sensual.







— ¿Yo?







— Estabas tan fascinado que no te diste cuenta, ¿verdad?




— ¿De qué?




Minseok ladea la cabeza integrado, cruza los brazos sobre su vientre y niega sin dejar de verlo exigiendo una respuesta.






Jongdae bufa.






— Un poco más, solo un par de centímetros y estaba a punto de besarte, todos lo vieron...pero tú estabas fascinado por él que ni cuenta te diste de que...él iba a...besarte.






Minseok está en shock, pasa lentamente por la sorpresa y finalmente, a la furia.






— ¿Tú crees que yo iba a dejarme besar por otro hombre? ¿Por uno que acabó de conocer? Ni siquiera sabía quién y ¿ahora me dices que estás siendo así porque él iba a besarme? ¿T-Te estás oyendo?







Jongdae rehuye de la mirada de su esposo, baja la cabeza y traga amargamente porque sabe qué Minseok no se vio así mismo ahí, de pie con los labios abiertos y los ojos expresivos, llenos de fascinación por el maldito hombre que se acercaba más a él...





Fue su padre quién le advirtió de la escena, y en seguida, el hambre y gusto por el pastel de chocolate, se fueron la chingada.







—Te gustó...








— ¿Por qué dices eso? ¿Cómo puedes decir eso?







— Porque yo te vi, te vi, Minnie...te vi... Fue la primera vez que te vi así de...








— ¿De?







— De emocionado...






El silencio se instaura entre ambos.







Minseok no tiene idea de dónde saca esas cosas su esposo, y el repentino ardor en sus ojos le indican que le ha dolido.





Le duele que Jongdae no le crea.







Le duele que no le tenga confianza.







— No puedo ...creer, que en una simple presentación de un hombre cualquiera, alguien que no me importaba antes, ni me importa ahora ni me importará, estés dejándome ver que no confías en mí...





Quizá fue la voz quebrada de Minseok al hablar, que Jongdae alza su vista rápidamente y lo ve, ve como Minseok está llorando por él.






— Minnie...






— Yo ni siquiera quería saludarlo, quería ir a comer pastel y tomar un poco de café con canela, bailar contigo y volver de la fiesta, tomar una ducha y hacer el amor hasta que amanecería...




—Minnie...








— Pero quería ser sociable, y que todos vieran que soy el ideal para ti, para el próximo presidente de la compañía... ¡No sé cómo terminó en esto!








Minseok hipea, sus ojos están inundados de lágrimas y eso quebranta el corazón de Jongdae, lo hacen sentir estúpido por sentir celos de su antiguo rival, por hacer una escena, pero sobre todo, y más importante,por hacerle sentir mal y verlo llorar por su culpa.







— Perdón...






Minseok mantiene apretando sus puños cuando siente como un par de brazos le rodean por la cintura, le aprietan con la suficiente fuerza para hacerlo sentir confortado.






Jongdae hincado repite esa misma palabra una, y otra vez, hasta que Minseok abre los ojos y ve como su esposo está llorando con él.








— Perdón. Perdón mi amor... No era... Lo lamento por ser tan desconfiado, pero no de ti, jamás de ti, sino de mí... Porque aun me cuesta creer que tú me aceptaras a mí, que me eligieras a mí, a mí que no tengo mucho que ofrecerte...








Minseok no puede, no quiere y no estará enojado con Jongdae por algo así.






Con cuidado, lo toma por los hombros obligando al hombre a ponerse de pie, a tenerlo de frente, con sus dedos limpia las lágrimas que bajan por sus mejillas y una vez que ambos están más calmados, recarga su frente contra la ajena.








— Yo te elegí a ti desde hace mucho tiempo... Y si volviera a nacer, te volvería a elegir una y otra vez...porque tú tienes todo eso que yo necesito para vivir...








— Mi amor...








— Te elegí porque te amo, y te seguiré eligiendo todos los días de mi vida por la misma razón, porque eres mi mayor alegría...








— De verdad lo lamento...








— Eres un idiota.






— ¿Me perdonas?






Minseok acaricia la mejilla derecha de su esposo con su mano, este se deja hacer cual gatito y suspira, a Minseok le gusta esa sensación de intimidad entre ambos con caricias tan sutiles.








— Uhm... Sí, pero por favor, no desconfíes nunca más de mí...








— No lo haré. Lo prometo...









Minseok sabe qué es muy blando, pero son los labios de Jongdae sobre los suyos los que lo hacen sentir que ha hecho lo correcto, y son las caricias sobre su cuerpo que lo hacen pensar en que sí, que está bien tener problemas, una que otra escena de celos y lágrimas siempre y cuando todas terminasen con él siendo mimado, aún más por su dulce esposo.







— Café con canela para mis bebés...








— Esclavo, quiero que me des más...








— ¿Pastel mi señor?








— Sí... De eso también...









Y también tener a su esclavo (el castigo de Jongdae), bien educadito y calentito sobre él.







— Ah... Dae... Más...más, ¡sí!







— Lo que ordene mi amo....

Entre dinosaurios y doctores | ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora