XXXI

2K 347 18
                                    

— Naranja dulce, limón partido, dame un abrazo que yo te pido...



Jongdae tenía en su regazo el frasco de dulces que Minseok solía dar a los niños cuando tenían una revisión con él.



—¡Kim Jongdae!

Cerraba la puerta dejando salir una negación en un suspiro y cruzaba sus brazos.



—¡Kim Minseok!


Imitando a su novio, Jongdae dejaba de lado el frasco casi vacío y se limpiaba las manos pegajosas en su traje.



— Woow, cuando nos casemos no habrá necesidad de que te cambies el apellido, será... Ah, ah, Minnie...



Minseok tomaba las manos de su novio y vaciaba sobre ellas abundante gel antibacterial para después usar un pañuelo y limpiar el saco de su novio.



—¿Cómo se te ocurre andar así? ¿Qué va a decir el señor ministro de mi? Que no sé cuidar de mi novio, ¿te imaginas la cara de indignación cuando vean que mi...espera...¿casarnos?




Jongdae, que estaba de lo más divertido mirando a su novio, asentía ampliando esa sonrisa, y también dando paso a un leve sonrojo.



—Casarnos. Para que puedas tenerme siempre guapo ante los ministros y decirme cosas bonitas después de hacer el amor, ¿no te gusta la idea?



Y a Minseok se le subieron los colores, terminó por asentir y limpiar a Jongdae en silencio mientras su corazón golpeaba con fuerza en su pecho.




—Minnie...



Solo bastó un segundo para que alzará su rostro y aquel hombre, tan guapo y único, le robara un pequeño beso de sus labios para después abrazarlo por la cintura y besar su frente.



— El señor ministro tiene razón, de verdad soy un hombre afortunado.





Si se pudiese morir de sonrojos y alegrías, Minseok hubiese fallecido en aquel instante, sin embargo, fueron sus manos las que rodearon a Jongdae con tanta fuerza como si este pudiera desaparecer  en un instante.


Jongdae era lo más preciado, y estaba equivocado, el realmente afortunado no era él, sino Minseok quien abrazaba con mayor ánimo su más valioso tesoro.



Entre dinosaurios y doctores | ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora