Destinos Entrelazados

En casa De Rusia 4/4

Perdón si hay faltas de ortografía qwq no pude editar, estuve bastante ocupada hoy

-Seis pizzas grandes con jamón y salchicha para el señor Rusia -

-Da, ten y quedate con el cambio -

El Sovietico entrega varios billetes a un sonriente repartidor, el cual agradeció la jugosa propina, para después retirarse de allí. El de ushaka ingresa a su hogar con un semblante ligeramente molesto, ya que su lujosa cena quedó totalmente arruinada y expandida por sus rosales, pero no estaba molesto con el mexicano, estaba molesto con el mismo por haber sido tan descuido, o al menos quiere pensar que fue descuido suyo.

Por fin en la sala de su hogar, coloca las cajas sobre la bonita mesa de cristal, decidieron comer allí por petición de la pequeña Amerus.

Cada uno toma una rebanada y comienzan a comer con buen apetito. Esta definitivamente no era esa cena espectacular con la que deseaba agradecer al latino por haber salvado la vida de su princesa. De manera discreta volteo a ver al tricolor con escudo de águila. Le parecía tierno como daba pequeñas mordidas a su pizza, no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa, pero el recuerdo del casi beso que se dieron lo hizo estremecer ¿de verdad iba a besar a un casi desconocido? Un casi desconocido que tenía un aroma familiar, panquecitos de chocolate, dio un pequeño suspiro. Ese aroma lo portaba antes su fallecido esposo, la verdad es que nunca supo porque de pronto cambió, se supone que las feromonas de alfas y omegas nunca cambian.

Después de que nació Amerus jamás volvieron a tener intimidad, pues al Sovietico simplemente no le atraía el aroma del de cincuenta estrellas, y al parecer el americano tampoco tenía mucha atracción hacia él, según el médico era debido a que tenía a su pequeña, y el omega se quería dedicar sólo a ella.

Los orbes violetas del ruso se posaron nuevamente en el mexicano, recordó ese pequeño acercamiento que tuvieron, el cómo casi se besan, y sin poder evitarlo se sonrojó de golpe. No puede creer lo que casi hace.

Por su parte los latinos estaban felices comiendo esa comida rápida, en especial Bolivia, ya que rara vez se podían dar el lujo de probarla.

-La pizza de jamón con mucho queso es mi favorita ¿cuál es la suya señor México?-

El mencionado se encontraba masticando tranquilamente cuando la pequeña llamó su atención, el tricolor le dedicó una suave sonrisa mientras pasaba el bocado -

-La verdad es que no comemos mucho pizza, pero me gusta mucho la pizza con jalapeños y carne. Y cuando la comemos es Bolivia quien la hace, la verdad es que le queda deliciosa. Algún día los invitaremos a comer una-

La pequeña asiente felizmente. El rato continúa pasando tranquilo y la charla se vuelve bastante amena. Los Sovietico de verdad disfruten la compañía de los latinos, los cuales traen con ellos una vibra y alegría única, más el más alto baja ligeramente la cabeza, el pensamiento de la temperatura del horno no deja de darle vueltas por la cabeza, él jamás sería tan descuidado como para cometer un error de ese tipo, siempre es muy cuidadoso más que nada por su hija.

Definitivamente no fueron ni Bolivia ni Amerus pues ellos estaban en la habitación de la infante, México no tendría porque haber quemado la comida y Canadá... Bueno, con tal de hacerlo quedar mal sería capaz de eso y más, aunque por el momento prefería darle el beneficio de la duda. Coloca su plato vacío sobre la mesita a la vez que da un ligero suspiro discreto que para su mala suerte no pasa desapercibido para el bicolor, al cual le llega una "gran idea "

-saben, ustedes dos harían una muy buena pareja, quiero decir, ambos son buenos con los niños, parecen tener una especie de conexión y Amerus adora a México. Además de que los dos son solteros.-