México estaba terminando de alistar los últimos detalles de su vestimenta, ese día había optado por ponerse la camisa blanca y un pantalón negro de vestir que se ajustaba perfectamente a su cuerpo, su cabello lo iba a llevar suelto ya que había perdido todas sus ligas para sujetarlo, únicamente colocó tras sus orejas los mechón que caían a los costados de su rostro. Mientras se daba un vistazo rápido al espejo, se colocó su collar anti mordidas, a causa de la explosión en la fábrica, se había terminado de dañar más, además de que hace un par de semanas sufrió el ataque de un alfa borracho, gracias al cielo no pasó a mayores y prefirió no contarle a nadie. Aún así, ahora no le preocupa mucho el estado del accesorio, ya que estaría con Rusia y no correría ningún peligro. Al ver la hora en el reloj de pared de su habitación, pudo notar que ya casi llegaba el Sovietico por él, así que decidió apresurarse, tomó su billetera, celular y una carpeta con algunos papeles que le había pedido el alfa para formalizar la contratación.
Antes de ir con rumbo a la sala, rápidamente fue a revisar a Bolivia, quien aún dormía plácidamente, pues los últimos días que México tuvo libres fueron de puro jugar y desvelarse platicando. Un par de toques en la puerta lo hicieron apresurar el paso para poder abrir, quien había tocado era su vecina, Doña Lety, que sonreía tan amable como siempre.
-Muchacho, buenos días ¿Listo para tu nuevo trabajo? -
-Buenos días, Doña Lety, listo, pero nervioso. De verdad muchas gracias por venir a cuidar a Bolivia. No se que haría sin usted -
-No es nada muchacho, ustedes son como mis hijos, siempre me hacen compañía y también están al pendiente de mi cuando mis sobrinos no están, así que es lo mínimo que puedo hacer. Además me gusta la compañía de Boli, es un muchachito muy educado…. Aunque también ya va siendo hora de que lo vayas soltando un poco, ya no es un niño chiquito y es bastante capaz de cuidarse él solo, lo mal acostumbras a que siempre está protegido y eso no es bueno, se que es difícil hijo, pero tomalo en cuenta -
Una pequeña sonrisa apenada se dibuja en los labios del omega, aunque no lo quiera admitir, sabe que la anciana tiene razón, reconoce que es un poco sobreprotector con su hermano, y también sabe que debe de dejar que Bolivia se valga por sí mismo, y lo hará, pero no hoy. Suspira resignado hasta que siente que la mujer le da un par de suaves codazos de manera pícara, al alzar la mirada puede ver la razón del actuar de su vecina, Rusia va llegando con una suave sonrisa, viste un traje formal en color gris oscuro, su ushanka y zapatos negros, una de sus manos está guardada en la bolsa de su pantalón, eso le da un aire galante. El omega está por saludar, cuando es prácticamente empujado fuera de su casa por parte de doña Lety, quien además cierra la puerta, no sin antes desearle un buen día a ambos tricolores.
-esa señora me cae bien, me recuerda a mi Бабушка-
-Seguro se llevarían bien -
México ríe un poco al igual que Rusia, quien saluda educadamente al mexicano mientras toma de modo gentil una de sus manos, donde se manera gentil deposita un beso, después de eso le ofrece el brazo, el cual es tomado con un poco de duda por el menor, y una vez lo hace, el Sovietico los dirige a su camioneta. El latino se sorprendió un poco al ver el lujoso vehículo, vaya que el alfa podía darse el lujo de tener más de uno. Poco le importaba, él era feliz con su Doch patitas*
Y finalmente van con rumbo a la casa de modas del alfa, los nervios invaden al menor, tanto así que juega nervios con la tela de su pantalón, claro que Rusia no pasa por alto la angustia de quien viaja junto a él, así que aprovechando que les tocó un semáforo en rojo, extiende una mano hasta el americano, quien al principio tarda un poco en captar la intención del ruso, pero un suave “dame la mano“ lo hace acatar la petición, ambas manos son entrelazadas de forma suave y gentil, eso de verdad calma los nervios del más bajito.
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Destinos Entrelazados
FanfictionTras perder a su esposo América, Rusia se dedica en cuerpo y alma a criar a su hija, Amerus. Él tiene el firme pensamiento de que nunca jamás se volverá a enamorar. Pero todo cambia un fatídico día que por poco pierde a su hija. El eslavo "conocerá...