Desde los acontecimientos, de ese fatídico día en que la ciudad fue sacudida por un sismo, ya había transcurrido una semana, la cual dicho sea de paso fue bastante pesada y molesta. Los empleados que lamentablemente habían perdido un familiar, por obvias razones, se les había otorgado dos semanas de luto, para que pudieran descansar un poco y asimilar lo ocurrido.
Por ello y con ese pretexto de “poco personal “ Italia se la vivía como una garrapata con Rusia, no lo dejaba ni un momento con la excusa de que no quería estar solo por temor a otro sismo. Y la cereza del pastel. Su “cuñado “ el cual apenas se enteró de lo ocurrido en la escuela de su preciosa sobrina, comenzó a llamar de manera insistente al eslavo, y a la falta de respuesta, lo llenó de mensajes, audios y mensajes de voz. Cuando finalmente Rusia se dignó a responder, fue llenado de reclamos por no haberle avisado de lo ocurrido, el euroasiático no decía nada, escuchaba pacientemente pues no deseaba iniciar una discusión.
En cuanto a su princesa, ya había sido inscrita en un pequeño colegio privado, era un lugar con menos alumnos, por lo que la atención era un poco más personalizada, eso le agradaba al ruso, la única desventaja era que le quedaba un poco más retirado de su oficina. Pero era la mejor opción que había encontrado en tan poco tiempo. Y hablando de su pequeña, ya estaban por dar las dos de la tarde y debía ir por ella, las maestras eran muy estrictas con la puntualidad . Además quería aprovechar que el banco estaba cerca para arreglar la donación al grupo de bomberos. Estaba por llegar al ascensor cuando una conocida voz lo hizo casi detenerse.
-Rus, cariño espe….¡Que esperes carajo! -
Grita molesto el italiano mientras ve a Rusia desaparecer tras la puerta del ascensor. Gruñe irritado , pero no se rendirá, no señor. Mira hacia las escaleras, se maldice por haber comido una pizza entera y comienza a correr escaleras abajo casi a tropezones.. Mientras tanto, Rusia da ya por sentado que se deshizo de Italia, pero su pensamiento se va al olvido cuando al abrirse las puertas metálicas, puede ver a un jadeante italiano, parado frente a él con las manos en las caderas y una gran sonrisa. El aire parece faltarle pero él actúa con gran naturalidad. Aunque a momentos parece ahogarse
-jajaja parece que no me escuchaste, por suerte tengo una excelente condición física y te pude alcanzar, querido. - entonces… ¿A dónde vamos? -
Pregunta mientras se cuelga del brazo del más alto, el cual intenta zafarse sin éxito alguno. Dándose por vencido, comienza a caminar rumbo a su auto, ya que bajaron al estacionamiento.
-pues en realidad YO voy por mi hija a su nueva escuela. Y si me lo permites, se me hace tarde.
Comentó el más alto de los dos, remarcando el “yo“ con la esperanza de que eso desaliente al italiano, acción que no surte el efecto deseado, ya que el otro se le sujeta aún más del brazo como colegiala enamorada. Rusia sólo supiera rendido mientras es arrastrado dentro del estacionamiento.
-nuestra princesa se pondrá feliz de verme, ya sabes que la nena me ama-
Ambos entran al auto del eslavos…. Amerus lo iba a matar.
Pocas veces había visto a su princesa con una cara de molestia. La niña tenía el ceño tan fruncido que parecía la viva imagen de su difunto abuelo, imperio Ruso. La menor iba en el asiento de atrás con los brazos cruzados mientras miraba con indignación a su progenitor. Italia por su parte, iba como perico en el asiento del copiloto. Platicaba de los nuevos diseños que había creado, la verdad era que Italia era un prodigio del diseño. Su talento sólo era comparado con el de Japón.
Amerus simplemente ignoraba las adulaciones que ese horrible hombre se daba, y no es que Italia fuera feo, al contrario, era muy apuesto. Pero algo tenía que no le terminaba de gustar.
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Destinos Entrelazados
FanficTras perder a su esposo América, Rusia se dedica en cuerpo y alma a criar a su hija, Amerus. Él tiene el firme pensamiento de que nunca jamás se volverá a enamorar. Pero todo cambia un fatídico día que por poco pierde a su hija. El eslavo "conocerá...