La Cita 2/??

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El beso era suave, tranquilo y dulce ,sin ninguna prisa de que terminara, Rusia acariciaba los costado de México, para luego poder tomarlo de la cintura y así acercarlo lo más posible hacia su propio cuerpo. El Sovietico estaba feliz, finalmente había podido probar esos labios carnosos que desde hacía tiempo le gritaban que los hiciera suyos. La verdad era que poco le importaban los claxons y los insultos que iban dedicados a su persona por parte de los otros conductores. Él en ese momento estaba en el mismísimo paraíso, y nada lo podría arruinar.

O eso pensó, hasta que el sonido de las sirenas de una patrulla de tránsito lo hizo separarse apenas unos centímetros de los labios contrarios. México tenía sus manos apoyadas en el amplio pecho del alfa, su rostro estaba hermosamente sonrojado, sus ojos al igual que su boquita estaba entreabierta, intentaba procesar  lo que había ocurrido. Pero un par de golpecitos en la ventana del piloto los hace separar totalmente y regresar cada uno a su respectivo lugar.

Rusia baja de manera automática el cristal de su automóvil, notando a un oficial de tránsito mirando su libreta de multas.

-Caballero, tiene tres semáforos deteniendo el tránsito. Voy a pedirle que me permita su tarjeta de circulación y su. .. ¡Señor Rusia! Que pena, no lo reconocí-

-lo siento oficial, estos automóviles aunque son modernos, a veces fallan mucho -

Comenta apenado El eslavo, obviamente no le iba a decir que la verdadera razón de por que no avanzaba era que se estaba besando con un hermoso omega. De su guantera saca el documento que se le solicita, pero el oficial lo detiene poniendo su mano frente a él.

-Está bien, por esta ocasión solo le daré una advertencia. Maneje  con cuidado. Con su permiso -

Y sin decir nada más, el uniformados se retira del lugar rumbo a su vehículo. Rusia por su parte arranca de nueva cuenta el suyo. La atención de México está totalmente puesta en el paisaje de la ciudad. Le asombra un poco las ventajas que la gente rica puede tener en ciertas ocasiones.

Por su parte, Rusia sonríe ligeramente, pero no por el hecho de haberse liberado de pagar una pequeña multa, si no por recordar el reciente beso con el latino. Se sentía igual que una adolescente que acaba de dar su primer beso.

Tras un par de cuadras, el automóvil del Sovietico es estacionado enfrente de un elegante restaurante, el hispano se encogió en su lugar al ver lo sofisticado del lugar. Rusia rápidamente desciende para así poder abrirle la puerta a su cita, a quien le extiende caballerosamente la mano, México lo duda por un momento, pero finalmente la toma.

-te lo dije, tú te mereces esto y más. No te sientas mal ni mucho menos que nadie -

Una suave sonrisa se dibuja en el rostro del menor mientras baja la mirada con pena. Una vez en la entrada del lugar, el recepcionista los recibe amablemente, y al corroborar que el nombre del CEO se encontraba en su lista de reservaciones, guía a ambos hombres a su respectiva mesa. El latino no pudo evitar sentirse como un pez fuera del agua. Todos los allí presentes, incluso los meseros, portaban ropas muy elegantes, y él viéndose tan…. Él.

Rusia acomoda la silla del omega para ayudarlo a sentarse, para luego él hacer lo mismo en la silla de enfrente, no tuvieron que esperar mucho a que la carta del menú les fuera entregada. México miraba incrédulo los elevados precios de los platillos, su pobre interno le decía que buscara lo más barato, aunque no había muchas opciones.

-¿ya sabes que pedirás? -

-no realmente, todo se ve bastante caro -

Rusia ríe dulcemente, cosa que hace ruborizar al omega, quien no puede evitar reír un poco por lo que dijo. Otra razón por la que aún no había elegido qué pedir , era porque la verdad no sabía pronunciar algunos los platillos,y mucho menos sabía que eran.

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