Prologo

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Sirenas de emergencia comenzaron a sonar en el lugar, un sismo de 8.1 en la escala de Richter había sucedido en la ciudad, eran cerca de las 11 de la mañana y los cuerpos de socorro comenzaron una movilización masiva...

No muy lejos del centro de esa gran urbe, un hombre joven de no más de 28 años corría como loco por las calles de la ciudad. Su destino era la pequeña escuela privada donde su amada hija, Amerus estudia. Cada paso que daba era una tortura para el joven padre, las líneas telefónicas estaban saturadas, por lo que llamara a la escuela no era una opción, además su instinto paternal se hizo presente, apenas el sismo se detuvo el se echo a correr para buscar a su bb. Por suerte su oficina no sufrió daño alguno, pero eso era lo de menos.

Sin embargo, apenas llegó a su destino, el pánico de perder a su pequeña princesa se hizo presente. Las instituciones donde la niña estudia estaban en llamas en una de las áreas, aunque por suerte los bomberos ya se encontraban combatiendo el siniestro.

El padre se acercó rápidamente y comenzó a buscar a su hija entre las docenas de infantes que lloraban por sus progenitores. Sentía que moriría allí mismo, no encontraba a su pequeña por ningún lado. No muy lejano de allí vio a la profesora encargada de Amerus, se acercó rápidamente y tomó a la mujer con algo de fuerza de los brazos

-¡¿donde está Amerus?! ¡¿DÓNDE ESTÁ MI BEBÉ?! -

Gritaba mientras sacudía con fuerza a la pobre mujer que comenzó a entrar en pánico.

-s, señor Rusia, calmese por favor, ella fue sola al baño y no pudo irle a buscar, debía poner a salvo a los otros niños y...

-cómo quiere que me calme? Si algo le pasa a mi bebé usted será la responsable y le juro que... -

Los desgarradores reclamos del eslavo fueron interrumpidos por una fuerte explosión dentro del edificio, el pánico se apoderó de todos los presentes, los gritos y el llanto no se hicieron esperar. El euroasiático intentó correr hacia las instalaciones en llamas, pero un par de policías se lo impidieron, intentó luchar por liberarse e ir a socorrer a su hija, pero todos sus intentos y súplicas fueron en vano.

Gritaba desesperadamente el nombre de su hija mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Y no pudiendo más, cayó de rodillas ante las miradas llenas de compasión de los oficiales, lo entendían a la perfección, también eran padres. Pero no podían permitirle arriesgarse por alguien que muy probablemente ya estaba muerto.

El eslavo lloraba amargamente mientras golpeaba el pavimento, poco le importaba el daño que se causaba en los puños.

Una y otra vez llamaba a su hija en pequeños susurros que se ahogaban en su garganta.

-¡Dejen pasar! ¡No obstruyan el paso! -

Gritó enérgicamente alguien, muy probablemente un oficial o tal vez un bombero, a Rusia realmente no le interesaba, aún así alzó ligeramente su mirada y sus ojos se abrieron a más no poder. Un bombero llevaba en brazos a su pequeña, la cual se sujetaba al cuello del joven hombre.

El europeo se levantó casi a tropezones y corrió hacia su pequeña y ese hombre que la abrazaba de una manera protectora.

-¡Amerus! ¡Mi princesa!-

Llamó el gran país a su hija, la cual al escuchar el llamado de su progenitor lo comenzó a buscar con la mirada, y al encontrarlo, una enorme sonrisa se pintó en su rostro, más sin embargo en ningún momento dejó de abrazar a su Salvador.

-¡Папа! -

Apenas estuvo frente a su hija y el bombero, Rusia empuja al hombre con un poco de fuerza y abraza a su hija, el pobre hombre no esperando esa acción por parte del europeo, cae al suelo con algo de fuerza.

Pero a Rusia parece no importarle, él solo se dedica a abrazar y llenar de besos a su preciosa bebé.

-oigame weon ¿Acaso usted cree que nosotros somos de hierro? Tenga más cuidado-

Dice otro bombero que rápidamente se acerca para ayudar a su compañero, es entonces que Rusia se da cuenta de sus acciones.

-Папа, él me salvó, es un héroe -

Ante las palabras de Amerus, el euroasiático comenzó a sentir una enorme vergüenza por su comportamiento, pero totalmente contrario a su compañero, él "héroe" de su hija se muestra tranquilo e incluso le regala una sonrisa comprensiva.

-Lo siento mucho, no fue mi intención. No me dí mi fuerza y la emoción me ganó... -

-tranquilo compa, no pasa nada, yo hubiera actuado igual si la huerquilla fuera mía-

Responde con una gran sonrisa al contrario, el cual ya se encuentra de pie.

-señor, señor ¿cómo se llama?

Pregunta totalmente llena de ilusión y curiosidad la niña, su mirada se clava atenta para recibir la respuesta de su "héroe", mientras tanto, este solo rasca su nuca con algo de pena mientras sonríe dulcemente. Le regala una palmada en su cabeza a la pequeña, acción que no parece molestar al ruso, el cual parece que también está esperando la respuesta.

-mi nombre es......... México -

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