Destinos Entrelazados

Peligro

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Comenten, no sean malditos uwu

Este capítulo contiene 🔞🔞 ewe el próximo también huehuehue.

De manera insistente Bolivia tocaba la puerta de la habitación de su hermano, lamentablemente no obtenía respuesta alguna, lo que lo llenó de frustración. 

-Hermano, abre por favor, no me siento bien.. Ugh. - 

El pobre Sudaméricano se abraza a sí mismo mientras se encorva ligeramente, su desesperación es tanta que decide ingresar a la habitación del mexicano, pero gran sorpresa se lleva al descubrir que está vacía, eso obviamente alarma al pequeño omega y lo hace preguntarse ¿Dónde está su hermano? En definitiva queda descartada la idea de que esté en el baño, pues la luz se encuentra apagada. Quizás fue a la cocina, pero no se sentía tan bien como para irlo a buscar, por lo que como última opción se dirigió a la habitación de Rusia. 

Con algo de dificultad llegó hasta la puerta del Sovietico, a la cual golpeó con debilidad, afortunadamente para Bolivia, su cuñado logró escucharlo, pues claramente escuchó que alguien se ponía de pie rápidamente para poder abrir, más gran sorpresa se lleva al notar que quienes abrió se trata de su hermano utilizando sólo una camisa del euroasiático. 

La somnolencia que hasta ese momento México sentía abandona su cuerpo, pues absolutamente había olvidado que no está en su habitación. 

Bolivia observa de forma acusadora a su contrario , y más aún al ver a Rusia durmiendo boca abajo, ya que pudo notar la amplia espalda desnuda de su cuñado por un momento. 

-B, Boli ¿Que ocurre? - 

Pregunta el mexicano con cierta pena en su voz, más al notar el estado de salud de su hermano cierra la puerta de manera delicada tras él. México analiza al menor, sus ojos están vidriosos, sus mejillas ligeramente sonrojadas, y al colocar una mano sobre su frente descubrió que estaba inusualmente tibio, lo que sólo puede significar una cosa. 

-Me lleva la pifufitlaxcala, Bolivia, llegó tu primer celo. Ven acompáñame. - 

Sin mucho esfuerzo México cargó con el menor para llevarlo a su propia habitación, pues afortunadamente para ambos latinos, el norteamericano ya había comprado supresores. 

Una vez en su destino, el menor es colocado en la cama, mientras el de ojos bicolor abre una cajonera de la cual toma el medicamento para entregarlo a su contrario, este solo mira las acciones del mayor. 

No puede evitar sentir cierta pena al imaginar el motivo por el que México estaba en la habitación del ruso, aunque bueno, tampoco ese es su asunto, por lo que para dejar de pensar en eso mejor se toma el medicamento. 

Mientras esperan a que las pastillas surtan efecto, ambos hermanos se quedan en un incómodo silencio, ninguno de los dos se atreve a mirar directamente al otro, en especial México, pues de alguna manera siente que le está dando un terrible ejemplo al menor. 

El mayor comienza a jugar con la tela de la camisa que cubre sus piernas, eso llama la atención del Sudaméricano, quien da un suspiro que sobresaltó al otro tricolor. 

-No te pongas así, yo no te voy a juzgar ni mucho menos regañar, ya estás bastante grandecito para saber lo que haces. Solo espero que si… Hicieron algo, se hayan cuidado. - 

El rostro de México se pone rojo a más no poder, su única respuesta fue asentir con timidez causándole una risita a su hermano, el cual decide ayudar al mexicano desviando el tema.