Sabré Esperar

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Pequeñas caricias eran dadas por el más alto en las manos del omega con sus dedos pulgares. Rusia esperaba expectante la respuesta a su confesión por parte de su contrario. La expresión del omega era sin duda un poema único, sus ojos bien abiertos, un fuerte sonrojo cubriendo la tersa piel tricolor de su hermoso rostro y sus carnosos labios formando una pequeña “o” era más que precioso sin duda alguna.

Por su parte, México estaba sin poder creer lo que el alfa había dicho, por un momento pensó que tal vez se trataba de un sueño, uno muy real, pero el rose de la piel de el Sovietico con la suya le confirma que está despierto y que obviamente eso es real ¿De verdad le gusta a Rusia? ¿Él? ¿A pesar de saber quién es? Y más importante aún ¿Eso era moralmente correcto? Mentalmente negó su última pregunta, una pequeña, pero apenada sonrisa de dibujo en los labios de el omega a la vez que apartaba delicadamente sus manos. La mirada de Rusia se tornó triste, sabía lo que venía.

-Yo realmente no se que hice para gustarte, y te estoy agradecido por fijarte en mí, quiero decir, yo no soy la gran cosa, pero ¿No se te hace extraño el sentir atracción por la ex pareja de Ame? Aun así, no lo negaré, no me eres totalmente indiferente, quiero decir, eres amable, y con un gran corazón, además de un padre maravilloso…. Creo que eso es lo que más me gusta de ti… -

Comenta lo última en un suave susurro que provoca en ambos adultos un fuerte sonrojo, mientras el omega decía su pequeña declaración, su mirada fue a dar al suelo a la vez que jugaba con sus dedos de manera nerviosa, sus labios tienen plasmada una dulce sonrisa que cautiva aún más al alfa. Por su parte, el más alto toma una de las manos de su invitado una vez más y con la otra lo tomó delicadamente el mentón para hacerlo alzar la vista y conectar miradas. Ambos podrían jurar que sus corazones saldrían por sus bocas en cualquier momento y se irían corriendo.


-Honestamente no, tampoco se me hace raro el amor entre omegas o alfas, amor es amor y punto. Aunque si me siento un poco mal, por mi culpa ustedes se separaron. Mira, no te pido que finjas que nada pasó, eso es imposible. Solo deseo que nos podamos conocer más y ver que pasa en el futuro como te lo dije, de verdad me gustas…Y mucho. -


El pequeño Omega aprieta sus carnosos labios ligeramente, realmente se encuentra en una batalla interna con el mismo, como ya lo dijo, Rusia no le es indiferente, pero ¿Qué diría la gente cuando se entere que es la ex pareja del difunto esposo del Sovietico. Su imaginación comienza a volar y todo un escenario de telenovela se forma en su mente, se ríe mentalmente pero regresa a la realidad al ver la atente mirada del alfa sobre él, lleno de vergüenza se encoge de hombros. Rusia no puede evitar inclinarse y depositar un suave beso en los belfos ajenos, México sólo cierra los ojos. Los labios de Rusia se sienten tan bien.

-Toma el tiempo que sea necesario para responder, no hay prisa. Yo seré paciente -

Las manos del omega van a sus mejillas sonrojadas mientras una tenue sonrisa se dibuja en sus labios. El Sovietico a retomado su camino rumbo a la cocina y México imita su acción. Al pasar por la sala, Rusia tomó la bolsa que contiene sus alimentos que estaba sobre la mesita de cristal, pues allí la había colocado al ingresar al departamento, les da una revisión rápida solo para percatarse que ya no están calientes.

-Pondré la cena en el microondas, aguarda un momento, Méxi. Te llamaré cuando estén listos, tú puedes ver la televisión mientras esperas.-


México niega suavemente con la cabeza, le pide al más alto le diga dónde está el cuarto de lavado para obviamente lavar la ropa húmeda, pues no desea estar de “niño bonito “ sin hacer nada, Rusia solo da un pequeño resoplido de diversión, una de las cosas que le están gustando del mexicano es lo acomedido que es, eso habla muy bien del pequeño tricolor.

Destinos Entrelazados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora