La misión De Amerus

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-Onii-sama, eso sonó muy raro viniendo de ti, nunca me dijiste que te interesaba un omega ¿es lindo? ¿Que edad tiene? -

Preguntó interesado el nipón con una gran sonrisa en su rostro. Su hermano nunca mostró interés en nadie y que lo hiciera ahora lo hacía feliz.

-claro que es lindo, bastante diría yo, si mi memoria no falla al tener 24 pero se ve bastante más joven.

-nii-sama pedofilio-

comenta en un todo divertido el menor mientras mira picaramente al de piel roja, el cual gracias a ello no se puede notar el sonrojo furioso de sus mejillas. Recibe un golpe en el hombro por parte de Japón -

-tengo bastantes modelos muy bonitos para una noche de pasión sin control, por ser tú te lo dejare a muy buen precio. Como respuesta, Japón recibe un golpe en la cara con un mullido cojín que los hace ir de espaldas, no puede evitar soltar una sonora carcajada, cumplió su cometido de molestar a su hermano mayor. China sólo se pone de pie y se retira de la sala no sin antes exclamar

-prepara tus mejores conjuntos y cargalos a mi tarjeta, México pronto será mi omega -

Las risas del nipón fueron sustituidas por un ataque de tos causado por la impresión de las palabras de su hermano. Sabía lo decidido que es el chino y también sabe que no tan fácilmente se dará por vencido.

En la soledad de su habitación, China se encuentra recostado en la cama con los ojos cerrados, no puede evitar pensar en ese preciso omega que lo cautivo desde la primera vez que lo vio en la antigua universidad en la que impartía clases, México era una de los encargados de la limpieza. Lamentablemente en ese entonces el tricolor ya tenía pareja, aunque no era nada oficial pues nunca le vio la marca. Nunca supo quien era el alfa del más bajito, pues jamás los vio juntos, además de que de la noche a la mañana el mexicano desapareció y no volvió a saber de él hasta hacía un año, que vio que estaba trabajando en una estación de bomberos. Abrió los ojos con el ceño ligeramente fruncido. Ahora que no tenía rival, México sería suyo.

Mientras tanto, un mexicano iba llegando a la estación que para él ya era como un segundo hogar debido al tiempo que pasaba allí, eso sí, nunca descuidaba a su precioso bebé Bolivia y sus días libres los pasaba en su totalidad con él.

México entró tranquilamente topándose con sus compañeros en turno, los cuales al verlo se acercaron sonrientes para saludar al otro latino mientras le preguntaban por sus heridas.

-pana¿ como estas de tu brazo y espalda?-

México hace una pose cómo si mostrara sus inexistentes músculos ante la mirada divertida de los allí presentes.

-cómo nuevo, carnal. A mí el fuego me la pela, además de que sabes que yo sano rápido ¿y cómo no? Estando entre tanto latino ardiente ya soy inmune al calor.

Dice mientras guiñe un ojo de manera coqueta. Los otros no pueden evitar soltar una carcajada mientras  dicen “nohomo” todos están acostumbrados a ese tipo de trato entre ellos. La verdad es que todos en ese equipo de bomberos están bastante unidos, casi como una familia y esa es su mayor fortaleza. Y no es que los otros equipos de bomberos no lo sean, pero la verdad es que la unión de los latinos es especial.

-Por cierto mamaguevos, Chile ya nos dijo que en la mañana le vino a buscar un caballero muy bien parecido, con finta de sugar daddy ¿díganos quien es? -

Preguntó un curioso colombiano con una sonrisa pícara, a lo que los otros latinos se acercaron haciendo escándalo como adolescentes apunto de recibir un chisme de tratasen. México sólo se encogió de hombros con un poco de pena.

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