Siempre estuvo ella ↯ ┃Draco Malfoy┃☑

➸ Capitulo 64

El baile de navidad que realizaba el profesor Slughorn era dentro de una hora, trataba de convencer a Draco para ir juntos, sin embargo, no lo estaba consiguiendo.

—¿Realmente no deseas ir? — le hablé a Draco, quien miraba fijamente un libro.

—No.

—Pero—suspire cansada. —Bueno, me tengo que ir.

Me arregle mi vestido, el cual era azul noche, era en corte princesa con hombros caídos, me mire al espejo y arregle un poco mi cabello.

—Lydia—Draco me llamó.

Gire suavemente para verlo. —¿Sí?

—Te ves realmente preciosa-me sonrió.

—Cállate, me vas a sonrojar más—reí.

—Te amo—se acerca y me da un pequeño beso. —Regresa pronto.

—Te amo más.

Me retiré de la Sala de los Menesteres, empecé a caminar hacia el despacho de Slughorn, en donde sería el baile.

—¿A ti también te invitaron? —pregunto Blaise a unos pasos detrás de mí.

—Sí—solté una risa. —Al parecer le interesa saber de mi familia.

—Lo mismo digo—nos reímos. —¿Entramos juntos?

—Sí—me cruce de brazos. —Pero no somos pareja, eh.

—Como usted diga.

Junto a Blaise llegamos al baile, el cual nos empezó a resultar aburrido desde el comienzo.

—Estoy tan aburrida—musite comiendo un bizcocho.

—A mí también—rodeó los ojos. —¿Y si nos vamos?

—Sí— me levanté. — Realmente quiero—Blaise me interrumpió.

—Uy, las gemelas, Flora y Hestia—se levantó y se limpió el traje. —Espera un rato y nos vamos.

Vi como Blaise iba corriendo hacia las gemelas Carrow para coquetearles.

—Maldito puerco—murmure.

Mire alrededor, viendo alguna excusa para irme. A unos pasos de mí, se encontraba Hermione escapado de McLaggen. Agarré un vaso de zumo de calabaza, empecé a caminar hacia McLaggen.

—Oye—él se volteó enseguida. — ¿McLean, no?

— McLaggen—murmuró rodeado los ojos.

— ¿Me acabas de rodear los ojos? — murmure mirándolo con desprecio.

— No, no, no— negó con nerviosismo.

—Más te vale, McLean—advertí. —No vaya a ser que un día de estos...—solté una risa—despiertes con una pierna rota.

McLaggen me miró con miedo. — Sí, Robertson, iré con cuidado.

Sonreí con arrogancia y pasé a su lado. — Uy, lo siento.

—¿Por qué? — preguntó sin entender.

—Porque se me cayó mi bebida sobre ti.

—Pero, no cayó—lo interrumpí lanzándole toda mi bebida sobre su traje. — ¡Maldita-!

—¿Cómo? —lo miré con desprecio. —Cuida tus palabras.

Con eso último empecé a alejarme de él. Vi de reojo como McLaggen salía del despacho para limpiarse. Me puse delante de unas cortinas, en donde Granger andaba escondida.