Siempre estuvo ella ↯ ┃Draco Malfoy┃☑

➸ Capitulo 33

—¿Un picnic? —hable mirado como Draco había preparado uno.

—Sí—se sobo las manos. —La verdad no sabía que más hacer, si no te gusta, solo darme un día más y yo...

Lo calle con un pequeño beso. —Realmente me gusta.

Nos sentamos sobre la pequeña manta que estaba tendida en el suelo, Draco había preparado unos pequeños postres—seguro los mando a hacer—, especialmente había preparado mi postre favorito.

—¡Cheesecake! —grite mirando el pequeño pastelito.

—Tu favorito—dijo Draco mirándome. —Lydia, realmente perdóname, no pensé que querías que te pidiera ir al baile juntos.

—De hecho, aún no me lo pides—sonreí con ironía.

Draco comenzó a reírse y agarro un pedazo de cheesecake. —Señorita Robertson, ¿me haría el honor de ir al Baile de Navidad, con este pobre joven que esta perdidamente de usted?

—Depende de si este cheesecake está bien hecho—los dos empezamos a reír. —Claro que quiero ir contigo.

Luego de ese bello picnic, la noche llego rápidamente, así que luego de ir a cenar, Draco me acompaño a mi sala común.

Luego de ponerme mi pijama, decidí escribirle una carta a mi padre, pidiéndole que me envié el mejor vestido que consiga, para el baile de Navidad. Cuando terminé de escribir, envié mi carta con mi lechuza. Finalmente, me acosté a dormir.

Estaba en un armario, veía por un pequeño hueco una escena...borrosa.

—¡Crucio!

—Lydia

—¡Crucio!

—Cuídate, mi niña...

—¡Crucio!

—Te amo, mi niña...

—¡Crucio!

—Siempre estaré contigo.

—¡Avada Kedavra!

Mamá.

Me levante inmediatamente, muy asustada por lo que había soñado. Aunque solo escuchaba voces y veía algunas cosas borrosas, sentía que había pasado por esa escena...alguna vez en mi vida.

—¿Estás bien, Ly? —me pregunto Eli cuando me senté a lado de Draco.

—Sí, solo pase una mala noche—hable haciendo una pequeña sonrisa.

—¿Segura cariño? —pregunto Draco acariciado mis mejillas. —Podría decirle a Snape que te dé día libre.

—No te preocupes, amor—le un beso en la mejilla. —Tranquilo.

Evan ingresó al Gran Comedor y se acercó a nosotros.

—Enana, papá te envía esto—me dio un paquete. —Para que te luzcas en el baile.

—Espera, ¿papá ha hablando contigo? —pregunté ya que a mí no me respondía.

—Sí, bueno un poco—desvió la mirada. —Luego hablamos.

Intente llamarlo, sin embargo, se fue corriendo muy rápido.

—Idiota—gruñí.

El día realmente paso rápido, y es lo que más quería, deseaba con todo mi corazón que llegue el baile de Navidad. Solo faltaba unos días para que llegue.

Camine rápidamente a mi sala común, solo faltaba unas horas para que sea el toque de queda. Pero escuche unas voces en un pasillo, por donde tenía que pasar.

—Adonis, no sigas diciendo tonterías—hablo el profesor Snape, quien estaba con mi padre.

—Pettigrew dice que "él" volverá—murmuro mi padre.

—No volverá—afirmo. —Potter ya lo venció.

—¿Acaso no sientes la marca? —pregunto angustiado.

—Espera...—el profesor Snape se silenció. —Salga quien esté ahí.

Sali de mi escondite, disimulado que no había escuchado nada.

—¿Hija? —pregunto mi padre al verme.

—Lydia, ya es muy tarde para que andes por los pasillos—me hablo el profesor Snape.

—Sí, lo sé—asistí. —De hecho, estaba en camino a mi sala.

—Te acompaño, hija—mi padre se puso a lado mío. —Luego hablamos, Snape.

El profesor asistió y se retiró, mientras mi padre me acompañaba.

—¿Por qué no contestabas mis cartas? —pregunte algo molesta.

—No he tenido tiempo hija—afirmo pasado un hombro por mis hombros.

—A Evan si le respondías—reclame. —Incluso le enviaste mi vestido.

Mi padre suspiro y se rasco la nuca.

—¿Ha pasado algo? —me detuve delante de él. —Siento que te pasa algo.

—Bueno...—mi padre se quedo callado. —Nada, no pasa nada, hija.

Me abrazó y me comenzó acariciar el cabello.

Llegamos a mi sala común y decidí contarle sobre mi sueño que tuve.

—Papá—lo llame. —He estado soñado algo raro...

—¿Cómo raro?

—He estado soñado con un recuerdo borroso, siento que lo he vivido—musite mirado hacia la nada.

Mi padre me miro con seriedad. —¿Qué escuchabas en tu sueño?

—Escuchaba que lanzaban...la maldición "cruciatus".

—Lydia—me puso las manos en los hombros. —Muy pronto conocerás la verdad de todo, solo...espera.

—¿Esperar?

—Sí, esperar