Había pasado unos días desde que mi padre entro a Azkaban y Sirius...murió. Aunque no estaba totalmente bien con la noticia, tenía que ser fuerte, Draco y mi hermano me necesitaban, todo el día estaba dándoles fuerza mientras en las noches me escondía a llorar.
Estaba esperado a Evan, en el Lago Negro, ayer tuvo que irse...pidió verse con el Señor Oscuro. Claramente estaba muy preocupada, Evan no me había contado sus planes, y era raro que se tuviera que ir todo un día.
—¡Evan! —grité en cuanto apareció y me lancé a abrazarlo. —¿¡Estás bien!?
—No...—me devolvió el abrazo. —Lydia, él...él es horrible.
—¿Qué te hizo? —agarre su rostro entre mis manos.
—Él...él me obligo a matar a muggles—conto empezado a llorar. —Anoche he matado a hombres, mujeres, ancianos, embarazadas...incluso a niños pequeños.
Evan empezó a llorar en mis brazos pidiéndome perdón por todo lo que hizo.
—No fue tu culpa, Evan—acaricie su espalda. —Hay algo más... ¿no?
Mi hermano dejo de llorar para mirarme, se soltó de mis brazos y habló. —Soy un mortífago.
Levanto la manga de su antebrazo, enseñando...su marca. Al instante bajé su manga y lo abracé, esta vez llorado yo.
—¿¡Por qué lo hiciste!? —grité.
—Era uno de los dos, Lydia—murmuro. —Si no iba yo, iría por ti.
—Evan...—sollocé. —Perdón por lo que tuviste que hacer.
—Eres mi hermanita—me sonrió. —No dejaré que le hagan daño a mi hermanita.
Le sonreí y dejé de llorar, para solo abrazarlo en silencio.
—No dejes a Draco—habló. —La oscuridad irá por él.
—¿Qué? —lo miré asombrada. —No...
—El Señor Oscuro está furioso con Lucius—aclaró. —Es obvio que irá por él.
No iba a llorar, tenía que ser fuerte, esta vez yo protegería a Draco.
—No dejaré que la oscuridad lo consuma—prometí. —No lo dejaré.
—Nunca lo he dicho, pero—Evan sonrió, —me alegra saber que estás con él. Si le sacas su egocentrismo y caprichoso, es buena persona.
Al día siguiente, en el viaje de vuelta a casa en el expreso de Hogwarts, estaba en el mismo compartimiento con Eli y Evan, Draco había salido a arreglar unos asuntos.
Los tres estábamos en silencio, Eli también la estaba pasado mal, sabía que su abuelo era un mortífago, las cosas en su casa no iría nada bien, como en la mía.
—Lydia...—me llamó Evan. —¿No quieres ir a buscar a Draco?
Iba a negarme, pero Eli me miro y habló. —Ly, anda con tu hermano.
Al ver su mirada, sabía lo que quería, deseaba llorar, pero no lo haría frente a ninguno de los dos. Apenas cerré la puerta, escuché como Eli lanzaba un hechizo para protegerla, y sus llantos empezaban.
Con Evan empezamos a buscar a Draco, a quién no encontrábamos por ningún lado. Hasta que lo encontramos junto a Crabbe y Goyle en un duelo con los miembros del Ejercito de Dumbledore. Crabbe y Goyle habían sido convertidos en unas babosas, quería hacer lo mismo con Draco, pero al instante reaccionamos y nos metimos en el duelo.
—¡Desmaius! —aturdí a Hannah Abbott. —¡Petrificus Totalus! —hechice a Ernie Macmillan.
Evan era más ágil, lanzaba hechizos de forma no verbal, haciendo perder la batalla a Susan Bones, Terry Boot y Justin Finch-Fletchley.
— ¡Immobulus! —lancé a Anthony Goldstein, el último que faltaba.
—Sirius estaría decepcionado de ustedes—murmuro Potter. —¿Por qué siguen con ellos? ¡Murió por su culpa!
—¡Cállate! —grité. —¡Tú no sabes nada, Potter!
—¡Solo sé que están apoyado a asesinos! —hablo con fiereza. —¡Felizmente su padre está en Azkaban!
—Tú haces todo para proteger a tus seres queridos, ¿no? —hablo Evan.
—¿Qué? —Potter lo miro enojado. —¿¡Qué tiene que ver todo eso!?
—Contesta, lo haces por ellos... ¿no? —Evan quedo frente a frente con Potter.
Potter se quedó unos segundos en silencio y respondió. —Sí.
—Nosotros hacemos lo mismo—Evan continuó. —Protegemos a las personas que amamos.
—Ustedes los están llevado a su propia muerte—Potter continuó protestado, pero al instante se calmó. —Yo...le prometí a Sirius que los ayudaría.
—No nos puede ayudar, Potter—Evan lo miro con frialdad. —Nadie nos puede ayudar—le dio la espalda a Potter. —Nuestro bando fue elegido incluso antes de nacer.
Evan comenzó a caminar, al lado contrario que estaba Potter, yo lo iba a seguir, pero mire a Potter.
—Te diré una sola cosa—levanté mi varita y se la puse en cuello. —Draco me tendrá siempre, ni tú, ni nadie le harán daño.
Con eso último que le dije, agarré la mano de Draco y empezamos a caminar hacia nuestro compartimiento.
—Lydia—Draco se detuvo conmigo y me agarro el rostro. —Gracias...por todo.
Le sonreí. —Gracias a ti por amarme, Draco.
El camino final del expreso llegó, con Evan no sabíamos a donde íbamos a ir ahora que nuestro padre no estaba. Apenas bajamos del tren, apareció Cissy, quien se encontraba con un aspecto cansado y triste.
—Hijo mío—Cissy le dio un pequeño beso en la mejilla a Draco, como siempre. —Extrañaba tanto verte—luego nos miró. —Lydia, Evan, su padre ordenó que los lleve conmigo.
—Será un gusto estar contigo, Cissy—agarre su mano. —Lamento todo lo que tuviste que pasar.
—No te preocupes, Ly—me dedico una triste sonrisa. —Me alegra saber que estuviste de lado de mi Draco todos estos momentos.
—Siempre lo estaré—sonreí mirando a Draco quién me devolvía la sonrisa.
Tiempos oscuros iban a venir, y yo no estaría dispuesta a ver morir a mis seres queridos. Haría todo por protegerlos, todo.
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Siempre estuvo ella ↯ ┃Draco Malfoy┃☑
FanfictionLydia, perteneciente a la noble y ancestral casa de los Robertson, seleccionada en Ravenclaw, enamorada desde su primer año del chico más arrogante de Hogwarts, Draco Malfoy. Desde pequeña le inculcaron firmemente la importancia de la pureza de san...