Siempre estuvo ella ↯ ┃Draco Malfoy┃☑

➸ Capitulo 54

Sirius

Solo sentí como mi vida era llevada por el hechizo Avada Kedavra, lanzado por mi querida prima. Después de eso sentí como mi cuerpo se iba, sentí como caía un vació.

¿En donde estaba? ¿Todo había acabado? ¿Había muerto?

Me removí del lugar de donde estaba tirado, con mi mano derecho toqué el suelo, al darme cuenta que era pasto abrí los ojos, sin embargo, una luz blanca me impidió abrirlos por completo. Cuando pude abrir por completo mis ojos, observé que estaba en un campo, no tan lejos logré visualizar una pequeña casa. Me levanté aún aturdido de todo lo que estaba pasado, y empecé a caminar hacia esa casa.

Una mujer pelirroja estaba en la entrada, sentada con un pequeño gato entre los brazos.

—¿Li-Lily? —pregunte sin creerlo. —¿E-eres tú? —levanté un poco más la voz.

La mujer levanto la mirada, y sí, era Lily.

—Es lamentable saber que llegaste antes de tiempo, Sirius—me sonrió. —Merecías llegar anciano.

—¿Te pu-puedo abra-brazar? —pregunte con algo de temor.

Lily se levanto para abrir sus brazos, a lo cual me acerqué y la abracé.

—Te juro que no fui yo—empecé a sollozar. —La maldita rata de Peter fue quien revelo la dirección, yo-yo solo...

—Esa ya no importa—murmuro. —Gracias por cuidar a mi Harry, el tiempo que pudiste.

—Harry...—me acordé. —Diablos, no, no, yo no puedo estar aquí—me separe del abrazo. —Harry me necesita, él...

—Él estará bien—una voz hablo detrás de mí. —Su padrino le enseño todo lo que necesita.

—No...—murmure para voltear...—Tú.

—Así que canuto, ¿no piensas saludarme? —se acercó a mí. —Canuto, ¿estás llora...?

Interrumpí a James para abrazarlo. —Maldita sea cornamenta, porque te fuiste sin mí.

James empezó a reírse. —Quería llegar antes que tú—se separo del abrazo. —Tu no tuvieras que estar aquí—me miro con tristeza.

—Yo...tenia que cuidar a Harry—murmure bajado la mirada. —Había planeado con Adonis llevarme a Lydia y Evan...

—¿Adonis? —James empezó a reír. —¿Desde cuándo dejo de ser Idiotonis?

Me di cuenta de mi error y empecé a reír. —Digamos que arreglamos cuenta cuando estaba allá abajo.

—Evan seguro será una copia de su padre—Lily habló. —¿Y la pequeña Lydia? Nunca lo pudimos conocer.

—Lydia...—sollocé. —Maldición, Lydia es igual que su madre—empecé a reír. —Claro, solo en el físico, su personalidad es igual que de su padre. —Lily y James se miraron. —¿Qué? ¿Por qué me miran así?

—Sirius—James me puso una mano en el hombro. —¿No te acuerdas quién está aquí?

Me quedé unos segundos en silencio, hasta que entendí a que se refería. —Ella...

—Vaya, vaya—una dulce y suave voz sonó detrás mío. —El gran Sirius Black, no se acuerda de mí—me giré a verla. —¿Tan rápido me olvidaste, Sirius?

—Odette...—mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas. —Mi Odette.

Empecé a correr hacia ella para alzarla en mis brazos, comencé a llorar cuando pude abrazarla, cuando pude sentir de nuevo su aloma, su calor, realmente...la extrañaba demasiado.

—Odette—sollocé. —Odette, Odette, Odette.

—Sirius, Sirius, Sirius—ella empezó a reír. —¿Por qué estas llorado tanto?

—Porque he vuelto a ver al amor de mi vida—Odette me miro con ternura. —Maldición, tu no tuvieras que estar aquí...

—Las cosas siempre pasa por algo—me sonrió. —Tu...Sirius, ¿tú por que estás aquí? —empezó a llorar. —Tuvieras que haberte salvado.

Le sonreí para juntar nuestras frentes. —Te extrañe.

Odette me miro enternecida. —Me alegra saber que has podido conocer a mis hijos.

—Lydia me sacaba de quicio—hable rápidamente. —Tiene la misma actitud que...Idiotonis.

—Adonis—murmuro. —¿Él...cómo está?

—Destrozado—hablé. —Me había pedido llevarme a Lydia y Evan a la Orden, pero...no se pudo—baje la mirada. —Voldemort quiere reclutar a Evan.

—No, mi niño, no—se tapó la boca.

—Te juro que intenté hacer de todo—agarré sus manos. —Lydia también esta en peligro, está con el Malfoy pequeño...

—¿Draco Malfoy? —murmuro. —Así que mi pequeña princesa encontró el amor.

—Él no se la merece—crucé los brazos.

—Siempre tan celoso, Sirius—empezó a reír.

Nos quedamos viendo unos segundos hasta que volví a hablar.

—Realmente te extrañé—la abracé. —Te extrañe demasiado.

Odiaba estar en este sitio, pero...con tenerla conmigo, me hacía feliz.