A mediados de octubre, Draco no había avanzado casi nada en la reparación del armario.
—Draco, cálmate—murmure. —Ya es tarde, deberíamos ir a dormir.
—No—murmuro fríamente. —Tengo que terminar antes de navidad.
—Lo sé—agarré suavemente su brazo. —Pero tienes que descansar.
—¡No! —se soltó de mi agarré. —¡No voy a descansar hasta reparar esto!
Me sobresalte ante su grito. —No es necesario que me grites—baje la mirada. —Mejor me voy.
Empecé a caminar hacia la salida, sin embargo, Draco me agarro suavemente del brazo.
—Perdón.
Me giré lentamente para mirarlo. —No pasa nada—acaricie su mejilla. —Trato de entender el estrés que debes tener.
Agarre su mano y lo lleve al mueble que había frente a una pequeña chimenea, él me rodeo con su brazo para darme un pequeño beso en la frente.
—Te amo.
—Yo te amo más—sonreí.
El silencio abundo por unos minutos, hasta que decidí romperlo.
—¿Tienes alguna idea para tu otra misión? —murmure.
Draco se quedó viendo el fuego y solo negó con su cabeza.
—Yo sí—me miro asombrado. —El collar de Ópalo, es un objeto maldito, está en Borgin y Burkes...
—Se darían cuenta que estamos en algo si vamos a la tienda esa—gruño Draco.
—Evan me lo va a traer—afirme. —Él sabe la manera perfecta de guardar objetos y hacerlos pasar como si nada.
—¿Cómo se lo entregaríamos a...Dumbledore? —pronunció con temor.
—Si Madame Rosmerta entrega el collar a...—pensé en algún estudiante, —Katie Bell, ella le daría como obsequio a Dumbledore, así lo tocaría y moriría al instante.
—No creo que Madame Rosmerta este de nuestro lado—bajo la mirada.
—Con la maldición Imperius, si lo estará.
La primera salida a Hogsmeade había llegado, con Draco acordamos que se quedaría en Hogwarts durante el plan, sería el primer sospechoso por Potter si lo ve.
—Me siento realmente mal—camine junto a Luna. —Quizás con una taza de té se me pasará.
—Te hubieras quedado—habló Luna preocupada.
—¿Y soportar a Draco? —fingí molestia. —Ha estado insoportable estos días, no quiero ni verlo.
Me muero por estar junto a él.
Con Luna empezamos a caminar hacia Las Tres Escobas.
—Hola Neville—saludé amablemente. —El único león que puedo soportar.
—Lydia, Luna—nos saludó para ponerse a nuestro lado.
Los tres llegamos a nuestro destino, inmediatamente les dije que iría al baño. Cuando llegue busque el tercer retrete, en donde Evan había escondido el collar. Espere que Rosmerta entrará.
—El frío esta horrible—maldijo. —Felizmente ya llegará las vacaciones de navidad.
Silenciosamente me puse detrás de ella.
— Imperius —maldije.
Cerré la puerta para que nadie pudiera interrumpir y mire a Rosmerta.
—Vas a entregar este collar a Katie Bell—mire fijamente a sus ojos. —No lo tocarás ni tú, ni ella, le ordenarás que se lo entregue a Dumbledore.
Con la maldición hecha, me iba a retirar hasta que escuche a Katie Bell hechizado la puerta.
— Alohomora —habló para ingresar, al instante me escondí en un baño. —Oh, hola Madame Rosmerta.
No me vio, que alivio.
Solo podía ver por un pequeño hueco que tenía la puerta del baño.
— Imperius—Rosmerta hechizo a Katie. —Le darás este objeto a Dumbledore.
Katie bajo el efecto de la maldición cogió el objeto y se retiró del baño. Espere unos segundos, y desde el retrete le quite la maldición a Rosmerta, quien se vio al espejo.
—¿Qué hago aquí? —movió su cabeza. —La edad me está afectado.
Rosmerta salió del baño, al instante pero cuidadosamente me retire, ya había tardado mucho tiempo.
—Ya iba a ir a verte—hablo Luna mirándome preocupada.
—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó Neville.
Sabía que Neville no iría a contarle nada a Potter, pero, si Potter le preguntará, sé que le diría todo lo que sabe.
—Me vino mi período—Neville se sonrojo. –No tenía toalla a la mano, así que tuve que ingeniarme algo...
—No quiero saber más detalles—murmuró Neville, mire a Luna quien tenía una graciosa sonrisa.
Tomé rápidamente mi té. —Creo que volveré a Hogwarts, no me siento para nada bien.
—¿Deseas que te acompañe? —preguntó Luna, a lo cual negué con la cabeza. —Vas con cuidado.
—No te preocupes, nos vemos en la sala común—miré a Neville. —Te me cuidas, león.
Con paso fuerte, me cruce con el Trío de Oro y Eli, quienes estaban sentados en una mesa algo alejada de la cual estaba sentada.
—Lydia—Eli me llamo, como se lo había indicado anteriormente. —¿A dónde vas?
—Me siento de la mierda, Bennet—murmure. —¿Qué te importa?
—No me importa—me miro, en lo profundo de sus ojos veía las ganas de reírse de la situación fingida. —Sigue tu camino.
Eli, te amo, gracias por seguirme la corriente.
Sali de Las Tres Escobas, como si la grandiosa Rowena Ravenclaw estuviera de mi lado, McGonagall se cruzó en mi camino.
—Señorita Robertson —me llamó. —¿A dónde va?
—Me siento realmente mal, profesora—tosí un poco. —Me retiraré a Hogwarts.
—Vaya señorita—permitió. —Sé que no se desviará del camino.
A paso rápido llegue a Hogwarts, al instante subí al séptimo piso, me posicione justo en frente de un tapiz de Bárnabas el Chiflado, e hice aparecer la Sala de los Menesteres.
—¿Lo lograste? —me pregunto Draco apenas entré.
—Sí—afirme. —Lo logré.
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Siempre estuvo ella ↯ ┃Draco Malfoy┃☑
FanficLydia, perteneciente a la noble y ancestral casa de los Robertson, seleccionada en Ravenclaw, enamorada desde su primer año del chico más arrogante de Hogwarts, Draco Malfoy. Desde pequeña le inculcaron firmemente la importancia de la pureza de san...