Cap. 96 Deseos peligrosos (Parte 2)

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Megan Carter

El timbre sonó, todos sus sentidos se alertaron, el corazón le latía al mil por segundo, incluso ella misma podía escuchar sus latidos. Soltó un pequeño gruñido exasperada por sus propias emociones, no puede creer que se sienta tan nerviosa y tan ansiosa.

"Vamos Megan, comportarte."

Se miró en el espejo una última vez alisando un poco la ropa que llevaba, tal vez interiormente si buscaba provocarlo, pues tenía una pequeña blusa de tirantes escotada que resaltaba sus curvas, un pantalón que resaltaba sus piernas y un pequeño suéter encima, sonrió como niña pequeña y luego se dirigió a la puerta. Con dificultad y con las manos un poco temblorosas logró jalar la manija y abrir hasta encontrarse con el hombre que le altera los sentidos. El tan solo verlo le corta la respiración, pero tiene que hacer uso de todas sus fuerzas para no saltar y abrazarlo, ni siquiera se conocen, pero siempre ha sido demasiado expresiva y llena de confianza, se abría lanzado a sus brazos sin importarle lo que pensara, pero no quería espantarlo, ni mucho menos ilusionarse con algo qué tal vez no tome el rumbo que espera.

-Hey... adelante... es... bueno volver a verte...

Murmuró lo último con algo inseguridad, como si tuviera miedo de sobrepasar un límite que él no quiera, pues a pesar de todo quiere darle la porción de guiarla, que le diga lo que quiere, o le dé una pista, porque no está nada segura de la razón que él tuvo para llamarla y volverla a ver.

-¿Todo bien?

Le pregunta respecto a si encontró una manera fácil de llegar, solo para romper un poco con la tensión mientras se hacía a un lado para dejarlo pasar y señalarle el interior con la palma de la mano. No pudo evitar mirarlo de arriba a abajo, es terriblemente sexy, esa camisa entallaba a la perfección su marcado cuerpo, podía ver el inicio de su pecho con la camisa a medio abrochar.

El calor inmediatamente la invadió. Dios le encantaría volver a sentirlo piel con piel. Quiere tenerlo encima y debajo de ella. Sus pantalones eran ligeramente entallados, lo suficiente como para que un bulto sobresaltara ligeramente, no tenía erección, pero ese pantalón realmente la hacía pensar mal. Carraspeó ligeramente, si no fuera porque enserio lo dejará escoger ya lo tendría sobre el sillón poseyéndolo como quiere. Volvió a subir la mirada a sus perfectos ojos claros simulando una sonrisa para no dejarse ver más descarada de lo que seguro el ya notó.

***
Marcos Villar

Las puertas se abrieron permitiéndole admirar A Megan, cubierta por un rayo de luz proveniente del interior de la casa. Impresionante como siempre, con su impoluta mirada misteriosa, la primera reacción del moreno al verla después de tantos días, fue un salto de su corazón hasta la garganta, tanto como a ella, a él también se le dificultaba respirar.

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