James Smith
Esas palabras. ¡Esas palabras lo volvieron loco! Sentía su ansia tan viva como la de él. Ese deseo puro que los hacia necesitarse constantemente. Mirándola con lujuria se separó un poco de ella, le dió una fumada más al pequeño porro, contuvo el humo y cómo se lo prometió se lo pasó a ella a través de un beso apasionado. Cuando retomaron el aliento, la dejó fumarlo una vez más, esta vez ella sola. Cuando ella terminó, apago el pequeño cigarro y lo colocó en la repisa más cerca.
Una vez nuevamente frente a frente a su chica, la tomó por la cintura para que quedara parada de espaldas contra él, las manos que tenía alrededor de ella la aceraban contra él hasta más ya no poder, quería asegurarse de que sintiera su ereccion. Cuando ella soltó un leve gemido de confirmación, sonrió y enredó una de sus manos entre su pelo y tiró de el con posesión haciéndole la cabeza a un lado para tener acceso a su cuello, pero antes, deja su boca cerca de su oído para susurrarle con seducción:
-Te demostraré lo delicioso que puede llegar a ser sentirte sumisa en ciertos momentos.
Tomó entre sus dientes su lóbulo y tiro de él, mientras seguía sosteniéndola posesivamente e inmovilizándola. Bajo hasta su cuello dejando suaves besos.
-Esta noche jugaremos con tus sentidos y los pondremos a volar. Seremos solos tú y yo, en un mundo muy lejos de este.
Tras estas últimas palabras no la deja responder, solo quería que pensara, que se dejara llevar por la imaginación, así que encontró sus labios y la besó profundamente, con el deseo carnal que no dejaba de aumentar en los dos. Al separarse le ordena que le espere sobre la cama sin quitarse las bragas que aún llevaba puestas. Cuando ella se da la vuelta, aprovecha y la observa casi comiéndosela con la mirada.
Entrecierra los ojos y entre abre los labios, todas esas sensuales curvas y esa piel impecable eran solo para él. Había estado esperando todo el día para tenerla sobre su cama solo con unas pequeñas bragas y su deseo estaba a punto de cumplirse, no podría sentirse más emocionado.
Después de que ella desapareció de su vista, se movió por el armario en busca de todo lo que necesitaría para esta noche, y cuando tenía todo, regreso a la habitación donde su novia lo esperaba justo como le ordenó. Le dedica una sonrisa ardiente, y luego coloca todas las cosas en la mesa de noche junto a la cama. Había colocado unas esposas, las llaves para las esposas, un antifaz negro suave de satén, el vibrador especial para ella y una sorpresa más que terminaría por hacer de esta noche la mejor de todas, algo que los volverá locos a ambos.Se quedó solo con un pequeño frasco de aceite de jazmín en sus manos para darle un pequeño masaje a su novia quién se veía espectacular solo con esas bragas y expuesta a su completa mereced sobre su cama, aunque la notaba excitada sabía también cuando estaba tensa, y antes de hacerle el amor quería relajarla, distraerla de cualquier pensamiento que le esté haciendo daño y también demostrarle que a pesar de lo mucho que le fascina tener sexo con ella, sus emociones, sus sentimientos, en resumen ella, siempre estará primero que el deseo.
Quería que no se sintiera sola, que se diera cuenta de una vez por todas de que tiene a alguien que nunca la abandonará y que siempre hará más de lo que pueda para protegerla y hacerla sentir especial, ella no vale menos. Con ella sentada sobre la cama, comenzó a esparcir poco a poco el delicado aceite sobre su cuerpo, no pudo contener una sonrisa orgullosa al sentir sus hombros menos rígidos con cada movimiento.
-Eso es nena, déjate llevar. ¿Te he dicho lo especial que eres para mí?
Le susurraba con amor. Ahora pasaba a masajear sus brazos con el mismo cariño que había en sus palabras.
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TE DESEO
Romance-Me gustaría estar ahí contigo, desnudarte poco a poco mientras te estremeces bajo mis dedos, abrir totalmente tus piernas y saborearte, jugar con tu cuerpo hasta llevarte fuera del mundo aún entre esas cuatro paredes. Luego poseerte, hacerte mía y...