Cap. 50 Bolas Chinas

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James Smith 

Apagó el motor del auto aún atónito por la explicación que le acaba de dar su novia. Intentaba mantener su expresión sería pues no quería dejarle ver su asombro, no quería intimidarla. Ella no es de muy expresarse y valoraba mucho cuando lo hacía. Esto era un gran paso. Asiente con seriedad respecto a no responder nada, la entendía perfectamente. Él también quería darle todo de él y ponerla siempre de primero. Le sonríe con amor cuando escucha su agradecimiento y siente el beso sobre el dorso de su mano. 

- No tienes nada que agradecer, era un error de mi parte y reconocería todos mis errores con tal de no perderte nunca, nena.  

Se acerca para besarla con amor tiernamente. Durante el beso se le enciende todo por dentro, ella parece experimentar lo mismo pues unos segundos después intensificó el beso. Cuando se quedaron sin respiración, se separó rápidamente antes de que las ganas le ganaran antes de tiempo ya que tenía algo más en mente para ella. ¿Para qué hacerlo dentro del auto si podía hacerlo afuera? Además, necesitaba aire o todo su cuerpo terminaría por prenderse en llamas. 

- Espera aquí nena, yo te abriré.  

Le advierte con carácter, pero a la misma vez ternura. Baja del auto y lo rodea rápidamente hasta la puerta del lado de ella. Le abre la puerta del auto y mientras espera a que ella salga, le dedica una sonrisa maliciosa que estaba seguro le dejaría mucho que pensar. En cuanto sus miradas se cruzan no puede evitar agrandar su sonrisa. Una vez que ella está fuera del auto, cierra la puerta y se queda frente a ella impidiéndole el paso mientras la miraba desde su altura a esos ojos azules que ya se encontraban alto sorprendidos. Se acerca a ella un poco más y sostiene su cintura con ambas manos. Inmediatamente nota como a ella se le altera la respiración, no puede evitar morderse el labio inferior, amaba ver todas las reacciones que podía provocarle a su mujer. 

- Ahora no quieres que te responda con palabras, pero puedo hacerlo con placer. Y, estoy seguro de que también lo quieres.  

La atrae hacia él para que pueda sentir su calor. 

-Nos deseamos desde que nos provocamos en la oficina.  

Le recuerda con una voz varonil bastante seductora, con esperanzas de poder recordarme todo ese magnetismo que sentían cuando estaba encerrado entre esas cuatro paredes hace menos de una hora. Después de darle un tiempo de unos breves segundos para que su mente se pusiera a volar a rienda suelta, y sin que ella se lo espere, la besa profundamente sintiendo como en ese preciso instante el mundo se detiene una vez más. Nota que ella se resiste un poco, pero esta vez sabía que no era por enojo, de seguro estaba preocupada por su malestar, y aunque aún le dolía levemente la cabeza, sabía que estaría bien, que ya podía hacer el esfuerzo, lo necesitaba, ella es su mejor medicina y no podía esperar para perderse en su piel una vez más... 

- Estoy bien, nena. Y lo seguiré estando, pero necesito olvidarme de toda una vez más. Quiero irme a otro mundo contigo.  

Le animaba entre besos mientras una de sus manos subía por su espalda suavemente, pero a la vez con firmeza, y la otra se dirigió hasta su trasero, lo apretó de manera juguetona y seductora y para incrementar sus emociones le mordió el labio inferior con el mismo aire juguetón. 

-Relájate y confía en mí.  

Dicho esto, muy cerca de sus labios la levantó y la tomo entre sus brazos y le ordenó que enredara los pies sobre sus caderas. Cuando ella lo hizo se dirigió con ella entre los brazos hacia el capó del auto, estaba dispuesto a hacerle el amor a su novia justo encima de este bonito Ferrari. La recostó sobre y siguió besándola apasionadamente mientras le daba tiempo a ella de asimilar lo que estaba a punto de hacerle.  

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