Cap. 65 ¿James tiene una rival?

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James Smith

Antes de llegar a los ascensores, se detuvo en el puesto de su secretaria, y confirmo que habían llegado las llaves que había mandando la señorita Parker como habían acordado. Le pide a su secretaria que cuide muy bien los papeles que también le habían mandado, los firma y se los entrega nuevamente con órdenes para que se los haga llegar nuevamente a la señorita Parker a primeras horas de la mañana. Luego le advierte a la mujer que Ivy se quedará tal vez un rato más en su oficina, que no la moleste a menos que ella necesite algo.

-Por cierto, si alguien de apellido Valencia quisiera comunicarse conmigo en algún momento que no esté yo en la empresa, reciba todo lo que él le entregue y déjemelo saber de inmediato.

Finalizó seriamente. Se despidió de la mujer y finalmente se dirigió a los ascensores. Estando en la acera frente a la empresa, cerró los ojos dejando que el aire frío de la noche lo relaje un poco. Inspira hondo y se acerca a sus dos guardias de seguridad para darles la noche libre. Quería estar solo. Cuando los hombres se van, sube a su auto y comienza a conducir sin rumbo, pues aún no tenía claro lo que haría. Quería  llamar a Marcos para ir por unos tragos a un bar que solían ir, pero se arrepiente pues el bar también es un club de strippers y lo que menos quiere es que le den noticias falsas a Ivy o meter a su mejor amigo en algún problema con su esposa. Además, no quería involucrar a más nadie en estos problemas.

No podía dejar de pensar en su novia mientras atravesaba las aún concurridas calles de Nueva York. El amor entre ambos fluía de cierta manera bien y a veces pensaba que estaba logrando llenar sus vacíos, pero son tantas cosas las que están mal. Es devastador que un dia lo ame y al otro no. O que un día sea un libro abierto y al otro uno completamente cerrado.

Esta mañana el olor de su novia aún estaba impregnado entre las sabanas de la cama. No deseaba estar en el departamento, al pasar entre un par de calles, divisa un restaurante, el mismo al que fue con su novia para una de las cenas de negocios unas semanas atrás, en ese momento recuerda que no había vuelto a comer desde la mañana, algo que no le favorecía, pero sin duda ese restaurante tampoco era un buen lugar para estar. Seguían pasando los minutos hasta que casi sin darse cuenta, como si su cuerpo estuviera en automático, terminó estacionando el auto, para luego continuar a pie hasta que llegó al puente Brooklyn. Un lugar lleno de promesas que se fueron al vacío, este sí que era el lugar menos indicado para pasar el rato, pero tenía tan buenos recuerdos de la noche en la que trajo a su novia, que no le permitían irse.

Incluso consumido en el silencio no lograba alejarla de sus recuerdos, ella forma parte de cada uno de ellos. No podía asimilar la idea de no volver a verla, se negaba rotundamente a aceptar que este es el final de lo que tienen. Por momentos, entre largos suspiros, le daba la sensación de que todo esto se trataba de un mal sueño del que nunca despertaría. Eso no será un impedimento para hacer que se rinda.

Sus hermanos son asesinos y posibles mafiosos. Ella no lo escogió. No es una realidad fácil con la que vivir, aún no sabe cómo reaccionará si un día vuelve a encontrarse con Daryl cara a cara. Megan le caía bien, pero desde que supo la verdad no puede dejar de pensar respecto a ella de una manera diferente. Sumándole a todo eso lo que ha pasado el día de hoy, perder a su mejor amiga, no saber cómo enfrentar a Lucas, perder a su novia. Es como si su pasado siempre estuviera persiguiéndole de alguna manera, como si siempre le recordara que nunca podrá ser feliz, que cuando todo vaya en su mejor momento, todo lo bueno se convertirá en nada.

Esta tan molesto con su novia, en esta ocasión si la culpa un poco por la situación en la que están, pero ¡maldición también la ama! Y ese sentimiento no es algo con lo que se pueda luchar fácilmente. Cuando te enamoras del alma de una persona ya no hay nada que hacer, no existe marcha atrás. El corazón, la mente y el cuerpo no vibran por cualquiera, la piel no se enciende con todas las caricias y los labios no disfrutan todos los besos.

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