Cap. 81Persiguiendo el deseo. (Parte 2)

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Megan Carter

Un pequeño y apenas audible gemido le salió de los labios, esa manera en la que estaba sosteniéndola del cuello la estaba excitando sin fin. Por un momento se detuvo a pensar en el lugar en el que estaban, no había personas pues apenas era temprano y aunque hubiera, se sentía tan excitada que pierde los sentidos. Su pecho semi descubierto la dejan con ganas de arrebatarle la camisa por completo.

"Este hombre está enloqueciéndome."

Pensó completamente excitada, si no fuera por el lugar ya lo tendría contra la pared. Todo de él la atrae y necesita terminar con esas ganas que comienzan a sofocarla. Lo miraba desafiante, con los labios separados deseando besarlo, y la respiración agitada. Escuchaba cada latido de su corazón, era rápido, y su respiración iba al mismo ritmo, algo que la enloquecía por completo.

- ¿Eso quieres? Resulta muy excitante escuchar tus deseos.

Murmuró suavemente sin dejar de mirarlo con el mismo desafío.

-Me parece que no eres tú... hace calor... ¿porque no... continuamos esta conversación en un lugar más... cómodo?

Sugiere con la voz sensual para luego acercarse y romper el espacio que les separaba, dejándole un muy suave y lento beso, lleno de seducción y animándolo a seguir.

Sugiere con la voz sensual para luego acercarse y romper el espacio que les separaba, dejándole un muy suave y lento beso, lleno de seducción y animándolo a seguir

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Marcos Villar

No falto más para que el moreno terminara de enloquecer, ese beso, muy suave y lento le hizo estremecerse placenteramente. Le correspondió apretando un poco más la mano que tenía alrededor de su cuello, y sintiendo como las terminaciones nerviosas de su cuerpo se electrizaron. No sabía si había sido por el tiempo que ha pasado sin tener sexo o besar a una mujer, pero ese pequeño beso logró motivarlo de una manera inexplicable y le gustaba saber que no era el único acalorado por el deseo.

Están en un hospital. ¿Qué lugar puede ser más privado? Se preguntaba ansioso por tenerle a solas solo para él y poder plasmar en la realidad sus más oscuros y excitantes pensamientos, hasta que, como un rayo de luz, en el momento preciso, le llegó una idea a la cabeza. Se levantó y le tendió una mano a Megan, sonriéndole cómplice mente.

-Acompáñame.

Murmuró con un tono de voz ronco. Cuando ella aceptó su mano, caminaron hacia la salida de la cafetería, después continuaron hacia los ascensores, allí como el caballero que es, la dejó entrar primero. Para mala suerte había más personas dentro. Después de marcar el botón del parking, se situó al lado de Megan y volvió a tomar su mano, se la apretó ligeramente con deseo y la miró con unos ojos abrazadores, prendidos por la llama de la lujuria que seguía incesantemente recorriéndole todo el cuerpo.

Ella le devolvió el apretón, acto que le hizo sonreír con malicia. Le gustaba ver lo excitada que ella también estaba. Eso lo ponía mucho más caliente. Faltaban varios pisos para llegar hasta el sótano del parking del hospital, las personas salían y entraban, el ascensor cada vez más se llenaba hasta que Megan terminó delante de él. Quedaron en una esquina, muy cerca, con sus cuerpos totalmente pegados uno contra el otro, su erección quedaba muy bien posicionada justo detrás del trasero de Megan. Aunque tal vez no era la situación más cómoda del momento, no podía negar que le gustaba y no tardó en dejárselo saber a la impresionante mujer que estaba a punto de devorar.

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