8. ¿Una mujer con ganas de sexo es más peligrosa que un hombre?

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Ivy Carter

La cena había pasado perfecta, risas, bromas, ambos conociéndose aún más, jamás se había sentido tan bien, se sentía como en casa, como si por fin no estuviera sola, sentía que podía apoyarse en alguien. La comida, el ambiente y especialmente él ayudaron a que se sintiera mejor, notaba que el aún se preocupaba, pero ella se sentía de maravilla. Al poco rato que llegan a la habitación y se colocan debajo de las sábanas, ella pega más su cuerpo a él, sentía su calor que la hacía sentir muy bien, sus brazos la envolvían como una manta y sentía su respiración cerca, casi escuchaba sus latidos. Ese sonido con el que se queda dormida al poco rato...

Pasaron unas horas y sentía la garganta seca lo que la hace despertarse. Tenía mucha sed. Al abrir los ojos la habitación estaba a oscuras, ve la hora y apenas era la 1:00 am. Se gira para ver a James, se mostraba profundamente dormido. Ella se levanta y se acerca a un buró cerca de la ventana, de este, toma la jarra de agua y un vaso que ya estaban ahí. Vierte el agua y después lleva el vaso a sus labios, inmediatamente siente como se le humedecen. Toma otro y después se dedica a ver un instante la ciudad por la noche, la llenaba de paz esa vista. El cielo casi iluminado por las luces de la ciudad, pocos autos, podría notarse que toda la gente ya estaba totalmente dormida. Pensaba en lo afortunada que era por estar ahí con James, tener un compañero al que podrías confiarle todo, aun cuando ella no era de muchas palabras. Estos pensamientos la hacen girarse sobre su mismo lugar hacia él y observarlo dormir. Su rostro estaba tranquilo, su pecho desnudó completamente bien formando y de pronto...

"No puede ser..."

Abre más los ojos sorprendida ante lo que veía. Tenía una erección. Estaba dormido y su miembro estaba erecto aún debajo del bóxer que llevaba. Ahora sentía una descarga de calor en su cuerpo, tenía unos pensamientos realmente perversos, si fuera ilegal pensar así ya estaría tras las rejas. Deja el vaso sobre la mesa, la respiración se le aceleró, el deseo volvía y ahora sentía que tenía que sacar esas ganas que le tenía desde que estaban en la cocina. Casi inconscientemente se acerca a él, lo observa con detalle, incluso mirar su cuerpo la excitaba de gran manera, era realmente sexy y no podría resistirse. El pensamiento que le consumía la mente estaba por llevarse a cabo.

"Esto está mal. Demasiado. No puedo... No debo..."

Se decía así misma mientras llevaba las manos hasta el inicio de su bóxer.

"¡Ivy detente!"

"No es tan malo... no es algo que no hayamos hecho antes"

"¡Está inconsciente!"

Se decía a si misma y luego su consciencia le respondía. ¿Sería una violación? Son novios y... al fin y al cabo... puede que a él no le moleste. Se muerde el labio inferior mientras le bajaba el bóxer con cuidado hasta quitárselo por completo y lo tira al suelo. Se detiene un momento para observarlo; estaba profundamente dormido, su pecho subía y bajaba tranquilamente, su cuadros perfectamente bien marcados expuesto a ella y con una enorme erección que solamente le daban ganas de pecar, de verdad quería follarlo, tenía que hacerlo, al diablo las imprudencias, necesitaba desatar ese deseo.

Su sube a la cama y camina hasta el casi a gatas con mucha sutileza. Coloca una pierna a cada lado de sus caderas mientras aún lo observaba dormir. Se detiene detallándolo aún sin estar segura, prácticamente sería una violación pues a pesar de que ya lo han hecho, la otra parte no estaba consiente.*

"Pero mira todo eso. ¿Como no querer follarlo si está tan excitado y ni siquiera se da cuenta?"

Se decía a si misma mordiendo su labio inferior y mirando su pene completamente erecto para ella. Sin más toma su miembro con una de las manos, con la otra separa más sus labios vaginales como él suele hacerle, conduce su erección hasta la entrada de su vagina y lo hace introducirse en ella lentamente. Baja las caderas poco a poco dejándolo entrar suavemente y no puede evitar soltar un gemido mientras llevaba las manos hasta su abdomen e inconscientemente encajaba sus uñas en él por la deliciosa sensación.

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