Capítulo 76: Pensar

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SEMANAS DESPUÉS...

Narra Tomas

La una del mediodía acá en Barcelona. Hacia unos días llegue, era una ciudad hermosa llena de arte y pura arquitectura por donde lo mires. El clima estaba feo para muchos, ideal para mí.

No hace muchos días llegó el otoño, los árboles pelados y los diferentes colores de las hojas por todo el suelo, el viento flameaba las copas vacías de estos y al compás el movimiento de algunas hojas por el aire.

La ventana del hotel daba directo al centro, la gente paseaba lo más campante. No había horarios ni nada que los limite en su paseo, la brisa le pegaba directo en la cara haciendo que estos alargan unos centímetros más las bufandas que cubrían sus cuellos.

La seguía buscando entre la multitud, estaba a miles de kilómetros, era imposible que esté entre tantas personas y justo acá.

Nos habíamos adelantado en cuanto a los sentimientos, no es que no la ame, solo que teníamos todo el tiempo del mundo apuramos las cosas al pedo. Igual en el fondo era sabido que no es una persona de olvidar fácil, esta vez fue distinta y no hablo por las mentiras... sino porque fue una forma diferente de amar. Era a todo o nada, no había medio, ni nada que nos frene. Así nos fue también, nos metimos de lleno en la pileta sin antes fijarnos si había agua.

La extrañaba, de verdad lo hacía. Ahora que veo los hechos un poco más de lejos y frío entiendo que estuvo mal pero no fue para tanto. Ambos mentimos y nos mandamos cagadas, uno más que el otro, pero de eso se trata el amor ¿no? bancarse hasta la muerte y crecer juntos. Mentir está mal, muy mal pero en este caso lo hicimos los dos y para no perder al otro.

No quería sonar tóxico ni nada de eso, solo quería justificar mis ganas de volver con ella y a Buenos Aires, esta estadía no me sirvió de nada. Bueno si, me sirvió para asumir mis errores y darme cuenta de lo que quiero.

Me encontraba con una taza de café en mi mano, mi vista fija en la gente que caminaba por la calle y mis pensamientos totalmente sumergidos en Pilar. Ni a más de diez mil kilómetros de distancia podía sacármela de la cabeza.

Suena masoquista lo sé, no es cuestión de distancia sino de sentimientos, no los podía ocultar de un día para el otro.

Pensé en escribirle para saber cómo estaba, la última vez que la ví parecía estar bien sobre todo con el tipo que se le acercó a hablar y ella lo más normal del mundo. En ese momento le hubiese roto la cara, no era el momento de arruinar el evento, aunque una buena piña no le vendría nada mal.

Sobre todo trato de pensar en este viaje, viene con la idea de saber qué era lo que de verdad quería en mi vida, ubicarme bien y después ponerme las metas que quería lograr. Tenía todo lo que cualquier pibe más o menos quería, un título importante, un estudio de abogados en herencia y si algo necesitaba o quería iba lo pagaba, así de sencillo. Pero nada de eso sirve si no tenes felicidad ¿no?.

Narra Manuel

-Buenos días dormilón - hablo Mia en voz dulce - vas a llegar tarde a la reunión.

-Que una vez en la vida se encargue Pablo de hablar con los Japoneses - me estire para abrazarla - yo tengo cosas más importantes que hacer.

-¿Se puede hacer que? - pregunto divertida.

-Pasar uno rato más con la mujer que amo - cerré mis ojos mientras que mi brazo la pegaba más a mi cuerpo.

-No creo que ella quiera - jugueteo - tiene muchas cosas que hacer - me posicione sobre su cuerpo y la bese.

-¿Y ahora? ¿sigue teniendo cosas que hacer? - pregunté y se limitó a sonreír.

Con su mano en mi nuca junto nuestros labios en un tierno y dulce beso, pero que en cuestión de segundos volví uno más subido de tono. Un gruñido salió de mi boca cuando mordió levemente mi labios inferior dando paso para que entre su lengua en busca de la mía.

Siempre se vuelve al primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora