Capítulo 88: Plena felicidad

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TRES MESES DESPUÉS...

Narra Marizza

-Se me hace loco pensar que en tan solo unas semanas vamos a ser tres - hice Pablo sentado a mi lado en el sillón mientras veíamos una película - ¿a vos no?

-A mi se me sigue pareciendo loco que estemos juntos - sonrió y me levanto separandonos para mirarlo a los ojos - no lo puedo no pensar qué hubiese pasado si...

-¿Si no te hubiese perdonado? - preguntó interrumpiendo mi comentario, yo solo me limito a asentir - sabes como somos, no podemos vivir sin el otro por mucho tiempo - sonrió ante su acto de correrme un mechón de pelo detrás de las orejas - lo importante es lo que viene ahora, no mas mentiras ¿si?

-Si, no más mentiras, ni mas peleas - dejo un corto beso en sus labios.

-Y dentro de poco no más sexo por un tiempo - dice en forma de puchero - no te parece que tendríamos que aprovechar el tiempo - acerca su cara a mi cuello y su aliento choca contra mi el haciendo que me estremezca.

-Por mucho que me gustaría - corro mi cuerpo - ahora tengo hambre y sabes que ante eso nada le gana - ríe negando con la cabeza - aunque después un postre no se le niega a nadie - una sonrisa pícara aparece en los labios de ambos.

-Va a ser el mejor postre de tu vida.

-Eso espero Bustamante, no va a ser cosa que me quede con las ganas.

-Nunca - eleva los ojos - ¿queres que salgamos a comer? van a ser las nueve de la noche, estamos a tiempo.

-Me encanta la idea - me inclino y antes de pararme le doy un beso - me voy a cambiar.

-Apurate, no te quedes boludeando - me dice antes de que entre en el cuarto.

Las cosas no podrían estar mejor, el bebé está bien y eso es lo que más me importa en estos momentos. El perdón de Pablo aquella mañana me tomó por sorpresa, no lo esperaba y como siempre no me pude negar ante semejante ternura de hombre.

Entendí que ocultando las cosas hacia peor que diciendo la verdad, nunca me gustaron las mentiras y me convertí en la mayor mentirosa del país. Pero esa era parte de la otra Marizza, la nueva no iba a mentir con tal de proteger a los que quería, tenía que ir de frente como fue siempre sin miedo a lo que venga. Al fin y al cabo de eso se trata una relación de estar juntos a pesar de todo.

Opte por ponerme unos pantalones de tela fresca y anchos abajo, no me entraba mucha ropa y el calor de diciembre se estaba haciendo presente. Menos mal que estaba en mi último periodo de embarazo porque no creía poder soportar el verano en estas condiciones.

Una fuerte punzada en la parte baja de mi abdomen se hace presente, mierda esto si que duele. No puedo evitar largar un grito desgarrador, sentía como mi cuerpo se partió en dos. No parto en aparecer líquido entre mis piernas haciendo que mis pies se mojen.

-Mar ¿estas bien? - pregunta Pablo entrando al cuarto.

-Ay no - susurre por el dolor, no tenía ni fuerzas de gritar - rompí bolsa.

-¿QUE? eso es imposible, faltan semanas todavía - dijo algo paranoico Pablo.

-Evidentemente no es imposible - chille enojandome - sino que mierda va a ser esto - señala al piso y me doble del dolor.

-Nos tenemos que ir urgente - intenta agarrarme del brazo pero no puedo ni hacer el intento de caminar.

-AY NO DUELE MUCHO - me agarra la panza - Ahh

Como puede caminar hacia la puerta, menos mal que no me encontré con ningún vecino porque en cuanto me decían algo los mandaba a la mierda.

Inhalaba por la nariz y exhalaba por la boca, una y otra vez. Como si mis manos pudieran hacer algo sostenían la panza, como si se tratase de frenar el dolor inmenso que sentía, me había preparado para esto, había hecho el curso de preparto pero nada de lo que te digan en ese momento sirve para esto, es cuestión de accionar a tiempo.

Siempre se vuelve al primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora