Capítulo 42: Viejas y nuevas sensaciones

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UNA SEMANA DESPUÉS...

Narra Pablo

Recién había pasado una semana desde que nos dieron la peor noticia del mundo. Una semana donde lo único que hicimos fue llorar y no tener ganas de nada. Una semana pesadísima, donde las horas duraban días enteros. La semana donde más esfuerzo tuve que hacer para mantenerme fuerte y poder estar para Marizza.

Me había ido la noche pasada por unos problemas con el departamento, Marizza me juro y me recontra juro que si algo pasaba me iba a avisar con la condición de que quería estar sola, sabía que necesitaba su espacio y su forma de pedírmelo no era muy directa así que accedí.

Sé que capaz no fue buena idea el llamar a Sonia y que cuando Marizza se entere me va a mandar a la mierda, pero es la madre y cuando uno esta mal lo único que necesita es estar con ellas.

Ya había arreglado todo en el edificio, a la tarde lo venían a ver porque lo pensaba vender con muebles y todo, así que dejé la llave a Carlos que él se encargaba de todo.

Hacía unos cinco minutos que estaba tocando el timbre de Marizza y no atendía nadie, el miedo de que haya hecho algo contra ella misma me crecía internamente hasta que recibí respuesta del otro lado y un poco me tranquilice. Cuando la vi enfrente mío agradecí tanto que no se le ocurrió hacer nada y que está bien.

-¿Que queres Pablo? - pregunto al verme.

-Te dije que iba a volver - entre - ¿Qué pasó acá?

Estaba todo revuelto, los almohadones del sillón, papeles por todos lados, en la mesa había copas y botellas y en la habitación había otro caos.

-¿Qué hiciste? - pregunté dándole una visión rápida al lugar.

-Estaba buscando una cosa pero no la encuentro - la voz era como si estuviera congestionada.

-No entiendo

-Pensé que iba a poder pero me es imposible - agarró una botella de agua y le dio un sorbo - pensé que con el envión iba a poder, me confundí.

-¿Vos estuviste tomando? - pregunte confundido.

-¿Que me vas a hacer un sermón? - pregunto rúnica - ¿vos? el borracho número uno.

Sabía que estaba borracha y que no tenía que afectar lo que estaba diciendo.

-Justamente como soy el borracho numero uno, te entiendo - nos sentamos en el sillón - no quiero que te pase nada.

-Rio irónica - ya no nos une nada, así que no hace falta que finjas que te importo - intentó levantarse pero le fue difícil.

-Me cansaste - la agarre del brazo - te vas a bañar y después de tomarte una buena taza de café nos vamos a la oficina.

-Soltame Pablo - se movía intentando zafar de mi agarre - quiero estar sola.

-En la ducha vas a tener tiempo - abrí la puerta del baño y la senté en el inodoro, prendí la ducha y la ayudé a que se descambie.

-Si querías verme en bola tenías otras formas de hacerlo - dijo parándose.

-Termina de sacarte la ropa - dije riendo, le faltaba la ropa interior - yo voy a la cocina a prepararte algo - cerré la puerta y mis oídos escucharon el timbre.

-Pablo - dijo sorprendido Federico cuando abrí la puerta - ¿está Marizza?

-Se está bañando - conteste cortante.

-Me entere de lo que pasó - nos miramos - lo lamento.

-Gracias - fingí una sonrisa.

-Bueno en otro momento hablaré con ella - la situación se volvió media incomoda - nos vemos.

Siempre se vuelve al primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora