Jueves de mierda.
Por más que Lena había intentado llegar a tiempo a su primera clase en la mañana, sus esfuerzos fueron en vano. Había despertado tarde gracias a no haber colocado su alarma la noche anterior y debido a eso, apenas alcanzó a ducharse de forma frenética mientras se lavaba los dientes al mismo tiempo que se enjuagaba el cabello (un poco del champú de cítricos terminó en su boca por esa razón, pero, ¿a quién le importaba?) y aunque literalmente había tomado lo primero en su pila de ropa —el pants del instituto y una camiseta del pride—, había llegado cinco minutos tarde y el profesor Lord no aceptó su excusa.
Así que se dirigió al patio lateral del instituto y tomó lugar en una de las bancas al aceptar que todos sus esfuerzos no habían importado un carajo, y se recostó contra el respaldo de la banca de mármol, colocando la cabeza contra la parte más alta para mirar el cielo azul con algunas nubes.
En determinado momento cerró los ojos para contar en voz baja en un intento de disipar su molestia consigo misma, pero todo pasó a segundo plano cuando algo evitó que la calidez del sol bañara su piel. Estaba por abrir los ojos, sin embargo, la chica que al parecer estaba detrás de la banca y había aprovechado su posición para acercarse de forma sigilosa, se inclinó sobre ella y los mechones rubios y suaves con olor a frutos rojos impidieron que le viera el rostro.
En esa ocasión el contacto de sus labios fue más largo, pero siguió siendo casto, puesto que sus labios estaban solo unidos de forma superficial debido a la posición en que se encontraban.
De alguna manera, toda la molestia de la ojiverde pasó a segundo plano al ser consciente de que la desconocida que había estado robándole besos por tres días consecutivos estaba de nuevo besándola. Casi se relajó en el beso antes de recordar que ni siquiera conocía a esa tipa acosadora y definitivamente mal de la cabeza.
—Qué linda camiseta —murmuró la rubia contra sus labios con un acento rasposo que Lena no pudo identificar—. Se sospechaba.
—Me dejaste caer sobre mi culo —respondió la ojiverde en cambio, aún con los ojos cerrados y sintiendo el cosquilleo del cabello apenas ondulado contra sus mejillas.
—Ah, eso...
Ciertamente Lena esperaba una disculpa (tal vez también una presentación más formal), pero de forma abrupta la chica se alejó de su rostro, y cuando la ojiverde abrió los ojos para por fin verla, se encontró con que los rayos del sol la cegaron y tuvo que cerrar los párpados de nuevo. Se irguió en su lugar lo más rápido que pudo, sin embargo, la chica había escapado de nuevo.
Era un poco frustrante no saber quién estaba besándola de repente y se sentía estúpida por no reaccionar como una persona normal. Si le estuviera sucediendo a Samantha, estaba segura de que la tipa rubia ya habría recibido un par de puñetazos o al menos un tackle. Si en su lugar estuviera Diana, la ladrona de besos ya tendría una demanda por acoso y una orden de alejamiento.
Pero estaba sucediéndole a Lena, por lo que todo lo anterior no tenía sentido y nunca sucedería.
No lo admitiría en voz alta para nadie, pero lo que prometió ser un día terrible debido a haberse quedado dormida, se disipó de forma inmediata al saborear en sus labios —por cuarta vez— el delicado sabor a fresa del labial de su chica (muy posiblemente extranjera) misteriosa. Misma que al parecer deseaba seguir en el anonimato.
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𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]
FanfictionDonde Kara tiene un crush enorme en Lena Luthor, la presidenta del Club de Ajedrez, y busca formas ingeniosas de robarle besos cada vez que se topa con ella. ••• Advierto que el contenido de esta obra puede ser controversial debido al tema en que gi...
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