𝓢𝓮𝔁𝓪𝓰𝓮𝓼𝓲𝓶𝓸

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Lena no sabía por qué, pero tenía la sensación de que algo no iba bien con sus amigas.

Desde que abordaron el jet privado de la familia Prince y todas se despidieron de sus respectivas familias en el aeropuerto, la ojiverde notó una estela de incomodidad en el ambiente.

Si bien Kara estuvo sumamente cariñosa desde que el jet despegó, Lena no pudo concentrarse del todo en los mimos que su novia le estaba dando cuando se percató de que Diana y Samantha estaban sentadas lo más lejos posible de la otra, y además de eso, ambas se cubrieron la cabeza con las capuchas de sus sudaderas y se colocaron los audífonos para evitar que las molestaran.

Honestamente, Lena creyó que aprovecharían el vuelo para ser asquerosamente empalagosas la una con la otra, pero incluso cuando las cuatro familias se encontraron en el aeropuerto para despedir a sus hijas y la madre de Diana comentó algo como "por favor, Diana, compórtate y no hagas un desastre con tu novia", Diana y Samantha se removieron de forma incómoda y simplemente cortaron cualquier tipo de conversación antes de que aquello se volviera más incómodo -si acaso era posible-.

El vuelo fue incómodo por completo, y una vez que aterrizaron en Las Vegas todo siguió en un ambiente extraño. Diana tomó su equipaje, Samantha el suyo y no se dirigieron siquiera una mirada, y de repente la ojiverde se preguntó si Kara lo había notado.

—Kara...

—Créeme, lo noté —la rubia dejó salir un suspiro y caminó hacia el auto que las esperaba fuera del aeropuerto mientras cargaba su equipaje y el de Lena—. Me resultó absolutamente extraño que no estuvieran encima de la otra apenas se vieron.

—Algo definitivamente está yendo mal entre ambas —la ojiverde hizo una pequeña mueca y observó cómo -de nuevo- sus amigas eligieron sentarse lo más lejos posible de la otra. Diana en el lugar del copiloto y Samantha detrás del conductor—. Deberíamos hablar con ellas, ¿no lo crees?

—No lo sé, Lee —Kara se aclaró la garganta torpemente y se rascó el cuello de forma nerviosa—. Había pensado en pasar un tiempo a solas contigo y...

—Definitivamente tengo que hablar con ellas —Lena siguió adelante con su pensamiento e ignoró a su novia—. Quiero decir, esto es realmente malo. Nunca las vi así. Tengo que conversar con ambas.

—Oh, uhm... sí, deberías hacerlo —murmuró la chica ucraniana en voz baja antes de entregarle las maletas al chófer y subir al auto.

La llegada al loft de la señora Prince fue más de lo mismo. Había tres habitaciones y Diana y Samantha tomaron dos de ellas, por lo que Kara y Lena decidieron compartir la que estaba al final del pasillo -no era que tuvieran otra opción-, por lo que empezaron a desempacar sus cosas para el fin de semana.

La ojiverde decidió colocarse algo más ligero porque el ambiente estaba bastante más cálido que el clima en casa, por lo que eligió usar un par de shorts de tela ligera y una camiseta sin mangas en conjunto de un par de sandalias, y se recogió el cabello para evitar sofocarse.

—¿Lena? —Llamó la rubia con voz segura—. Estoy lista.

—¿Uhm? —Lena murmuró, y una expresión confusa apareció en su rostro a modo de respuesta—. ¿Lista para qué? —Cuestionó, aunque luego de un segundo, añadió—: ¡Oh! ¡Estás lista!

Las mejillas de Kara adoptaron un ligero tono rosado, pero se las arregló para asentir con firmeza antes de acercarse a su novia.

Una vez frente a Lena, la rubia la tomó por la cintura y unió sus bocas en un beso mayormente exploratorio que rápidamente escaló de intensidad e hizo que Kara empujara sus cuerpos para estar más unidas. Sin embargo, cuando iba a añadir un poco de exploración física, la ojiverde se alejó sin siquiera dar un aviso y caminó hacia la puerta.

—Bien, entonces pediré comida y luego iré a hablar con Diana, ¿de acuerdo? Pediré pizza y algo de comida china —expresó en dirección a la chica ucraniana, quien seguía de pie en medio de la habitación con expresión pasmada—. Nos vemos en la sala, linda.

¿Qué demonios? ¿Desde cuándo Lena era densa?

Lena llamó a la puerta de la habitación de Diana apenas un segundo después de pedir la comida y empujó la puerta incluso sin recibir una respuesta.

La chica griega estaba sentada en la cama, con la espalda apoyada en la cabecera y el entrecejo fruncido con algo muy parecido a la rabia y la tristeza, por lo que la ojiverde decidió proceder con precaución y tomó asiento de forma cuidadosa al costado de su amiga antes de tomar su mano con cariño.

—¿Qué sucede, Prince? No me gusta verte tan... apagada. Ya sabes, prefiero verte con la sonrisa ganadora y arrogante que usualmente llevas en el rostro —comentó mientras le acariciaba la muñeca—. Sabes que puedes hablar conmigo de cualquier cosa, ¿verdad?

—Lo sé —admitió la chica griega, pero hizo una mueca y guardó silencio sin dejar de ver la puerta de la habitación.

—No pude evitar notar que tú y Samantha están algo alejadas, y no tienes que decir algo que no quieras, pero honestamente creo que te haría sentir mejor hablar con alguien.

—Creo que Samantha va a terminar conmigo —Diana respondió en apenas un hilo de voz, y al mismo tiempo que los ojos castaños de su amiga se llenaron de lágrimas, Lena sintió que su corazón se resquebrajó en su pecho—. Es decir, es lo más probable...

—¿Cómo puedes pensar que va a terminar contigo, idiota? —A pesar de que el tono de Lena salió divertido, su corazón dolió con empatía por Diana—. Quiero decir, obviamente Samantha no es la chica más inteligente, pero incluso ella sabe lo afortunada que es por tenerte. ¿Por qué crees que va a romper contigo?

La chica griega se removió en su lugar y con su mano libre se limpió los ojos antes de volver a hablar.

—Me dijo que apenas regresemos, su familia tomará un vuelo directo a México para pasar las vacaciones de invierno —admitió con la voz rota—. Y también dijo que su madre está considerando quedarse y que Samantha curse el último semestre del instituto allí. Así que, ya sabes, eventualmente va a romper conmigo porque va a conocer a alguien y...

—No lo entiendo, ¿por qué la madre de Samantha decidiría mudarse a México de repente? —Lena frunció el entrecejo con genuina confusión.

—Porque me detesta, por supuesto —espetó la chica griega antes de volver a limpiarse los ojos—. Dice que le quito mucho tiempo a Samantha y que, honestamente, estoy interfiriendo en su futuro como atleta profesional.

—¿Qué demonios? —La ojiverde balbuceó—. ¡No tiene sentido! Nunca vi a Samantha más radiante que cuando está contigo. ¡Es estúpido creer que estás interfiriendo en su vida!

—Le mostré mi desacuerdo a Samantha apenas me contó el plan —prosiguió la chica griega—. Se molestó, me gritó que debía ser más comprensiva y que nada estaba dicho todavía. Le grité, también —admitió con la mirada puesta en su regazo y los ojos llenos de lágrimas—. Dijimos cosas realmente horribles sobre la otra y... ella dijo que ojalá nunca hubiera ingresado a Luthor High y nunca me hubiera conocido.

Lena se tensó ante las palabras dichas por su amiga y su corazón volvió a agrietarse al escuchar su sollozo, así que la abrazó con fuerza y trató de consolarla mientras Diana se aferraba a ella.

𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora