𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]

𝓠𝓾𝓲𝓷𝓬𝓾𝓪𝓰𝓮𝓼𝓲𝓶𝓸 𝓼𝓮𝔁𝓽𝓸

Exactamente una semana después del torneo de ajedrez -donde Lena se avergonzó a sí misma, perdió su título como campeona invicta, pasó todo el tiempo pensando en el torso desnudo de su novia, tuvo la mente nublada por su libido y perdió la primera partida en solo cinco movimientos (Lena aún no sabía cómo fue posible)- estaba llevándose a cabo el partido de baloncesto de los Escorpiones de Luthor High contra los Lagartos de Northwest High.

Modestia aparte, Diana -como capitana del equipo por primera vez- y las demás chicas le estaban pateando el culo al instituto visitante.

—Maldita sea, solo mírala —Samantha dejó salir un suspiro soñador y esbozó una sonrisa estúpida—. Se ve tan guapa y sexy y peligrosa con los últimos tonos de verde en el pómulo que solo... en serio es irreal. Quiero decir, no te voy a agradecer por estrellar la cabeza de mi novia contra el pupitre, pero demonios, se veía como una de esas tipas clichés que le rompe la boca a medio mundo. Lena, arruinaste su pose de chica dulce y la convertiste en una tipa ruda que va por la vida lanzando puñetazos, al menos por una semana.

La ojiverde volvió a hacer una mueca ante el recuerdo de Diana con el pómulo maltratado por su culpa y la mirada de odio puro y sin adulterar que le dirigió durante toda la semana a causa de lo que le hizo a su rostro de millón de dólares.

A lo largo de los días, Lena pudo ver la forma en que el hematoma en el pómulo de la chica griega fue cambiando de color hasta casi desaparecer, pero una semana más tarde desde el incidente, la piel herida seguía mostrando diminutos pigmentos verdes que evidenciaban en golpe.

—Ella no me ha dirigido la palabra desde el torneo de ajedrez —la ojiverde se rascó una ceja al recordarlo, aunque luego rectificó—. No, mentira. Me refregó en las narices que me quitó el título invicto, casi me golpeó el rostro con el trofeo y luego me ignoró por completo durante toda la semana.

La corredora dejó salir una risa divertida y tomó un puñado de palomitas de maíz para seguir disfrutando del partido y cómo su novia le pateaba el culo a sus contrincantes. De vez en cuando chillaba de emoción al ver que Diana anotaba, otras veces insultaba como camionero al ver que golpeaban a la chica griega y en una ocasión gritó "¡estúpida árbitro de mierda!" cuando una tipa empujó a su novia con toda la intención de tirarla al piso y la mujer no marcó falta.

En fin, que al final del partido Diana consiguió un nuevo triunfo para el equipo de baloncesto ya que ella anotó casi todos los puntos, y Veronica Sinclair -anteriormente estudiante de Luthor High y que en esa ocasión jugó en nombre de Northwest High- se acercó a la chica griega y le dio un abrazo fuerte y la felicitó por el triunfo.

Samantha y la ojiverde se acercaron para felicitar a Diana, pero Lena se quedó unos pasos por detrás de la castaña cuando se percató de que Veronica seguía allí, y se removió con torpeza en su lugar al ver que la exalumna de Luthor High se acercaba a ella. ¿Dónde demonios estaba Kara?

—Lena —Veronica alzó una mano a modo de saludo y esbozó una sonrisa dudosa—. Cuánto tiempo.

—Cierto, ¿verdad? —Fue lo único que dijo la ojiverde, porque honestamente no sabía qué otra cosa que decir enfrente de su ex—. Bueno, fue un gusto, me tengo que ir —zanjó antes de tratar de escapar.

—No, no, no. Espera un momento —cuando la basquetbolista la tomó del brazo para detenerla, Lena dejó salir un grito ahogado debido al contacto repentino y Veronica la soltó de inmediato debido al susto. De forma inevitable llamaron la atención de algunas personas debido a la indiscreción de la ojiverde y la basquetbolista hizo una mueca al percatarse de ese hecho—. Solo... solo quiero decir que lamento todo por lo que te hice pasar.

Lena frunció el entrecejo, se cruzó de brazos y alzó la barbilla en su típica pose altiva antes de responder en tono mordaz.

—Oh, ¿hablas de haberme engañado con casi todo el equipo de animadoras, gritar a los cuatro vientos que te acostaste conmigo cuando no era verdad y admitir que solo estuviste saliendo conmigo porque era la hija de la directora? —La ojiverde enumeró con sus dedos y luego rodó los ojos—. Uhm... déjame pensar por un momento. No, no te disculpo. Vete a la mierda.

—Lena, yo era una chica estúpida de dieciséis años —Veronica se encogió de hombros y bajó la mirada al piso—. Cambié, y me encantaría tener otra opor...

—¿Cambiaste? Claro que sí —la ojiverde rodó los ojos de tal manera que casi se vio el cerebro y luego espetó—. En cuanto a esa oportunidad que estás buscando, permíteme decir que no volvería a intentarlo contigo ni en un millón de años.

Lo que siguió fue demasiado rápido y confuso para procesarlo de forma correcta. Veronica trató de besarla a la fuerza tomándola por el rostro, pero antes de que sus labios llegaran a tocarse, una fuerza externa empujó a su ex lejos de su cuerpo de tal forma que incluso Lena se tambaleó y casi cayó al piso debido a lo repentino del movimiento.

Sin embargo, alguien la sujetó desde atrás y cuando miró por encima de su hombro encontró a Kara a sus espaldas sujetándola de forma protectora entre sus brazos, misma que dejó un beso casto en su boca para tratar de trasmitirle que todo estaba bien.

Cuando la ojiverde volvió la mirada al frente se encontró con Andrea sujetando a Veronica con la espalda contra el piso con un agarre férreo en el pecho y un puño en alto, evidentemente dispuesta a romperle la nariz.

—¿Nadie te dijo que se pide consentimiento antes de besar a alguien? —Espetó la quarterback con expresión furiosa. La basquetbolista dejó salir una risa burlona.

—¿Vienes tú a darme clases de moral? Imbécil hija de...

Y sí, empezaron a pelear a golpes y rápidamente Diana y Kara tuvieron que intervenir, y también las golpearon, y demasiado pronto, lo que pareció una pelea de dos terminó en una pelea de todas contra todas en la cancha de baloncesto y, honestamente, Lena solo pudo gritar internamente a causa de la frustración porque, ¿qué demonios estaba mal con todas esas chicas?

Malditas salvajes.