Querl movió su peón en el tablero y Lena dejó caer su cabeza sobre sus brazos apoyados en la mesa antes de dejar salir un suspiro.
—Esto es tan innecesario —la ojiverde se quejó en un tono ahogado sin alzar la mirada—. Ya estoy harta. ¿Cuánto tiempo llevamos aquí?
—Déjame ver —murmuró Querl antes de revisar el reloj en su muñeca—. Cuatro horas.
Lena dejó salir un gruñido bajo y -en un movimiento rápido y brusco- pasó su mano sobre el tablero de ajedrez, por lo que las piezas cayeron de la mesa y rodaron por el piso del aula. A un par de mesas de distancia, Diana jugaba en su teléfono y Kara se estaba pintando las manos con marcador negro, las dos evidentemente aburridas.
Siempre, un par de días antes de un torneo contra alguna otra institución, Lillian encerraba a sus jugadores y los hacía jugar una y otra, y otra, y otra vez para que perfeccionaran sus jugadas o cualquier cosa. Lena suponía que aquel método había funcionado en tiempos anteriores -y ni siquiera estaba muy segura de ello- ¿pero en Luthor High el siglo XXI? Ni jodiendo.
—Uhm... Lena, ¿puedo hacerte una pregunta? —Cuestionó el único chico en el aula en voz baja.
—Ya la hiciste.
—Bueno, ¿te puedo hacer dos preguntas?
—Ya las hiciste.
Querl le dedicó una mirada cuidadosamente en blanco y tensó la mandíbula de forma apenas perceptible, también, su entrecejo se frunció unos milímetros, pero aquello fue muy evidente para una chica tan minuciosa como Lena. La ojiverde alzó una ceja ante la mirada mordaz.
—¿Te puedo hacer cuatro preguntas? —Querl casi espetó.
—Por supuestísimo —la ojiverde esbozó la sonrisa más amplia y falsa en su arsenal y asintió con entusiasmo bien fingido—. Ilumíname.
Él hizo una pequeña mueca de presumible concentración y se mordisqueó el interior del labio inferior al tiempo que jugaba con el anillo en su dedo. Pronto su expresión se tornó casi incómoda y se removió en su lugar antes de alzar la mirada hacia los iris verdes de Lena.
La ojiverde imaginó lo peor al verlo tan fuera de su zona de confort, y pronto solo pudo pensar "por favor, no digas que te gusto. Por favor, no digas que te gusto. Por favor..."
—¿Qué significa cuando... —Querl dejó la frase colgada a la mitad y se inclinó hacia enfrente con la intención de mantener todo aquello en secreto. Lena también se inclinó para escucharlo mejor, aunque no sin cierta reticencia—... cuando una chica no deja hacer comentarios sobre que tiene mucho calor? Ya sabes, y se abanica el rostro y hace comentarios sobre querer estar a solas para quitarse la ropa. Quiero decir, estamos en otoño —él volvió a fruncir el entrecejo en confusión—. ¿Crees que debería llevarla al médico? Escuché que es...
—Es muy posible que Nia quiera un home run, compañero —Lena respondió sin tapujos.
—Pero ella ni siquiera practica béisbol —el chico pareció más confuso que al principio y miró a Lena como si tuviera todas las respuestas de la creación del todo que era el universo—. ¿Crees que quiera entrar a la liga de béisbol? Porque definitivamente puedo ser su animador personal y acompañarla a los entrenamientos y...
—Querl, ¿qué demonios? —La ojiverde hizo una mueca y lo miró de arriba—. Eres demasiado lento para ser un genio. Ya sabes, un home run —luego de decirlo, gesticuló con las manos de forma extraña y él la miró como si estuviera preocupado por su sanidad mental.
—No entiendo.
—Ustedes los chicos nunca entienden una mierda —espetó Lena antes de cruzarse de brazos—. ¡Quiere sexo, Querl!
—Mierda, también yo —Diana masculló entre dientes sin apartar la mirada de su móvil.
Querl se quedó pasmado y miró a la ojiverde con ojos amplios y apenas desenfocados al tiempo que un favorecedor tono rosado teñía sus pómulos de forma tenue.
Kara se ahogó con su propia saliva al escuchar la palabra "sexo" y la chica griega tuvo que darle un par de golpes -que casi la hicieron escupir un pulmón- en la espalda para que aquello siguiera su camino.
Lena también se sonrojó porque honestamente entendía a Nia y se hacía una idea de lo frustrada que debía estar.
Cuando Lillian ingresó al aula miró con expresión sospechosa a los cuatro estudiantes al reparar en que Kara, Lena y Querl estaban sonrojados y Diana parecía la personificación de la perversión, y honestamente no le interesaba saber por qué se dio todo aquello, así que lo dejó pasar.
—Chicos, suficiente por hoy. Les darán una conferencia sobre cómo manejar sus finanzas dentro de unos cinco minutos. Vayan al auditorio.
Apenas terminó de hablar, los cuatro adolescentes salieron disparados -esquivando sillas, las mesas y tratando de no pisar las piezas tiradas en el piso-, por lo que la directora dejó salir un suspiro y se frotó en la frente.
En el pasillo, Kara tomó a su novia por el antebrazo para detenerla a mitad del camino hacia el auditorio y, cuando Lena se giró, tomó su rostro de forma delicada entre sus manos y dejó un beso casto y cariñoso en su boca.
—¿Por qué fue eso? —La ojiverde parpadeó repetidamente, medio atontada y con el corazón latiendo de forma frenética.
—Solo porque te quiero muchísimo —respondió la rubia antes de entrelazar sus manos y dirigirse al auditorio.
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𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]
FanfictionDonde Kara tiene un crush enorme en Lena Luthor, la presidenta del Club de Ajedrez, y busca formas ingeniosas de robarle besos cada vez que se topa con ella. ••• Advierto que el contenido de esta obra puede ser controversial debido al tema en que gi...
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