𝕯𝖊𝖈𝖎𝖒𝖔𝖙𝖊𝖗𝖈𝖊𝖗𝖔

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¿Sabes? Aunque no te vi el sábado, lo hice ayer, y tenía toda la intención de besarte, al menos hasta que me percaté de tu acompañante.
No me malentiendas, es que valoro mi vida lo suficiente como para evitar derribar a una chica sobre el césped y besarla cuando dicha chica está acompañada por una enorme pastor belga que sin duda me habría arrancado un trozo de carne por atacar a su dueña.
En fin, te veías hermosa con mi beanie puesto.
-El.

Lena pudo sentir que sus mejillas se sonrojaban ante el cumplido escrito en la nota que encontró en su casillero, pero casi inmediatamente dejó salir una risa divertida al imaginar lo asustada que debió estar la chica misteriosa/ladrona de besos, al ver que estaba acompañada por Masha.

Debió haber sido una expresión graciosa de ver...

De cualquier forma, estaba llegando tarde al salón de audiovisuales, donde la profesora de arte dejaría que algunos de los estudiantes vieran una película, y afortunadamente Diana también estaría entre los presentes, lo que la dejaba en una situación de doble ganar. Por un lado, vería una película en lugar de leer algún libro tedioso, y por el otro, podría interrogar a Diana sobre su ladrona de besos.

Al llegar al aula oscura y con las ventanas cubiertas por cortinas gruesas, pudo notar entre la penumbra que su amiga le guardó un lugar justo a su costado, por lo que se dirigió allí sin prestar atención a su alrededor y miró al frente sin más, esperando de forma paciente que la profesora terminara de preparar el proyector.

—¿Vas a decirme quién es la chica?

—¿Uhm? —Diana alzó la mirada de su móvil y frunció el entrecejo—. ¿De qué hablas?

—Oh, vamos —la ojiverde rodó los ojos al tiempo que resoplaba—. Obviamente le viste el rostro a la chica que se lanzó sobre mí en el gimnasio al final de tu práctica.

—No sé de qué hablas —respondió la chica griega con una sonrisa maliciosa en los labios—. Te juro que no vi nada. Aunque ahora que lo pienso...

—¿Qué cosa? —Las pupilas de Lena se dilataron ante la expectativa y sujetó con fuerza el brazo de Diana, a la espera de la información.

—Me parece... creo que vi que era una chica rubia —comentó la chica griega en tono confidencial, claramente burlándose de su amiga—. Tenía... creo que dos brazos, dos piernas y tal vez una nariz.

—Imbécil —espetó la ojiverde con la mandíbula tensa.

Diana se rio entre dientes y la profesora avisó que la pantalla se apagaría durante al menos diez segundos antes de volver a encenderse y dar inicio a la película.

Cuando el aula se quedó completamente a oscuras, Lena sintió que la chica a su lado izquierdo la tomó por las mejillas y la giró para que sus labios se unieran con urgencia, por lo que paladeó el familiar sabor a fresa y casi dejó salir un gemido. La chica se alejó un poco antes de volver a besarla con delicadeza, y un segundo después se separó por completo.

Cuando la película inició, el asiento al costado izquierdo de Lena estaba vacío y había una sonrisa burlesca en la boca de Diana.

La ojiverde estaba conmocionada porque su chica misteriosa había estado sentada justo a su lado y ella no le prestó atención.

𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora