𝓒𝓾𝓪𝓭𝓻𝓪𝓰𝓮𝓼𝓲𝓶𝓸 𝓼𝓮𝓹𝓽𝓲𝓶𝓸

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El viernes luego de clases, Lena tomó asiento en las gradas del campo de fútbol americano de Luthor High y colocó su bolso sobre sus piernas mientras esperaba de forma paciente a que la pruebas para entrar al equipo iniciaran.

El entrenador Kent estaba revisando las solicitudes mientras las chicas interesadas en ingresar al equipo calentaban, ya fuera tiradas en el césped o de pie.

El equipo estaba presente para supervisar la práctica, y la quarterback veía a las novatas con expresión altiva y casi arrogante. Andrea Rojas era la estrella del equipo femenil de fútbol americano de Luthor High. Altiva. Arrogante. Guapa. Feroz. Territorial. Amada por todos. Hija de un senador. Ex de Lena...

Por otro lado, Kara mantenía una expresión confiada y decidida mientras calentaba los músculos de sus brazos y estiraba las piernas. Vestía pantalones de chándal, zapatillas de deporte y una camiseta ajustada. Tenía el cabello recogido en una coleta y los mechones rubios destellaban de forma única bajo el sol, y por su divina estructura física, Lena estaba segura de que aplicaría para el equipo.

¿Debería Lena entrar al equipo de animadoras? Tal vez debería...

—Muy bien, chicas, iniciemos con esto —expresó el entrenador antes de soplar el silbato—. ¡Todas a la línea!

Las novatas se alinearon y mantuvieron un porte firme mientras el entrenador hablaba sobre las distintas actividades y requisitos que debían reunir para entrar al equipo, y la ojiverde se ensimismó tanto en cómo Kara se veía tan fuerte, invencible y etérea, que casi se perdió  por completo la explicación de lo que las chicas debían hacer a continuación.

Debían correr de ida y vuelta las ciento veinte yardas del campo de fútbol, y Lena no pasó por alto la pequeña mueca en el rostro de Kara, sin embargo, apenas un segundo después, el rostro de la rubia volvió a tomar la expresión determinada y, luego de murmurar algo entre dientes en dirección a Gayle, caminó al inicio de la cancha seguida por las otras cuatro chicas.

—Vamos, Kara, puedes hacerlo —la ojiverde murmuró en voz baja.

El entrenador ajustó su cronometro y luego hizo sonar el silbato, por lo que las cinco chicas emprendieron carrera para llevar a cabo aquella primera actividad. Kara no fue la primera en llegar al final, pero sí fue la segunda, y cuando cruzó la línea de meta, se sentó sobre el césped con la respiración agitada, las mejillas sonrojadas y -no era difícil de adivinar- el corazón agitado.

Andrea se rió al ver el estado de las novatas y chocó los cinco con algunas chicas del equipo luego de hacer un comentario obviamente burlón. Lena rodó los ojos pues la quarterback era una maldita presumida de lo peor, y más que antes, ansió que Kara le pateara el trasero por egocéntrica.

Para el siguiente y último ejercicio por ese día, cinco chicas del equipo -entre ellas Andrea- se colocaron frente a las novatas en posición defensiva y se mantuvieron allí, entonces el entrenador instruyó que debían al menos intentar taclearlas. La ojiverde casi celebró, pues obviamente Kara estaba sobrecalificada para aquello, y de hecho, fue la única que logró tirar a la chica del equipo contra la que se lanzó.

—¡Eso es Kara! —Lena se levantó y chilló completamente emocionada al ver tal azaña.

La rubia se sonrojó de forma visible y ayudó a la otra chica a ponerse de pie. Andrea volteó a ver a la ojiverde, luego miró a Kara y frunció el entrecejo.

—Ahora contra mí, novata —espetó en dirección a la rubia.

La chica ucraniana parpadeó un par de veces, el entrenador miró a Andrea con curiosidad y Lena maldijo a medio mundo al ver el brillo retador en los ojos de su ex, pero al mismo tiempo, casi se derritió en la banca cuando Kara alzó la barbilla y un brillo arrogante destelló en los iris azules de la rubia.

—Bien —también espetó.

Gayle y las otras tres chicas abrieron espacio y Andrea se colocó en posición defensiva. Al mismo tiempo, Kara tomó su posición y tensó la mandíbula. Lena se puso de pie y sostuvo la respiración al ver el claro desafío en la mirada de las dos chicas, y el entrenador simplemente sopló el silbato.

Todo sucedió casi en cámara lenta. La rubia corrió con porte feroz y decidido en dirección a la castaña, quien reafirmó su posición y apretó los dientes, lista para recibir el golpe. Aquello tenía pinta de ser doloroso debido a que ninguna de las dos tenía puesta la protección necesaria, pero a pesar de todo el impulso que tomó Kara, la quarterback logró absorber el golpe de su cuerpo y, si bien se tambaleó, no cedió ante la fuerza de la chica ucraniana.

Kara se veía sudorosa y tan sexy debido al esfuerzo, que Lena tuvo problemas para mantener a raya sus hormonas y libido, lo que se vio apagado de forma abrupta cuando, sin aviso o preámbulo alguno, Andrea embistió contra el cuerpo de la rubia con fuerza y brusquedad.

Kara jadeó ante el contacto inesperado y cayó sobre su espalda con un golpe sordo, la quarterback se puso de pie con facilidad practicada y se cruzó de brazos, y la ojiverde no supo de dónde sacó fuerzas o equilibrio, pero de un momento a otro se encontró de pie a un lado de Kara y Andrea.

—Kara, demonios. ¿Estás bien? —Lena cuestionó en dirección a la rubia, quien se sujetaba el costado con expresión herida, pero asintió de todos modos—. ¿Qué demonios pasa contigo? —Espetó con rabia apenas contenida en dirección a su ex—. ¡Ella no estaba lista, imbécil!

Andrea rodó los ojos antes de responder.

—En este deporte debes esperar lo inesperado, y obviamente tu amiguita no tiene lo necesario para entrar a mi equipo —respondió la castaña aún con los brazos cruzados—. No es culpa mía.

—No soy su amiga —Kara se puso de pie con dificultad y pasó un brazo alrededor de la cintura de la ojiverde—. Las amigas no se besan —completó antes de tomar el rostro de Lena y dejar un beso firme en sus labios—. ¿Cierto, hermosa?

Las mejillas de Lena adquirieron un color rosado, pero asintió, y Andrea solo frunció el entrecejo antes de murmurar algo incomprensible -tal vez en español- antes de marcharse con expresión furiosa.

𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora