—Por favor no lo dejes ajustado en la entrepierna —murmuró Kara una vez que su novia midió el ancho de sus caderas—. Lee, no me mires así. Te lo pido porque podría desatarse una pelea en cualquier momento y quiero tener total libertad para patear traseros.
—Te estoy mirando raro porque no voy a hacer un par de pantalones para ti, Kara —la ojiverde rodó los ojos y anotó la medida recién tomada en un pequeño cuaderno—. ¿Acaso me veo como alguien que sabe lo que está haciendo, Lyaksandra? Obviamente iré a lo fácil y voy a confeccionar una falda para ti, aunque aún no resuelvo cómo demonios se forman los pliegues —musitó para sí misma.
—Estoy segura de que lo harás genial —expresó la chica ucraniana en una muestra de apoyo—. Eres Lena Luthor y...
—Oh, cállate —resopló la ojiverde—. Ayer dijiste lo mismo y terminé desmayada.
Para su crédito, la rubia escuchó a su novia y guardó silencio.
Era jueves de corte y confección y nadie tenía ni la más mínima idea de lo que estaba haciendo. Los estudiantes del último año se habían organizado en parejas por afinidad y quien fuera el menos torpe de dicha pareja debía armar un conjunto para el otro, y honestamente, ni Kara ni Lena entendían una mierda del tema, pero debían sacar a flote la actividad de todos modos, y si la ojiverde iba a hacer algo de lo que no tenía idea, por lo menos sacaría provecho de eso y tocaría a su novia todo lo que le fuera posible.
A un par de metros de donde ellas estaban, Diana medía los hombros de su novia con expresión determinada y ensimismada mientras Samantha permanecía de pie en "modo tieso", vistiendo una camiseta sin mangas que dejaba a la vista la parte baja de su vientre y un par de shorts de tela ligera.
Obviamente, Diana -siendo la Diana que todos amaban- se colocó un delantal, unas gafas de montura gruesa y se recogió el cabello en un moño desordenado para "entrar en el personaje", según sus palabras.
Más allá de la corredora y la chica griega, Nia estaba sentada en una jaba de madera con su teléfono en las manos -posiblemente viendo algo en Netflix- mientras Querl utilizaba la máquina de costura con una destreza impresionante para coser lo que parecía ser un overol de mezclilla.
Sara estaba peleándose con la cinta métrica mientras trataba de medir a Ava, quien se veía algo molesta y hastiada debido a la tardanza, y Alexandra y Margaret estaban haciendo tonterías mientras Andrea ataba de un modo y otro las muñecas de Barbara con la cinta métrica en un intento por demostrar que había sido una girl scout.
—Mierda, ni siquiera tengo idea de cómo se usa esta maldita cosa —musitó la ojiverde con frustración una vez instalada en la silla tras la máquina de costura.
—Creo que primero debes cortar la tela —expresó Kara con una mueca dudosa—. Para eso son las medidas que tomaste de mi cuerpo, ¿no?
—Ni idea —respondió Lena con total honestidad—. La verdad es que solo estaba fingiendo que te medía. No tengo idea de cómo se usa la cinta métrica —admitió con una sonrisa avergonzada y los pómulos enrojecidos.
Kara parpadeó dos veces y miró a Lena con expresión confusa, luego detalló las anotaciones -erróneas- en el cuaderno y miró de nuevo a su novia con la misma expresión de pasmo.
—¿En serio acabas de fingir durante quince minutos que me estabas tomando medidas?
—Por supuesto —expresó la ojiverde de inmediato—. Soy una Luthor, Kara. Prefiero fingir que hago algo, antes que admitir que no sé cómo se hace.
La chica ucraniana rodó los ojos, tomó la mano de su novia para ponerla de pie y recogió la cinta métrica para empezar a tomar las medidas de Lena, quien se atoró con su propia saliva cuando la rubia se colocó de rodillas frente a ella para medir la distancia entre su cadera y su rodilla.
No más de diez minutos después, Kara tomó las tijeras sobre la mesa y empezó a cortar la tela bajo la atenta mirada de la ojiverde, quien estaba a casi nada de expresar algo de lo que se sentía avergonzada pero que necesitaba saber antes de morir.
—¿Por qué casi no tenemos sexo? —Inquirió Lena con el entrecejo ligeramente fruncido.
La rubia maldijo y espetó algo en ucraniano cuando perdió el agarre firme en las tijeras y se cortó la punta del índice izquierdo con las mismas, corte donde la sangre empezó a salir en una cantidad considerable, lo que hizo que Kara se llevara el dedo herido a la boca para tratar de detener el flujo de sangre. Lena parpadeó sin dar crédito a lo que había pasado e inmediatamente tomó la mano de su novia para revisar su dedo, aún si la rubia tuvo que sacarlo de su boca debido al tirón insistente.
El sangrado se había detenido pero el corte seguía abierto, y honestamente la ojiverde estaba sintiéndose muy culpable porque fue su culpa que Kara se lastimara, pero antes de que pudiera disculparse, la chica ucraniana exhaló un suspiro y empezó a hablar.
—No lo sé, yo... asumí que no querías una relación tan física —admitió la rubia con cierta reticencia—. Quiero decir que siempre he tratado de darte tu espacio y no quiero que creas que todo esto es por sexo y, tú... dejaste de buscarme para el sexo y asumí que no te gustaba hacerlo conmigo.
—Kara...
—... lo cual entiendo, de verdad, porque sé que tal vez no soy la mejor amante que alguien pueda tener, pero...
—Kara —volvió a llamar la ojiverde—, amo absolutamente todas las cosas que hemos experimentado en la cama.
—¿Qué hay de los otros lugares? —Inquirió la chica ucraniana con las mejillas sonrojadas, lo que hizo que los pómulos de Lena también adquirieran un tenue color rosado.
—Eh... sí, también amo lo que hemos hecho en otros lugares —admitió la ojiverde en medio de un carraspeo, y luego unió su boca a la de su novia con cariño—. Lamento que pensaras que no quiero tener sexo contigo. Quiero, y mucho, en serio no tienes idea.
Kara esbozó una sonrisa tonta, sonrisa que se volvió una mueca de horror cuando se percató de que Lillian estaba detrás de Lena. La ojiverde enrojeció por completo al ser consciente de la presencia de su madre y empezó a balbucear.
—Demasiada información —murmuró la directora antes de aclararse la garganta—. Asumiré que ustedes eran las chicas de los rumores en la biblioteca.
Lena escondió el rostro en el cuello de la rubia a causa de la vergüenza y esta se aclaró la garganta con torpeza, y si bien sus pómulos estaban teñidos de rojo, Kara expresó:
—El sexo es lo más natural del mundo, directora Luthor.
—Sí, pero ¿quién va a quitarme el trauma? Necesito un lavado de cerebro —Lillian negó con la cabeza y exhaló—. Por lo menos no fue peor que encontrar a Diana y Lena teniendo sexo en su habitación.
—¡Mamá! —Chilló la ojiverde en voz baja luego de salir de su escondite—. Diana y yo nunca tuvimos sexo.
—Tranquila, Kieran, eso lo más natural —musitó la directora—. Escuché que las chicas de hoy refuerzan la amistad así y...
—¡Madre! —Volvió a chillar Lena—. ¿No tienes nada que hacer? La asociación de padres te busca. Ve.
Lillian rodó los ojos, y antes de irse, expresó en voz alta para que todos escucharan:
—Tú lavarás tus sábanas de hoy en adelante, Kieran. Me niego a tocar esas cosas.
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𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]
ФанфикшнDonde Kara tiene un crush enorme en Lena Luthor, la presidenta del Club de Ajedrez, y busca formas ingeniosas de robarle besos cada vez que se topa con ella. ••• Advierto que el contenido de esta obra puede ser controversial debido al tema en que gi...
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