Lena no esperó que la tarde de ese mismo día, Kara apareciera fuera de la reja de su casa sosteniendo -por lo menos- tres docenas de rosas blancas y rosadas en un ramo atado con un lindo listón plateado.
El corazón de la ojiverde se aceleró, tropezó y volvió a latir de forma frenética al visualizar a la rubia de sus sueños -muy literalmente- sosteniendo ese arreglo floral entre los brazos y vestida de forma pulcra. Tenía el cabello rubio recogido en una coleta y llevaba las gafas de pasta que solía usar, los pantalones de tela estaban planchados de forma minuciosa y la camisa azul -debajo de una chaqueta formal- estaba abotonada por completo.
—Por Dios, Kara —Lena exhaló un suspiro tembloroso al no encontrar palabras que pudieran explicar su asombro—. Es... esto es...
—Oh. Hola, Lena —la rubia esbozó una sonrisa brillante y reacomodó las rosas entre sus brazos para poder ver a Lena a los ojos—. Estás hermosa.
Era mentira, por supuesto.
La ojiverde vestía un par de shorts de mezclilla -que más bien parecían calzoncillos debido a lo cortos que eran- y una sudadera que era quizás tres o cuatro tallas más grande de lo que era la ropa que ella normalmente usaba. Estaba descalza, también, y tenía el cabello apenas recogido en un moño desordenado que dejaba algunos mechones sueltos que se enroscaban a la altura de su hombro.
Lena no pudo evitar caminar hasta la reja para abrirla y que la rubia ingresara, y apenas Kara estuvo dentro de la propiedad de los Luthor, la ojiverde volvió a cerrar. Luego, cuidó el no estropear las rosas y tomó las mejillas de la chica ucraniana para unir sus bocas de forma suave.
Sus labios juguetearon un pequeño momento con los de la otra y cuando se separaron, había un par de sonrisas idénticas en sus rostros.
—Son hermosas —murmuró Lena luego de liberar el rostro de la rubia.
—Tú... ¿en serio lo crees? —Cuestionó Kara con cierta duda—. Justo ahora creo que pude haber elegido mejor.
—Le lo juro, Kara, son perfectas —respondió la ojiverde.
Lo que siguió fue más bien incómodo.
Lena trató de tomar las rosas entre los brazos de Kara, pero cuando tiró del ramo para acogerlo en sus manos, la rubia tiró de él para quitárselo, y cada vez que Lena tiraba, Kara también lo hacía para no perder su agarre sobre el arreglo. Aquello se repitió varias veces hasta que una vez que la ojiverde se cansó de aquello, se cruzó de brazos y frunció el entrecejo.
—¿Qué sucede?
—¿Qué? Nada. No sé de qué hablas —respondió la rubia.
—Las rosas —murmuró la ojiverde en tono de obviedad.
Kara frunció el entrecejo en confusión, pero cuando pareció que Lena iba a hablar de nuevo, fue interrumpida por la voz de su madre, que estaba a sus espaldas y de pie en el pórtico.
—¿Sucede algo? —Cuestionó con una mirada de extrañeza.
—Cosas de compañeras de instituto, madre —respondió Lena antes de girarse para verla de frente.
—Directora Luthor —Kara irguió su postura y se giró rápidamente para ver a la mujer, luego tragó saliva de forma forzada y le ofreció las rosas antes de añadir en un hilo de voz—: Para usted.
Lillian tomó las rosas de forma cuidadosa y con expresión de sorpresa, al mismo tiempo, la chica ucraniana se sonrojó profundamente y Lena balbuceó groserías en irlandés.
—Oh... gracias, señorita El. ¿A qué debo el honor?
—Yo... me preguntaba si le gustaría ir a cenar conmigo esta noche —respondió Kara con las manos temblorosas a causa de los nervios—. Me sentiría honrada si usted aceptara ser mi cita.
Lena entreabrió la boca con toda la indignación que pudo reunir en su expresión y se cruzó de brazos. Lillian parpadeó un par de veces, pasmada ante la proposición, y Kara... ella estaba de pie torpemente frente a la directora de Luthor High.
—¿Qué demonios, Kara? —Terminó por espetar la ojiverde para luego tensar la mandíbula y tratar de mantener a raya su disgusto—. ¡Se supone que es a mí a quien debes invitar a salir! ¡No a mi madre!
—Lena, tranquila —Lillian le dedicó a su hija una mirada represora.
—¡No me voy a tranquilizar, madre! —Chilló la ojiverde en un tono casi histérico—. ¡A mi no-novia le gustan las sugar mommys!
—¡Kieran! —Espetó Lillian con el entrecejo fruncido.
—¡Kieran nada! —Volvió a gritar la ojiverde antes de entrar a la residencia con pasos furiosos.
Lillian se quedó de pie aún con las rosas entre los brazos y dejó salir un suspiro, Kara parecía confundida y se veía descolocada, luego murmuró:
—¿Qué es una sugar mommy?
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𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]
FanfictionDonde Kara tiene un crush enorme en Lena Luthor, la presidenta del Club de Ajedrez, y busca formas ingeniosas de robarle besos cada vez que se topa con ella. ••• Advierto que el contenido de esta obra puede ser controversial debido al tema en que gi...
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