𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]

🅽🅾🅽🅰🅶🅴🆂🅸🅼🅾 🅽🅾🆅🅴🅽🅾

—Luthor High siempre fue demasiado extraño y loco y absolutamente poco convencional, pero también se convirtió en mi segundo hogar —expresó Diana al tiempo que extendía una sonrisa en sus labios—. Voy a extrañar cada una de las peculiaridades de este lugar mientras me bronceo en California, pero creo que nadie va a extrañar las clases del profesor Carr.

El profesor aludido frunció el entrecejo y miró alrededor solo para ver que todos los egresados estaban asintiendo -definitivamente de acuerdo con la chica griega-, lo que hizo que él se cruzara de brazos con molestia.

Lena resopló una risa y sujetó más fuerte la mano de su novia debido a la emoción, y a su vez, la chica ucraniana volteó a verla con una sonrisa reservada pero genuina y tan bonita que hizo que el estómago de la ojiverde diera un salto mortal y su corazón se agitara de tal modo que Lena temió que estuviera a punto de sufrir un infarto.

—Luthor High fue el mejor instituto en el que pude haber estado y estoy orgullosa de todo lo que trajo a mi vida —musitó la chica griega con una sonrisa tonta en dirección a su novia, lo que hizo que la corredora se sonrojara apenas un poco—. Sé que mientras Lena se congela el trasero en Londres, Samantha roba suspiros en Boston y Kara olvida el inglés en Kiev, seguirán recordando que gracias a ellas tengo antecedentes penales y aún así las amo con todo mi corazón. Gracias por todo, Luthor High. Una vez un escorpión, siempre un escorpión.

—¡Pícame, Diana! —Alguien gritó desde atrás.

—¡Te voy a picar los ojos por ofrecértele a mi novia, imbécil! —Chilló Samantha al tiempo que se ponía de pie, completamente furiosa—. ¡Da la cara, infeliz!

—Eh... bueno, como sea. Mera, por favor, ya pídele una maldita cita a la profesora Waldfogel —resopló Diana en dirección a la enfermera, quien se sonrojó profundamente y rehuyó la mirada de la profesora—. Estoy segura de que podría darse algo entre ustedes.

Ante las palabras de la chica griega, estallaron vítores, silbidos y algunos sonidos obscenos que seguramente fueron interpretados por Andrea y Samantha, y solo entonces Diana bajó del podio.

Una vez que se hizo la entrega de reconocimientos y la chica griega y Lena se presentaron como las mejores estudiantes de su generación, fue tiempo de que Andrea subiera al podio e invitara a sus compañeros egresados a una exclusiva fiesta en la piscina de su casa "estúpidamente enorme y vacía" antes de volar a Estocolmo el día siguiente.

A unos metros, Mera conversaba tímidamente con la profesora Waldfogel.

La noche anterior había llegado un mensaje de un número privado que le pedía a los egresados que no llevaran ropa debajo de las togas, y en ese momento Lena supuso que Andrea había sido la del mensaje.

Honestamente, la ojiverde esperaba no haber sido la única idiota que acató la orden de un número desconocido y privado que le pidió asistir en ropa interior a su graduación.

—Chicos, por favor, entreguen las togas en el auditorio antes de que vayan a celebrar —les recordó Lillian a través del micrófono cuando todos se disponían a marcharse—. Mera los estará esperando.

Todos se quedaron muy quietos y palidecieron cuando escucharon la indicación de la directora, y casi al mismo tiempo que Lillian iba a preguntar qué estaba pasando, todos los egresados -liderados por Samantha- salieron corriendo del patio de Luthor High. Kara había tomado a su novia sobre su hombro antes de echarse a correr, porque no pensaba abandonarla.

Eso dejó en claro que Lena no era la única idiota que seguía indicaciones de gente desconocida.

La casa de Andrea estaba en el residencial Obsidian y era una propiedad en serio estúpidamente enorme y vacía, justo como ella había dicho. Pronto todos empezaron a ingresar y Nia se colocó en la reja para recoger las togas y que todos la pasaran bien sin preocuparse.

Los vecinos de Andrea posiblemente estarían escandalizados al percatarse de que había un puñado de adolescentes en ropa interior en la propiedad del senador Rojas, pero la vida era un riesgo y muy posiblemente sería la última estupidez que todos harían antes de la universidad, así que Lena soltó los tres botones de su toga y luego la sacó por encima de su cabeza para entregársela a Nia.

Querl -quien estaba ayudando a su novia a poner cintas con el nombre de los propietarios de las togas- no se inmutó por el hecho de que Kara y Lena quedaron en ropa interior frente a él, pero su novia entreabrió la boca y las detalló de arriba abajo, lo que hizo que la chica ucraniana se sonrojara y la ojiverde balbuceara como idiota.

—Pensé que Andrea tendría un montón de guardias cuidándola porque es la hija de un senador —murmuró Kara una vez que ella y su novia tomaron asiento en una tumbona.

—Conoces a Andrea, posiblemente chantajeó a todos —respondió la ojiverde al tiempo que bebía de un margarita—. No importa. Disfrutemos.

La fiesta avanzó rápidamente hasta media tarde y casi todos estaban ebrios para el momento en que Andrea decidió que debían cantar una canción, y mientras todos cantaban en notas desafinadas y horribles -algunos aún en ropa interior y metidos en la piscina y otros tirados en el piso con las togas puestas-, una Kara medio ebria tomó a su novia de la mano y la dirigió a un lugar apartado de los gritos sin sentido y el ambiente borracho.

Cuando Lena iba a preguntar qué estaba pasando, la chica ucraniana se tambaleó ligeramente y cayó sobre una rodilla al tiempo que sacaba un anillo de uno de sus dedos y lo extendía hacia la ojiverde, quien para ese momento se sintió sobria de golpe y se atragantó con su propia saliva al ver a Kara se rodillas y sosteniendo un anillo.

Un anillo que no había notado en su novia.

Un anillo con una bonita piedra azul.

Un anillo de...

—Lena Luthor —empezó la rubia con la voz arrastrada—, ¿aceptarías...

—¡No puedo casarme contigo! —Chilló la ojiverde con horror, lo que hizo que Kara frunciera el entrecejo—. ¡Es muy pronto! ¡Solo tenemos dieciocho! ¡Ni siquiera sé cocinar todavía!

La rubia ladeó la cabeza con confusión pero no se movió de su posición de rodillas y tampoco bajó el anillo, lo que honestamente puso muy nerviosa a Lena.

—Pero no te estoy pidiendo matrimonio, estúpida —articuló la chica ucraniana con dificultad. De alguna manera, cuando estaba ebria su acento se marcaba más, pero la ojiverde estaba demasiado mareada y asustada y a punto de desmayarse como para notarlo—. Mis padres me prohibieron volver a casarme, Lee. Te estoy dando este anillo como una promesa de que voy a amarte hasta que mi cerebro deje de producir endorfinas y dopamina cuando te ve, y hasta que mi clítoris deje de palpitar cuando insinúas que mis piernas se verían muy bien sobre tus hombros. O que mis manos deberían estar en tu cuello cuando te follo, o cuando...

—De acuerdo, ya entendí —respondió Lena antes de extender su mano—. Acepto.

Kara se puso de pie luego de colocar el anillo en el dedo de su novia, y entonces la ojiverde atrapó el rostro de la chica ucraniana entre sus manos y unió sus bocas en un beso de celebración. Lena se dio cuenta de lo muy desequilibrada y ebria que estaba la rubia cuando esta trató de alcanzar el lugar entre sus piernas, y honestamente la ojiverde solía tener algo con el exhibicionismo y la habría dejado tomarla allí mismo, pero de repente la música dejó de sonar y un sonido de protesta sonó en general -lo que la bajó de su nube-.

Las protestas cesaron cuando todos se dieron cuenta de que el padre de Andrea había ingresado a la propiedad.

—Baja de esa mesa y deja el micrófono, Andrea. Vamos a hablar muy seriamente —masculló el senador con una mirada cargada de molestia, luego se giró hacia su equipo de seguridad y espetó—: Saquen a estos mocosos de mi propiedad.

Todo se volvió frenético luego de que los guardias trataron de atrapar a los adolescentes escurridizos y ebrios, y en lugar de mostrarse arrepentida por la fiesta obviamente sin permiso, una Andrea completamente ebria subió todo el volumen del sonido y chilló:

—¡It's Andy, bitch! —Antes de soltar el micrófono y saltar a la piscina.