Sentada en la sala de espera fuera de la oficina de la directora, Samantha tenía una pierna sobre la otra en una pose relajada mientras Diana la veía con pasmo desde el otro lado del pasillo. Kara estaba en la enfermería -no se supo si fue Samantha o Barbara, pero alguien le propinó un codazo en el rostro cuando trató de ayudar a separarlas- y Lena la estaba acompañando.
La corredora tenía un par de rasguños simétricos respetablemente dolorosos en el costado derecho del rostro y tenía el labio inferior roto, pero a pesar de eso, había una sonrisa engreída en sus labios y mantenía un semblante de suficiencia que tenía a Diana en serio muy confundida. También tenía la ropa llena de manchones verdes que quedaron en sus prendas durante la pelea mientras ella y Barbara rodaban por el suelo, pero, de nuevo, parecía muy poco preocupada por su aspecto.
—Samantha... —comenzó la chica griega.
—No, detente allí. No vas a arruinar mi momento de felicidad —la interrumpió la corredora, y luego volvió a sonreír—. Se sintió taaaan bien.
—Te van a suspender una semana —Diana casi chilló—. ¿Necesito recordarte que mañana hay una competición?
—Bueno, maldita sea, de todos modos valió la pena —murmuró con un encogimiento de hombros—. Debiste haber visto su expresión cuando le...
Antes de que Samantha pudiera seguir adelante con su línea, la puerta de la oficina de dirección se abrió y de ella salió Barbara -quien sostenía una compresa de hielo en prácticamente toda la parte izquierda de su rostro- siendo acompañada por Lillian, quien le dirigió un entrecejo desaprobador a la corredora antes de girarse hacia la rubia.
—Señorita Minerva, temo que nos veremos dentro de una semana —Barbara asintió sin mirar a la directora, pero le dedicó una mirada asesina a la castaña -quien le lanzó un beso- y miró de reojo a Diana antes de caminar y desaparecer por el corredor—. Arias, a mi oficina.
Cuando Samantha llevaba alrededor de diez minutos conversando a puerta cerrada con Lillian y la chica griega estaba a punto de terminar con sus uñas, Kara y Lena aparecieron por el corredor y caminaron hacia su amiga con pasos silenciosos porque no querían interrumpir sus pensamientos frenéticos.
—Ya volv...
—¿Y si estaban peleando por mí? —Cuestionó Diana en dirección a la ojiverde con una expresión llena de pánico—. ¿Y si fui la razón por la que se agarraron a golpes?
—Diana, querida, no seas narcisista —Lena colocó ambas manos sobre los hombros de su mejor amiga y dejó un apretón reconfortante antes de añadir—: Hay muchas razones por las que dos chicas pueden pelear. ¿Recuerdas esa vez donde tú y yo casi nos matamos porque salimos a una fiesta con la misma blusa? —La chica griega dejó salir una risa entre dientes al recordar el incidente y luego asintió en acuerdo—. Quiero decir que, en sí, no necesitamos una razón demasiado importante para agarrarnos a golpes con alguien.
—Yo creo que sí estaban peleando por ti —murmuró Kara sin prestarle atención a nada.
Inmediatamente, el semblante de Diana volvió a caer y la ojiverde le dedicó a su novia un entrecejo fruncido que dejó en evidencia su desaprobación, sin embargo, la rubia estaba bastante distraída toqueteando la bandita que Mera le colocó en el rostro para mantener cubierto el corte en su pómulo.
—Soy la peor de todas —la chica griega se cubrió el rostro con ambas manos y negó con la cabeza—. Soy una mala persona, yo...
—Oye, no —Lena le quitó las manos del rostro y le dedicó una sonrisa tranquilizadora—. Incluso si estaban peleando por ti, tú no les dijiste que se agarraran a golpes, ¿o sí?
—Bueno, no, pero...
—Además —la ojiverde esbozó una sonrisa maliciosa y murmuró—, no es tu culpa ser la tipa griega más guapa, atlética, amable y encantadora de Luthor High, ¿verdad?
Diana dejó salir una risa ligera y miró hacia a la puerta de la oficina de Lillian cuando escuchó que giraron en picaporte, la directora mantenía el semblante tranquilo, pero Samantha estaba tratando -sin éxito- contener una sonrisa.
—Directora Luthor, Samantha no... —empezó Diana apenas las vio, sin embargo, Lillian alzó una mano para detenerla.
—Ya todo está hablando con la señorita Arias y también se solucionó con la señorita Minerva, así que no diré más sobre el tema —la mujer habló en tono firme y practicado—. Samantha, le llamé a tu madre para que viniera por ti, pero está en una reunión y...
—Ella puede tomar mi auto —se apresuró a decir la chica griega—. Yo puedo volver a casa en taxi.
—Bueno, no es de mi incumbencia —masculló Lillian antes de girarse para entrar a su oficina—. Vayan a clase —ordenó antes de cerrar la puerta.
Las cuatro chicas se quedaron en silencio y Lena comprobó la hora en el reloj que llevaba en la muñeca para asegurarse de que no estaban llegando tarde a clases, mientras tanto, Diana extendió una mano hacia la rubia, quien bajó la cabeza y le entregó las llaves del Mustang que no llegó a usar, y a su vez, la chica griega le entregó las llaves a Samantha, que luego de tomarlas se abrazó al cuello de su novia y la besó con firmeza y demasiado entusiasmo como para ser catalogado como una muestra de afecto moralmente aceptable en público.
Por otro lado, los hombros de Kara cayeron más al darse cuenta de que posiblemente jamás tocaría el auto de la chica griega.
—Lo siento, Kara. Novia mata a esposa —murmuró Diana a modo de explicación aún abrazando la cintura de la corredora.
La ojiverde se abrazó a los hombros de la chica ucraniana y buscó su mirada, luego dejó un beso delicado en sus labios.
—Tranquila, amor, hoy robaremos el Bugatti de Lex y podrás pasear por toda la ciudad si eso es lo que quieres.
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𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]
FanfictionDonde Kara tiene un crush enorme en Lena Luthor, la presidenta del Club de Ajedrez, y busca formas ingeniosas de robarle besos cada vez que se topa con ella. ••• Advierto que el contenido de esta obra puede ser controversial debido al tema en que gi...
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