𝕯𝖊𝖈𝖎𝖒𝖔𝖘𝖊𝖝𝖙𝖔

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Al pasar la garita del vecindario donde los Luthor tenían su residencia, Lena cayó en cuenta de que ese jueves no había visto ni por asomo a su rubia misteriosa. Se encontró a sí misma esperando que la chica apareciera de la nada y la besara como todas las veces anteriores, y fue sorprendida en el mal sentido cuando al final de las clases, la ladrona de besos no apareció.

Para variar, Lillian había tenido una reunión con los profesores esa mañana, reunión que se extendió más de lo debido y la atrapó en el instituto por más tiempo del que pensó, lo que ocasionó que la ojiverde tuviera que tomar un taxi para que la llevara a casa. Decidió que no era necesario que el taxi ingresara al vecindario, por lo que se bajó de este frente a la garita y entró caminando.

Su casa era la sexta al borde de la acera, por lo que no tardó mucho en llegar hasta la reja que mantenía la propiedad cerrada, Masha jugaba con un hueso de plástico y rodaba por el césped al tiempo que jadeaba y dejaba salir gruñidos bajos, sin embargo, apenas Lena silbó, las orejas de la cachorra se elevaron y detuvo su juego para dirigirse hacia la reja que la ojiverde estaba abriendo.

—Hola, mi amor —murmuró al tiempo que soltaba abría la cerradura—. ¿Quién es la hermosa cachorra de mam...

Su pregunta fue interrumpida por el golpe brusco de un cuerpo contra el suyo, y seguido de eso, el ligero peso de una chica rubia la mantuvo aprisionada de espaldas a la acera. Lena se quejó en voz alta, lo que hizo que Masha se inquietara, por lo que empezó a ladrar con fuerza y gruñir de forma amenazante al tiempo que trababa de salir a la acera.

La ojiverde sintió la firme presión de unos labios sabor a fresa contra los suyos y cerró los ojos para disfrutar del contacto, sin embargo, su ladrona de besos se alejó más rápido que las veces anteriores y maldijo antes de ponerse de pie y echarse a correr torpemente y con todas sus fuerzas en dirección a la garita.

Masha había logrado sortear la reja y corría tras ella de forma amenazante y veloz mientras ladraba una y otra vez, la rubia gritaba por ayuda –posiblemente no había notado que Masha estaba recibiendo a Lena cuando decidió taclearla- y la ojiverde se dejó caer sobre su espalda mientras se reía a carcajadas debido a la escena.

Afortunadamente, la rubia logró saltar la reja de una casa y rodó por el césped –Lena pudo imaginarlo claramente debido al impulso que la vio tomar-, la cachorra siguió ladrando con fuerza y pose amenazante, sin embargo, apenas Lena silbó, Masha dejó lo que estaba haciendo y se dirigió hacia su dueña con porte tranquilo y la lengua fuera.

—Aw, ¿quién es la pequeña heroína de mamá? —La ojiverde le rascó detrás de las orejas con cariño y besó la cabeza de la cachorra sin poder evitar sonreír—. ¿La tipa ruda quiso lastimar a mami?

Todo lo que obtuvo como respuesta fue un lametón cariñoso en la mejilla.

Viendo de nuevo hacia el lugar detrás de la cachorra, pudo ver a lo lejos que la chica rubia saltaba de nuevo la reja y caminaba hacia el otro lado de la calle para abrir con una llave la reja de otra de las casas, cojeaba y tenía la ropa sucia con hojas secas y barro, pero en ningún momento miró en dirección a Lena.

𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora