𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]

🅽🅾🅽🅰🅶🅴🆂🅸🅼🅾 +

Lena no era mucho de llegar temprano a clases porque honestamente le importaba muy poco. Se había vuelto confiada una vez que se enteró de que su madre anulaba sus retardos por una razón u otra, pero ese día había despertado inusualmente temprano y decidió ir al instituto incluso antes que Lillian.

Ni siquiera pensó en pasar por su novia porque en serio era temprano y no quería apresurarla, por lo que decidió irse en Uber, y si bien Luthor High se veía vacío y casi tenebroso con algo de niebla debido al clima inusualmente frío en esa época del año, el Mustang de Diana estaba estacionado en el aparcamiento, así como un par de autos más que posiblemente le pertenecían a los docentes que tenían clase a la primera hora.

La ojiverde iba a dirigirse al aula de alemán porque era la primera clase que tenía ese día, pero aún era temprano y se tomó todo el tiempo del mundo para pasar a su casillero por el libro de texto, también compró un paquete de galletas en la máquina expendedora y solo entonces emprendió su camino hacia el aula designada para la profesora Waldfogel.

Cojeaba un poco al caminar por la torcedura que sufrió el día de la pasarela de beneficencia por culpa de Andrea, pero ya casi no dolía y era algo bueno, y como su mañana había estado plagada de cosas inusuales hasta ese momento, inusualmente la puerta del aula de alemán estaba entreabierta -cosa que en serio no se cuestionó a pesar de que teóricamente sabía que las aulas siempre eran cerradas con llave al final del día-.

Cuando empujó la puerta para ingresar, casi cayó de culo al piso debido a la impresión.

Diana estaba sentada sobre el escritorio y estaba abrazando a la profesora Waldfogel con las piernas mientras se besaban. Ambas parecían ensimismadas en aquello y la mente medio dormida de Lena trató de darle sentido a la imagen ante sus ojos, ¡pero no tenía sentido! ¿Acaso Diana había recurrido a eso con tal de conseguir su único cien faltante en el registro escolar?

Obviamente, la ojiverde trató de alejarse de allí sin hacer ruido, pero su mochila golpeó la puerta y casi inmediatamente Diana y la profesora Waldfogel se alejaron del beso que habían estado compartiendo. La chica griega tenía los pómulos sonrojados y los labios enrojecidos presumiblemente a causa de los besos, y en general se veía desastrosa en lugar de prolija, y con un vistazo rápido, Lena se dio cuenta de que tenía suelto el botón de los vaqueros y la cremallera abierta.

—Señorita Luthor... —comenzó la profesora con expresión casi ajena, como si Lena no la hubiera encontrado manoseando a su mejor amiga.

—No quiero saber —zanjó la ojiverde con firmeza, y Diana pareció volver en sí en ese momento, porque se abotonó los vaqueros y maldijo entre dientes—. Solo... solo me iré ahora.

Unos minutos más tarde y sentada en una de las bancas del patio trasero, Lena sintió que la chica griega tomó asiento a su lado de forma dudosa, pero antes de que Diana pudiera decir algo, la ojiverde espetó:

—¿Lo sabe Samantha?

—Bueno... honestamente fue su idea —murmuró Diana en un tono bajo—. Escucha, Lena, no es lo que estás pensando y...

—No quiero saber.

—Esto ni siquiera es serio y...

—Dije que no quiero saber, Diana —zanjó la ojiverde—. Lo digo en serio. No quiero saber nada y no quiero tener que ver en esto.

Ambas guardaron silencio luego de aquello y se dedicaron a mirar el horizonte en un silencio incómodo. Lena entendía el atractivo de tener algo como una aventura con una profesora, pero nunca creyó que su mejor amiga, corrección, sus mejores amigas, se verían involucradas en algo así.

—De acuerdo, en realidad sí quiero saberlo todo.

Diana exhaló una risa y pronto la ojiverde se contagió, y fue así como la chica griega terminó por contarle que en sí era algo muy nuevo y que básicamente Samantha -haciendo uso de sus dotes de manipulación- logró convencerla y convencer a la profesora, lo que fue más díficil que convencer a Diana en sí, porque su licencia de docente -y libertad- estaba en juego y todo eso.

—Espera un momento, ¿entonces la semana pasada no llegaste a nuestra cita porque estabas con Samantha y la profesora? —Lena balbuceó y adoptó una expresión ofendida—. ¡Me cambiaste por sexo! Eres una pésima amiga. Aunque yo también te habría dejado plantada, porque la profesora Waldfogel es muy linda.

—No tuvimos sexo —la chica griega resopló—. Elske nos invitó a almorzar y conversamos mucho y... ella es muy agradable.

—¿Sabes qué es lo positivo de todo esto? —Cuestionó Lena luego de un momento en silencio, lo que hizo que Diana alzara una ceja a modo de cuestionamiento—. Puedo amenazarte con decirle de esto a tu madre cuando te niegues a hacerme un favor.

—Perra.

Lena se saltó la clase de alemán y en su lugar, llevó a su novia a su rincón favorito en la biblioteca, donde la aprisionó contra la pared y empezó a besarla de forma apresurada y brusca, lo que rápidamente hizo que la chica ucraniana jadeara y buscara el botón de los vaqueros de la ojiverde.

Lena gimió cuando sintió que la mano de su novia la acunó suavemente por encima de las bragas y volvió a unir sus bocas en un beso demandante al tiempo que movía las caderas contra la muñeca de Kara en busca de la deliciosa fricción contra su clítoris.

—Lee, eres tan hermosa —murmuró la rubia entre besos, por lo que la ojiverde apretó los dientes y jadeó en busca de aire—. ¿Cómo es que eres tan hermosa?

—Porque soy yo —respondió Lena de forma incongruente, lo que hizo reír a su novia.

Todo estaba siendo muy divertido hasta el momento y Lena se estaba precipitando al orgasmo muy rápido -cortesía de sus hormonas pre menstruales-, pero de acuerdo a los antecedentes, tuvo que haber previsto que algo saldría mal en el momento en que decidió tener sexo con su novia en la biblioteca.

Obviamente aquello estaba destinado al fracaso y a que alguien la encontrara montando la mano de su novia, solo que ese alguien resultó ser el peor alguien posible.

—Lena Kieran Luthor, pensé que te había criado mejor que esto. No lo puedo creer.