Llegado el jueves, Lena sentía que sus piernas dejarían de responderle en cualquier momento.
Después de clases se dejó caer en el piso con la espalda contra la pared, vestía el estúpido uniforme gris de intendente y sus zapatillas de deporte, al fin había terminado de limpiar las áreas que le ordenó su madre. Esperaba con todas sus fuerzas que el señor Olsen se sintiera mejor para volver al trabajo el viernes...
Se lamentó por enésima vez desde que inició su castigo y, demasiado acalorada, bajó la cremallera del uniforme hasta su cintura para luego sacarse las mangas y hacerlas un nudo alrededor de su vientre. Si era honesta consigo misma, prefería recoger basura que atender los pedidos de cerca de ochocientos estudiantes malhumorados al día.
—Lena, al fin te encuentro.
Cuando la ojiverde alzó la mirada, se encontró con Samantha ante ella, misma que le tendía una mano para ayudarla a levantarse, y por pura inercia, Lena miró el raspón en su brazo -descubierto gracias a su camiseta sin mangas- antes de volver a ver a la castaña.
—Te dije que lo sentía —la corredora hizo una mueca—. Creí que habías besado a mi novia.
—¿Por qué demonios besaría a Diana? —Espetó la ojiverde al tiempo que se ponía de pie por sí misma—. Jódete, Samantha, Kara por lo menos me tiraba al piso cuando estábamos cerca del césped.
—En primer lugar —Samantha alzó uno de sus dedos y frunció el entrecejo—, casi veinte personas han tratado de besar a mi novia desde que trabaja en la cafetería, cuatro de ellas lo han logrado. Y en segundo lugar, me abstendré de hacer comentarios.
Lena rodó los ojos y estiró los brazos por encima de su cabeza para que cada hueso de su espalda cayera en su lugar, luego tomó su teléfono ya que este vibró en su bolsillo y vio que le llegó una alerta escolar de Dinah Hansen, donde le pedía a todo el cuerpo estudiantil que se reunieran en la cafetería. Frente a ella, Samantha leía el mismo mensaje.
Sin decir una palabra, ambas caminaron los pocos metros que las separaban de la cafetería y al ingresar al área, pudieron ver cómo la rubia problemática de Luthor High permanecía de pie sobre una de las mesas, misma donde cuatro chicas -dos presumiblemente latinas, una morena y otra de ojos verdes- le hacían señas con las manos y hablaban entre dientes para tratar de convencerla de bajar de allí.
—Escuchen bien, malditos ineptos —espetó la rubia al tiempo que se quitaba de encima a la ojiverde que trataba de bajarla de la mesa—. Déjame en paz, Lauren, estoy tratando de dar un comunicado aquí. Bien, estas idiotas de aquí y yo tenemos una banda y vamos a presentarnos en Jane's, por si quieren ir a vernos, que deberían. Hasta aquí mi reporte, váyanse a la...
—Termine esa frase y será una expulsión inmediata —la interrumpió Lillian -que se había colado entre los estudiantes- con los brazos cruzados y voz firme—. Cabello, Jauregui, Hamilton, Hernandez y Hansen, a mi oficina. Ahora.
Dinah se bajó de la mesa con su distintivo porte de diva y caminó tras la directora como si estuviera en una pasarela, en cambio, sus cuatro compañeras de banda se quejaron al unísono y luego de maldecir todos los nombres de la rubia, la siguieron camino a la dirección.
La risa de Diana hizo que Lena y Samantha apartaran la mirada de las cinco chicas y la directora, la chica griega y Kara estaban de pie al lado de ambas y negaban con la cabeza mientras la diversión brillaba en sus ojos. Rápidamente la corredora se colgó del cuello de su novia y empezó a dejar besos repetitivos y castos en sus labios, lo que hizo que Diana le rodeara la cintura con un brazo y sonriera antes de besarla también.
Kara y Lena se aclararon la garganta con torpeza, apartaron la mirada de las chicas y sus mejillas se sonrojaron ante la demostración pública de afecto de Diana y Samantha, no porque fuera algo no apto para un público, más bien porque estaban comiendo enfrente de los pobres...
—Entonces... —inició la rubia con algo de duda, y se quitó la gorra del uniforme para jugar con ella de forma nerviosa—, ¿tal vez quisieras...?
—¿Quieres acompañarme a Jane's? —Lena optó por extender la invitación, y si la sonrisa amplia en el rostro de Kara era una indicación, tomó la decisión correcta—. En plan de amigas, por supuesto.
—Oh, yo... de acuerdo, sí —respondió la rubia sin poder ocultar su emoción—. ¿Estás de acuerdo si paso por ti?
—De acuerdo —concordó la ojiverde sin lograr que su sonrisa disminuyera—. Debería irme, necesito guardar las cosas del intendente y...
—Sí, sí, por supuesto —Kara asintió y luego hizo un gesto de desdén—. Yo debería volver al mostrador.
—De acuerdo —volvió a decir Lena.
—De acuerdo —repitió la rubia.
Ambas se rieron con torpeza y la ojiverde dio un paso al frente para besar de forma breve y casta los labios de Kara, quien a pesar de haber estado esperando un beso durante todo el día, se sorprendió y sonrojó llegado el momento. Luego de aquello, Lena le ofreció una sonrisa cálida y se alejó, sin embargo, se detuvo por un momento al escuchar la voz de Dinah por el pasillo, chillando:
—¡Maldita institución opresora!
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𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]
Fiksi PenggemarDonde Kara tiene un crush enorme en Lena Luthor, la presidenta del Club de Ajedrez, y busca formas ingeniosas de robarle besos cada vez que se topa con ella. ••• Advierto que el contenido de esta obra puede ser controversial debido al tema en que gi...