De regreso a la rutina de clases el lunes siguiente, Lena no pudo evitar tensarse en su lugar cada vez que una rubia pasaba por su costado, solo para dejar salir un suspiro de alivio cuando las chicas se alejaban sin tirarla al piso, besarla o desorientarla.
Las cosas fueron relativamente normales al menos hasta la hora del almuerzo, donde encontró a Sara Lance mirando en su dirección con curiosidad y una pequeña sonrisa en las comisuras de los labios. Para la mente errática de la ojiverde, aquello quería decir de forma inequívoca que la rubia misteriosa era sin duda Sara, miembro del equipo de lucha femenil, suficientemente descarada como para besar chicas de la nada y definitivamente con la fuerza física necesaria para tirarla al piso.
Aunque honestamente, no se necesitaba mucho para tirarla al piso...
De cualquier forma, Lena se puso de pie con expresión seria y caminó con pasos firmes y seguros en dirección a la mesa de Sara. La presunta ladrona de besos.
—¿Adónde vas, Lena? —Cuestionó Diana en un tono alarmado.
—¡Lena! —Casi chilló Samantha al ver que su amiga le daba una bofetada a Sara Lance.
La cafetería se quedó en silencio, y la rubia llevó una de sus manos al lugar lastimado, sus ojos mostraban toda la confusión que sentía, sin embargo, se quedó en silencio al ver la mirada enfurecida que le dirigía la hija de la directora.
—Deja de ir por la vida besándome de la nada y tirándome al piso cada vez que tienes oportunidad —espetó la ojiverde, puntuando su advertencia con un golpe contra la mesa—. No es divertido.
—¿Qué demonios? ¿Por qué iría por la vida besándote de la nada?
—No te hagas la tonta.
—¿Hacerme la tonta? —Sara la observó con incredulidad—. ¡Estoy saliendo con Ava!
Los estudiantes empezaron a murmurar alrededor y las mejillas de Lena se tornaron rojas de forma inmediata, por lo que todo lo que pudo hacer fue lanzar una disculpa entre dientes y salir de la cafetería lo más rápido que sus piernas le permitieron, completamente avergonzada por su arrebato.
Alguien chocó contra ella en el pasillo, y de hecho no prestó mucha atención porque eso sucedía casi siempre por culpa de que uno u otro de los involucrados iba distraído. Sin embargo, pudo sentir que alguien le cubría los ojos desde atrás y que otra persona envolvía su rostro de forma delicada con ambas manos para unir sus bocas.
El sabor a fresa y el olor a frutos rojos inundaron sus sentidos, y era más que evidente que en esa ocasión alguien estaba directamente ayudando a su chica misteriosa, y si bien pudo haber luchado para quitarse de encima las manos que le cubrían los ojos, decidió quedarse quieta y contener el aliento.
En esa ocasión, la rubia la besó un poco más profundo (aunque aún haciendo uso únicamente de sus labios) y cuando se separó, dejó una caricia tierna en su mandíbula antes de murmurar:
—Lamento todos los golpes —con el mismo acento profundo de la vez anterior.
Seguido de eso, la chica se alejó de su rostro y la persona que le había cubierto los ojos también la soltó. Al frente pudo ver la familiar silueta de la chica rubia -definitivamente extranjera- y cuando dio media vuelta, pudo ver a otra chica caminando en dirección opuesta, misma que llevaba puesta una sudadera con capucha.
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𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]
Hayran KurguDonde Kara tiene un crush enorme en Lena Luthor, la presidenta del Club de Ajedrez, y busca formas ingeniosas de robarle besos cada vez que se topa con ella. ••• Advierto que el contenido de esta obra puede ser controversial debido al tema en que gi...