🅾🅲🆃🅾🅶🅴🆂🅸🅼🅾 🆂🅴🆇🆃🅾

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Una semana luego del cumpleaños de Diana, luego de que esta casi matara a su mejor amiga y dejara paralizada a Kara debido a sus gritos histéricos y asqueados -la chica griega también trató de sacar combustible del depósito del Mustang para rociarlo con esta y quemarlo allí mismo-, todo estaba tranquilo y se acercaba el final del ciclo escolar, lo que quería decir que el desfile de beneficencia estaba también muy cerca y debían iniciar con los ensayos liderados por Yamilka.

El desfile siempre era llevado a cabo por los alumnos del último año y era algo voluntario, pero como la madre de Lena era la directora del instituto, bien podía obligar a su hija y sus amigas cercanas a participar, motivo por el que Lena, Kara, Samantha, Diana, Nia y Andrea terminaron metidas en esa cosa, y evidentemente Querl no dejaría a su novia sola en eso, así que se apuntó como voluntario muy a pesar de su ligero pánico escénico. Jack también se apuntó, y junto con él, se sumaron Bartholomew Allen y Raymond Palmer.

Lo que los dejó en diez "voluntarios", lo que dejaba espacio para dos más.

—No lo sé —Lena mordisqueó la tapa de su bolígrafo mientras leía los nombres apuntados con distintos tipos de letra en su cuaderno y frunció el entrecejo—. ¿Ideas?

—Uhm... ¿qué tal Ava? —Ofreció Diana con expresión pensativa—. O Sara.

—Yo opino que la profesora Waldfogel sería perfecta para desfilar —comentó Samantha en un tono bajo. Todos los presentes en el aula de arte miraron a la corredora con idénticas expresiones confusas, por lo que rápidamente dijo—: Era una broma.

—Yamilka, ¿por qué no te nos unes? —Cuestionó Kara hacia la chica rusa.

—Eh... Kara, Yamilka es rusa —le recordó la ojiverde, y cuando su novia la miró sin comprender a qué demonios se refería, añadió en voz baja—: Rusa de Rusia, Kara. Rusia es como el peor lugar para la comunidad LGBT+, y ese es justamente el tema de la colección que lanzará la señora Arias.

—Ah, ¿así que estamos siendo xenófobas ahora? —Yamilka alzó una ceja y jugó distraídamente con el bolígrafo entre sus dedos—. No lo esperaba de alguien que asiste a Luthor High.

—No, me refiero a que...

—Antes de que continúes con tu perorata —la chica rubia interrumpió a Lena de forma abrupta—, ¿necesito decir que si fuera homófoba ni siquiera estaría aquí?

—Lo siento, asumí que eras... ya sabes —la ojiverde bajó la voz como si se tratara de un tema prohibido y luego dijo—: Uhm, heterosexual.

—Qué asco —expresó Yamilka con una mueca—. Créeme, cambiaría una noche de sexo alucinante con Henry Cavill por una cita con tu mejor amiga.

Diana se sonrojó profundamente ante el comentario y se cubrió las mejillas con las manos para ocultar su vergüenza, sin embargo, eso no detuvo los coros de bulas y los sonidos de algo quemándose, pero lo más extraño de todo fue que Samantha se quedó en silencio y en lugar de saltar con expresión furiosa hacia el cuello de Yamilka, se encontró haciendo burla y riéndose de la expresión avergonzada de su novia.

Una vez que las risas y las burlas cesaron, Yamilka se colocó de pie y se acercó hacia el anaquel con tacones y botas también con plataformas tal vez demasiado altas para la seguridad de los tobillos de cualquier persona, entonces se quitó las zapatillas de deporte y tomó un par de botas para ponérselas y empezar a atar las agujetas, por lo que los otros siguieron su ejemplo y cambiaron su calzado cómodo por el elementos de tortura que deberían usar en el desfile.

Casi todos eligieron las botas, porque si bien los tacones de estas eran más altos, eran más gruesos y se veían más estables.

—Oh, mis pequeños aprendices —la chica rusa dejó salir una risa escueta y luego murmuró—: De todos modos deberán aprender a caminar en tacones de aguja.

Todos ayudaron a agrupar tarimas de madera -sin quitarse las botas monstruosamente altas- y despejaron el aula lo mejor posible antes de que la modelo profesional subiera con movimientos elegantes y haciendo un uso fantástico de las botas enormes, entonces Yamilka cuadró los hombros, adquirió una expresión cuidadosamente neutra y relajó los brazos a sus costados antes de empezar a recorrer las tarimas con la barbilla elevada y la mirada puesta en el horizonte, sin desviar sus ojos hacia el suelo de madera bajo sus pies.

Los voluntarios miraron con expresiones idénticas de asombro la forma en que la modelo caminó sin dudar sobre la plataforma no tan estable, y cuando terminó su recorrido, Yamilka señaló distraídamente a Querl, Lena y Diana.

—Su turno. Según la lista entregada por la directora, Querl y Nia irán de púrpura, Kara y Lena de azul, Diana y Samantha de verde, Jack y Andrea de amarillo, Barry y Raymond de naranja, y solo falta alguien para que vaya conmigo de color rojo, pero eso podemos verlo unos días después —comentó la chica rusa de forma distraída—. En fin, Lena, Diana y Querl, quiero verlos desfilar.

Los tres subieron a las tarimas con torpeza -Kara se había acercado a su novia para besarla en la boca a modo de una deseo de suerte- y tragaron saliva forzosamente antes de sonreír con los dientes apretados, por lo que Yamilka hizo sonar un silbato y todos allí se cubrieron los oídos ante el horrible sonido.

—Mierda, ¿qué te sucede? —Espetó Lena con el entrecejo fruncido.

—Los modelos no sonríen, no sean imbéciles —zanjó la chica rusa—. Quiero ver sus caminatas.

Diana empezó con pasos tranquilos y cortos para mantener el equilibrio, pero cuando estuvo cerca del borde de las tarimas, se tambaleó y cayó de culo al piso, y Lena, que iba siguiéndola de cerca, tropezó de tal forma que se cayó de encima de las plataformas no sin antes haber tratado de sujetarse del brazo de Querl, que también terminó en el piso porque perdió el equilibrio.

—Mierda —masculló Yamilka—. Esto será más díficil de lo que pensé. Son unos idiotas.

𝑺𝒕𝒐𝒍𝒆𝒏 𝒌𝒊𝒔𝒔𝒆𝒔 [𝑺𝒖𝒑𝒆𝒓𝒄𝒐𝒓𝒑]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora