Capítulo 3

3K 277 50
                                    

Porfa ténganle paciencia a Perséfone, es y será un poco castrosa, pero es parte fundamental para el desarrollo del personaje. (Aviso porque la van a odiar jsjsjs)


Eros en multimedia.

—Theo –forcé una sonrisa.— cuanto tiempo –él ladeó la cabeza mirándome a los ojos.

—Sí, demasiado. Me quedé esperando tu llamada después de que me follaras en el cuarto de tu hermano –apreté los labios.— lindo cabello, por cierto, casi ni te reconozco.

—Yo no prometí llamarte –susurré. No me gustaba socializar con mis juguetes, sí, así les llamaba a ellos.

—Debiste hacerlo –se acercó a mi.— ¿irás a la fiesta de Dylan este fin de semana?

—¿Dylan organizó una fiesta? –fruncí el ceño.— no sabía...

—Sus padres están de viaje y quiere celebrarlo, todos en la escuela lo saben, lo envío por mensaje –mostró el mensaje en su celular.—menos que tú seas la única a la que no invitó –dijo con saña.

—No puede ser que haga una fiesta y no me invite, ¿quién demonios se cree?

—Quizás esté resentido porque a él tampoco lo llamaste después de follar –dijo divertido.

—No tengo ningún compromiso con ninguno y fui muy clara, era solo sexo y ya, ¿para qué llamarlos después de? –me crucé de brazos.— cuando ustedes se lo hacen a las chicas esta bien, pero cuando lo hacen ellas es el fin del mundo –él rió.

—Yo no tengo problema, cariño –dijo tranquilo.— y quizás a Dylan se le olvidó mandarte el mensaje –giré los ojos.

—De todas formas no creo que vaya, me iré de vacaciones al pueblo de mis padres –Theo empezó a reír como loco.

—¿Me estás diciendo que la gran Perséfone Migliore se irá a pasar el verano a un pueblucho en America? Si los demás se enteran...

—Los demás no se van a enterar porque si les dices te voy a cortar la legua y me la voy a comer –dije seria. Él levantó las manos en señal de rendición.

—Tranquila fiera, no me meteré en tus asuntos –me miró con diversión.— aunque si estoy dispuesto a meterme entre tus piernas –fruncí el ceño.

—Con cada palabra que dices te alejas más de lograrlo –lo miré.— fue un placer verte, pero me tengo que ir.

No dejé que emitiera palabra y salí prácticamente huyendo lejos de él. Cuando se lo proponía Theo lograba ser muy intenso.

Me divertía con los chicos, sí, al igual que ellos conmigo, no quería nada serio con ellos y el sentimiento era mutuo (al menos con alguno). Pero no recordaba que alguno de ellos me dijera algún cumplido que no fuera sobre mi físico o la manera en la que follo, nunca me han dicho que parezco interesante y jamás me han preguntado sobre mis gustos personales, admito que he creado un barrera para que nadie cruce mis muros, pero apreciaría que lo intentaran, que no creyeran que solo bastaba un rostro bonito y un buen físico para conquistarme, no, esos atributos solo me servían para una noche y nada mas.

Pero nunca lo admitiría en voz alta, y mucho menos lo demostraría.

Mis sentimientos siempre deben estar cerrados bajo llave, no permitiré que nadie me vea vulnerable, eso es una debilidad demasiado grande y patética.





(...)



Luego de deshacerme de Theo fui a parar a una cafetería, no quería llegar a mi casa y enfrentarme a la furia de mi padre. Así que esperé a que anocheciera para poder irme, rezaba para que Artemisa se lo llevara a la cama y lo distrajera mientras yo entraba a la casa.

Granate Donde viven las historias. Descúbrelo ahora