Capítulo 2

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Porfa ténganle paciencia a Perséfone, es y será un poco castrosa, pero es parte fundamental para el desarrollo del personaje. (Aviso porque la van a odiar jsjsjs)

Perséfone en multimedia.

(...)





Terminé de secar mi cabello apreciando el nuevo color que adquirió gracias al tinte que me apliqué esta mañana.

Rojo.

Mi cabello no adoptó toda la tonalidad que quería ya que naturalmente era muy oscuro, pero aún así tomó color.

Desde hace un tiempo quería tintármelo ya que a medida que crecía me iba pareciendo más y más a Artemisa, y eso no lo quería. El primer saludo que me daba algún pariente o amigo de la familia era "Wow, que grande estás, eres idéntica a tu madre" y yo haría todo lo que tuviera que hacer para que me dejaran de decir eso.

En cuanto a la pelea de anoche, no he hablado con nadie más que no sea con Ares, honestamente no quería ningún sermón sobre mi comportamiento de anterior, quizás estuvo mal hablarle así a mi padre, pero él se lo buscó al arruinarme la noche, ¿quiere respeto? Pues que sea mutuo. Obviamente han querido venir para hablar conmigo, pero mi respuesta ha sido un rotundo NO.

Sabía que a papá le disgustaba la idea de mi saltando de cama en cama, era algo indebido siendo la hija del Alfa de la manada, esos comentarios dañaban mi imagen tanto como la suya y la de la familia, pero me valía un comino. Desde que entré en la adolescencia mi único objetivo era disfrutar, no planeaba ser la hija perfecta y sobresaliente, para eso estaba Eros.

Y disfrutaba del sexo, siempre que veía un hombre guapo solo pensaba en llevarlo a mi cama y después de eso adiós, no buscaba una relación seria ni mucho menos un amigo con derechos, no quería crear lazos con nadie, solamente buscaba mi propio disfrute. Me gustaba tener el control y dominar a los hombres, siempre caían rendidos a mis pies y hacían todo lo que yo decía, eran sólo marionetas en mis manos las cuales desechaba cuando lograba llegar al éxtasis. Normalmente los hombres suelen ser los que desechan a las mujeres después de una noche apasionada, pero no he conocido al hombre que haga eso conmigo, ¿por qué? Porque soy yo la que los desecha a ellos, no son más que unos juguetes momentáneos.

Me horrorizaba la idea de encontrar a mi mate, eso significaba que mis días de diversión terminaría y tendría que dedicarme totalmente a él, y no, no estaba lista ni quería encontrar al sujeto. De hecho, no sabía si realmente quería encontrarlo. Es decir, el universo te enlaza con una persona random y ya lo amas, desde que lo ves, inmediatamente es el amor de tu vida. Conmigo no será así. Si en algún momento llegara a encontrar a mi mate, este tendrá que luchar por mi, no le voy a dejar las cosas tan fáciles, no voy a ser como Artemisa o la tía Elisa que andan embobadas con sus esposos, él será el que esté embobado por mi.

Aunque le ruego a Dios que nunca ponga a mi mate en mi camino, no voy a renunciar a mi libertad por nadie.

Terminé de secar mi cabello y me vestí con ropa sencilla; un top morado y un short de jean, no tenía planeado salir de casa así que acompañé mi vestuario con unas chanclas del mismo color del top.

Me gustaba variar el estilo de mi ropa, un día vestía como un algodón de azúcar y al otro como si fuera para un funeral. Pero mayormente me gustaba vestir con colores pasteles, eso solía darme un toque "dulce" acompañado de mi rostro angelical. Lo cual era irónico, ya que yo distaba de ser dulce y era todo menos un ángel, pero me gustaba aparentar ser un conejito indefenso. La gente gente que luce inofensiva son peores que los que atacan, y a mi encantaba estar bajo perfil en cuanto a batallas se refiere, nadie creería que esta "niña" era capaz de convertir a las personas en plantas.

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